jueves, 22 de octubre de 2020

El joven con estrabismo





Agnolo Bronzino 

Retrato de un hombre joven 
con un libro
(1550-1560)

Óleo sobre tabla 95 x 74 cm
Metropolitan Museum. Nueva York.


Agnolo Bronzino (1503-1572) fue un refinado pintor florentino encuadrado en la corriente manierista, que cultivó en especial la pintura al fresco y los retratos. Una de sus obras más destacadas son los frescos de la capilla de Leonor Álvarez de Toledo, esposa de Cosme I en el Palazzo Vecchio de Florencia. Discípulo de Pontormo, que consideraba a Bronzino casi como un hijo, juntos realizaron los frescos de la capilla Capponi en la iglesia de Sta. Felicita. Tras el fallecimiento de su maestro, Bronzino terminó los frescos que decoran la iglesia de S. Lorenzo, en Florencia.  

En otra entrada del blog nos hemos referido a una de sus obras El Triunfo del Amor (o el triunfo de Venus), en la que aparece una alegoría de la sífilis



Bronzino: El paso del Mar Rojo. Fresco de la capilla de Leonor de Toledo.
Palazzo Vecchio. Florencia.


Hay pocos pintores manieristas que puedan rivalizar con Agnolo Bronzino en el campo del retrato. Sus figuras son elegantes y estilizadas, y conservan su personalidad intacta, realizando un estudio psicológico y transmitiéndonos su alma intacta. 

Lo cierto es que todavía desconocemos a ciencia cierta quién era el joven que retrató en esta ocasión. Sin duda es un personaje muy interesante, que parece mirar atentamente y con aplomo al espectador desde el otro lado del cuadro. 

Bronzino le representa de tres cuartos (a medio camino entre la postura de perfil y la frontal), pero con el rostro vuelto hacia nosotros para observarnos, muy serio (con un solo ojo, porque es un poco estrábico). A pesar de su juventud, la seguridad que transmite es tal que cuesta sostenerle la estrábica mirada. Es innegable que padece un estrabismo divergente. 

En esa época, Bronzino alternaba con bastantes literatos y no sería raro que este fuese uno de sus amigos intelectuales. Las manos son un prodigio, tanto la que sujeta el libro, introduciendo el dedo entre las páginas para no perder el pasaje, como la que apoya en la cintura con los dos dedos del centro unidos y los de los extremos separados, para crear un bello contraste con el jubón de terciopelo negro. Sin embargo, no son las manos lánguidas de un joven rico y ocioso, sino que tienen fuerza. Transmiten una tensión tal vez más mental que física, y nos recuerdan las manos de quien ejercita su cerebro a diario. 



Detalle de los ojos estrábicos del joven retratado. 


Podríamos hablar mucho de otros detalles de la obra, como los variados tonos de negro y reflejos del jubón y el sombrero, con los delicados apliques dorados; del contraste de colores o de la composición que consigue alargar las dimensiones de la estancia en diagonal, pero desde el punto de vista médico lo que nos llama más la atención es su evidente estrabismo. 

Las dos máscaras de la silla y la mesa, son símbolos habituales del disfraz y el teatro, y podrían aludir al las aficiones literarias del muchacho. 


Bronzino: 






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