Esta inusual vista aérea de un quirófano fue pintada por LeRoy Neiman, por encargo del Dr. Dietrich del Arizona Hearth Institute. LeRoy Neiman (1921- 2012) fue uno de los grandes pintores norteamericanos contemporáneos. Practicó un arte expresionista y lleno de color, representando a músicos, atletas y acontecimientos deportivos como los Juegos Olímpicos de Munich (1972) y Montreal (1976). Su obra figura en museos como el Smithsonian, Whithney Museum, Brooklyn Museum, Museum of Fine Arts (Boston), L'Hermitage (Rusia), Wadham College (Oxford).
LeRoy Neiman: Cirugía a corazón abierto (detalle) |
La pintura que hoy comentamos plasma un tema completamente diferente a los que LeRoy Neiman solía pintar. Aquí se representa un quirófano durante una operación cardíaca, a corazón abierto, en una inusual vista aérea. El campo operatorio está sucintamente representado por una mancha roja. Un cirujano realiza la operación con la colaboración de dos ayudantes (un varón, frente a él y una mujer a su lado). Una enfermera les va entregando el instrumental preciso. A la derecha, un anestesista se apoya en una máquina mientras observa atento, el desarrollo de la intervención. A la izquierda, un individuo está filmando la intervención (con las cámaras que se usaban en los años 80, hoy en desuso). Al fondo, una enfermera habla por teléfono al lado del perfusionista, que está manipulando la bomba de circulación extracorpórea. Todos llevan batas de color verde y gorros del mismo color excepto la cirujana y la enfermera instrumentista que llevan gorros de flores.
Actualmente el color de las batas que se usan en la mayoría de quirófanos suele ser el verde o el azul. Aunque no siempre ha sido así.
En la Edad Media, especialmente a partir de la epidemia de Peste Negra del s. XIV, los cirujanos solían vestir ropas oscuras para que la suciedad fuese menos visible en su indumentaria. Pero el color negro se asociaba con la muerte, lo que no solía contribuír a tranquilizar al paciente.
En el s. XIX y en las primeras décadas del s. XX, las batas de médicos y enfermeras en los hospitales eran siempre de un blanco inmaculado, como símbolo de limpieza. El color blanco también se usaba en los quirófanos. El uso de batas limpias mejoró las condiciones de higiene y redujo las tasas de mortalidad durante los post-operatorios. Los avances de la Microbiología subrayó la necesidad de asepsia durante las actuaciones médicas y especialmente en las intervenciones quirúrgicas. Este color se asociaba también con pureza, bondad, virginidad y limpieza, cualidades que transmitían tranquilidad y calma al paciente. En algunas pinturas que ya hemos comentado podemos observar que las batas blancas se usaron habitualmente en los quirófanos hasta la década de los años 30.
Emma Cano: Retablo (de la serie Luz en Hipocratia). (Ilustración enviada por Rosa Taberner vía Twitter) |
Sin embargo, el color rojo de la sangre salpicaba las vestiduras de los cirujanos y su llamativo contraste sobre el blanco daba un aspecto cruento, parecido a una carnicería.
Alrededor de 1941, un cirujano propuso que las batas de quirófano fueran de color verde espinaca. El color verde es el complementario al rojo y por lo tanto las manchas de sangre son menos visibles. El color oscuro que suele dejar la sangre sobre el color verde es mucho más discreto. La idea hizo fortuna y el color verde se incorporó a los quirófanos de todo el mundo: el efecto menos llamativo de las manchas de sangre disminuía el nerviosismo en caso de hemorragia e incluso se evitaban algunos desmayos en los asistentes menos experimentados.
Al final de la II Guerra Mundial el cambio sufrido en la iluminación de los quirófanos hizo aconsejable usar un verde más claro. Algunas décadas más tarde también se adoptó el color azul en algunos hospitales. En las últimas décadas también pueden verse otros colores en los ámbitos quirúrgicos, como el azul o el gris, o incluso estampados, con parecido resultado al verde.
Al final de la II Guerra Mundial el cambio sufrido en la iluminación de los quirófanos hizo aconsejable usar un verde más claro. Algunas décadas más tarde también se adoptó el color azul en algunos hospitales. En las últimas décadas también pueden verse otros colores en los ámbitos quirúrgicos, como el azul o el gris, o incluso estampados, con parecido resultado al verde.
Pero ¿qué son los colores complementarios? La teoría de los colores fue ya expuesta por Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), que la representó en la llamada "rueda de los colores". En este círculo se disponen los colores como en un arco iris. Cada color tiene en frente, diametralmente opuesto, a su complementario. Esta representación ordenada de colores se usa en muchos campos: pintura, tintorería, artes gráficas, diseño industrial... y se aplica a nuestro sistema visual.
En efecto, nuestro cerebro interpreta los colores según su relación con otros. Saturado por un color, es sobre todo receptivo a su complementario. Mirando el campo operatorio verde, a las batas verdes de sus colegas, al verde de la pared del quirófano, el cirujano está más atento a los detalles del cuerpo humano, a los rojos y rosados de los órganos durante la operación.
El blanco, en cambio, es un color a evitar. No solamente por su escandaloso contraste o por la posibilidad de mareos y lipotimias, sino porque también puede producir ilusiones ópticas. Si miramos fijamente durante algunas decenas de segundos un color rojo intenso y luego dirigimos la vista a una superficie blanca podremos ver unos fantasmagóricos puntos verdes. Una ilusión óptica que puede distraer sin duda al cirujano.
Bibliografía
Belkin NL. Surgical scrubs-where we were, where we are going. Todays Surg Nurse 1998; Mar-Apr;20(2):28-34
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