martes, 18 de junio de 2019

Abejas y avispas (I)







Antoni Gaudí i Cornet

Remate del estandarte 
de la cooperativa 
"La obrera Mataronense"
(1884)

Bronze moldeado
Museo de Mataró    




Antoni Gaudí i Cornet (1852-1923) fue un arquitecto y escultor catalán, sin duda uno de los principales referentes del Modernismo, autor de obras tan emblemáticas como destacan La Sagrada Familia, park Güell, la Pedrera o la Casa Batlló. 

La nave de La Cooperativa mataronense.
Actualmente alberga la colección Bassat de pintura. Mataró. 


Una de sus primeras obras fue una fábrica, la Cooperativa mataronense, en la que ya puso en práctica la bóveda parabólica que se convertiría en una de las señas de identidad en sus obras posteriores. Gaudí también diseñó el remate del estandarte de la fábrica, para el que tomó a una laboriosa abeja, como símbolo del trabajo. 


         Salvador Dalí: Sueño causado por el vuelo
      de una abeja alrededor de una granada
    un segundo antes del despertar
(1944)
Óleo sobre tabla. 51 x 41 cm.

Museo Thyssen-Bornesmisza. Madrid.

Abajo, detalle de la abeja y la granada.




Las abejas y avispas están de cierta actualidad. Recientemente las noticias recogían el caso de la muerte de un hombre a consecuencia de picaduras múltiples de abejas (16 junio de 2019). El hombre, de 75 años fue atacado por un enjambre en las cercanías de Pazo de Doncos (Galicia) y a consecuencia de las numerosas picaduras sufrió un paro cardiorrespiratorio, que no pudo superar. 

Una muerte similar a la que se atribuía al mítico faraón Menes, fundador de Egipto, aunque en su caso no están muy claras las circunstancias que rodearon a su muerte. 


Uno de los títulos del faraón era "el de la caña y la abeja"

De hecho las abejas ocuparon un papel muy importante en la civilización egipcia. Uno de los títulos del faraón era "el de la caña y la abeja" en referencia al Alto y Bajo Egipto. En este caso, la abeja es la representante del Bajo Egipto (el Norte) mientras que la caña lo es del Alto Egipto (el Sur). Este título aparece desde periodos muy tempranos.

La abeja fue también el emblema de la diosa Neith en la ciudad de Sais. De hecho su templo local se denominaba “La Casa de la Abeja”. Por otro lado es evidente la importancia de las abejas en el culto al dios Min, ya que algunos de sus sacerdotes llevan títulos relacionados con la miel y las abejas.



Una escena de apicultura. Tumba de Pa-ba-se. Luxor
Las abejas eran consideradas las lágrimas del dios Ra o Rê (papiro de Bulak III) y numerosos relieves y pinturas nos recuerdan la gran extensión que tenía la práctica de la apicultura, una actividad que se desarrolló desde la época predinàstica y de la que tenemos numerosos testimonios: los egipcios hacían colmenas de barro cocido con doble entrada para poder recolectar la miel de forma más tranquila, practicaron ampliamente la apicultura migratoria moviendo sus colmenas en barcas, y ya desde la Primera Dinastía, existía el cargo oficial de Sellador de la Miel. La miel no era solamente usada para la alimentación, sino que tenía numerosos usos terapéuticos, como en la el cuidado de llagas y heridas. 

Abeja bordada con hilo de oro
en la capa de Napoleón
También hay menciones a las abejas y a la miel entre los babilonios. En la epopeya de Gilgamesh se menciona a la miel como un alimento tan digno que "el regalo de la miel es similar a la vida eterna del Gran Uruk".

En tiempos más modernos, las abejas han formado parte de diversos emblemas como el del papa Urbano VIII (de la familia Barberini) o el de Napoleón Bonaparte, que buscó en este insecto un símbolo de labioriosidad y progreso para sustituir la flor de lis borbónica. La capa que usó en su coronación estaba repleta de abejas bordadas. 

Disco de Oro etrusco, con las abejas, 700-600 AC.
Colección del Nasher Museum of Art (Universidad de Duke).

No hay que confundir a las abejas con las avispas. Aunque ambas son himenópteros tienen características muy distintas. Las abejas se alimentan del néctar de las flores y de los productos que elaboran con él, mientras que las avispas son omnívoras. Como las abejas se dedican a recolectar polen su cuerpo está recubierto de abundante pilosidad; el de las avispas es liso. Algunas especies de avispas incluso devoran a las abejas. Por eso, la invasión de las avispas asiáticas Vespa velutina que sufre nuestro país está diezmando la población de abejas y dibuja un preocupante futuro, dada la importancia que tienen las abejas en nuestro ecosistema. 


Vespa velutina
Tanto abejas como avispas (incluyendo también a Vespa velutina) están dotadas de un aguijón para su defensa, y pueden producir picaduras a los humanos, aunque de características bastante diferentes. El aguijón de las avispas es liso, por lo que una vez que han picado pueden extraerlo con facilidad y volver a picar varias veces; sin embargo el de las abejas es aserrado (en forma de arpón) y eso hace que no lo puedan extraer del interior de la piel una vez clavado, sin producir desgarros en su abdomen. Por ese motivo, la abeja sólo puede picar una sola vez y generalmente muere al hacerlo. 


En otra entrada comentaremos algunos aspectos de los tóxicos de los himenópteros y de otros problemas que pueden causar a los humanos. 









No hay comentarios: