jueves, 16 de agosto de 2018

La pasión y muerte de Cristo en el arte gótico.







Aloi de Montbrai

Cristo yacente

Escultura en alabastro policromado
Basílica de Sant Feliu. Girona. 



En una entrada anterior hemos visto como la representación de Cristo en la cruz evolucionaba desde la impasibilidad de los cristos románicos a una mayor humanización y finalmente la aparición del sufrimiento en los crucifijos góticos, en parte motivado por la cotidaneidad del dolor y de la muerte como consecuencia de la epidemia de Peste Negra a partir de 1348.



Interior de la catedral de León.
En el arte gótico, las vidrieras sustituyen a los frescos de la etapa románica


Además la tipología de las iglesias también había cambiado. Las iglesias románicas eran herederas de las técnicas constructivas romanas (bóveda y arco de medio punto). Sus paredes eran muy gruesas, para resistir la presión de la bóveda y tenían muchos elementos tomados de las antiguas basílicas romanas, los edificios destinados a impartir justicia. El resultado era una iglesia lúgubre y tenebrosa, con ventanas pequeñas que casi no filtraban la luz exterior. El muro, macizo e impenetrable, era necesario para soportar la presión de las bóvedas. Solía pintarse con frescos ilustrativos con relatos evangélicos o hagiográfico. Como que las imágenes ya estaban en las paredes, las esculturas de bulto redondo no abundaban. 


Interior de la catedral de Reims.
La luz, protagonista del nuevo ambiente
de las iglesias góticas
En el gótico, se introdujeron nuevas técnicas constructivas como los contrafuertes y los arbotantes que permitían soportar mejor el peso de las bóvedas e incrementar la altura total del edificio. Con estos elementos las paredes dejan de ser importantes y se abren grandes ventanales que permiten una mayor cantidad de luz. Las técnicas de vidriería permiten  revestir estos ventanales con vidrieras de colores, especialmente en los países soleados del sur. La vidriera toma el relato hagiográfico que antes ocupaban los muros. En algunas iglesias góticas, como en la Sainte Chapelle de París, las vidrieras ocupan casi la totalidad de la iglesia, y la luz multicolor que se filtra por ellas crea un ambiente irreal, como una antesala del cielo. Todo esto también entronca con una nueva filosofía, la teología de la luz, que podría resumirse en la frase: Ego sum lux mundi.  Cristo es la luz, que ilumina el mundo; y su iglesia también se inunda de luz. Santo Tomás de Aquino retoma este concepto como la "claritas", la claridad. La luz pasa a ser un sinónimo de santidad. El Redentor y los santos irradian luz, lo que se representa con un nimbo, un halo luminoso rodeando su cabeza, iconografía que persistirá en estilos sucesivos. 

A partir del estilo gótico, el nimbo de luz alrededor
de la cabeza permite la identificación de Jesús
y de los santos: La luz como sinónimo de santidad.
Fra Angelico. Noli me tangere.
Convento de S. Marco, Florencia
 
 En estas nuevas iglesias góticas, las tallas escultóricas y los retablos toman un nuevo valor. Abundan más que en la época románica y como ya hemos visto, transforman su lectura. La Virgen, casi siempre hierática y sentada en el románico (como representación del trono de sabiduría) aparece ahora de pie y más sonriente, con el grácil talle de la moda femenina del momento. A finales del gótico la humanización de las figuras sagradas es cada vez mayor, y el Niño Jesús aparece como un niño juguetón y hasta travieso. Ya hemos visto la transformación de los crucifijos, que muestran cada vez más un semblante dolorido. 

Anónimo alemán (1410 circa) Escultura en piedra policromada.
Museo Nacional de Escultura. Valladolid.
En la época gótica aparecen también otras imágenes alusivas a la muerte de Cristo. Una de las más conocidas es la Piedad: María con el cadáver de su hijo en el regazo. Algunas de estas imágenes, sobre todo las más primitivas, muestran el cadáver de Cristo a una escala mucho más pequeña de lo que sería de esperar. Esto tampoco cuadra con la regla de representar el personaje principal a un tamaño mayor, ya que en este caso, el cuerpo divino de Cristo tendría que ser mayor que el de su Madre. Tal vez la explicación nos la da San Buenaventura, cuando comenta que, teniendo al cadáver de su Hijo en su regazo, se acordaba de cuando tenía en él a Jesús Niño.

Jaume Huguet: Sant Enterro. MNAC. 

Otra iconografía que aparece en el arte gótico es la representación del entierro de Cristo. Tanto si se trata de un grupo escultórico como de una pintura, el cortejo fúnebre da claras muestras de dolor y de llanto. Algo que en la época románica apenas si es esbozado. En cualquier caso constituye un interesante documento de como debían ser los entierros en la época. 

Varón de Dolores, surgiendo del sepulcro,
rodeado de los "improperios" de la pasión


El Varón de Dolores es una imagen que aparece durante el s. XV y es muy característica de este período. Es la imagen de Jesús surgiendo de la tumba, con todos los atributos de su Pasión. De pie en medio del sepulcro, semidesnudo y coronado siempre con la corona de espinas, mostrando las heridas que le infligieron durante la Pasión y muy especialmente las heridas de los clavos y la de la lanza en el costado. Suele acompañarse de la representación de los instrumentos con los que fue torturado, conocidos con el nombre de improperios. 

Cruz de improperios, con la
representación de todos los tormentos
 a los que fue sometido Jesús
durante su Pasión
La imagen de la cruz de improperios, en la que se aluden a todas las torturas y vejaciones que sufrió Cristo durante su Pasión es también una creación de finales de la Edad Media y puede considerarse una variante de la anterior. No faltan ahí iconos como el gallo de San Pedro, los dados que sirvieron para sortear sus vestidos entre la soldadesca, el flagelo, la columna a la que fue atado, la corona de espinas, la lanza que le atravesó el costado y por supuesto la ya omnipresente corona de espinas. Incluso a veces se representan las manos o puños de los que le hirieron o el esputo humillante de los sayones. Un completo catálogo de las imágenes de los tormentos, destinado a exaltar la compasión popular. Era frecuente que estas cruces fuesen propiedad de las cofradías que las sacaban en procesión durante las celebraciones de Semana Santa. 

Anónimo valenciano: Varón de Dolores. s. XV


Bibliografía 

Gélis, J. Le corps, l’Église et le sacré. In: Corbin A, Courtine J-J, Vigarello G. Histoire du corps. Paris: Seuil, 2005 (pp. 23-25)


Guerry, L.  Le Thème du triomphe de la mart dans lart italienParis 1950

Guerry, L. Signification des changements morphologiques d'un theme iconographique. Le triomphe de la mort dans la peinture italienne, In: Etudes d'artArgel Num. 11-12, 1955-1956 (pp. 113-115)

No hay comentarios: