martes, 21 de febrero de 2017

Daniel Turner, el cirujano que escribió el primer texto de Dermatología





Daniel Turner 

Treatise of Diseases 
incident to the skin
(1714) 

Frontispicio del libro con un retrato del autor 
Universidad de Yale



  Daniel Turner (1667-1741) fue uno de los primeros tratadistas que dedicaron un libro a las enfermedades de la piel. Era natural de Londres, e inició su carrera como cirujano barbero. En aquel tiempo, los cirujanos no eran médicos, y su formación intelectual era mucho menor, considerándose de rango inferior y destinados a pequeños trabajos manuales. Fue por este motivo que Turner, posteriormente, decidió ascender en la escala social, licenciándose en Medicina, al parecer de forma algo irregular.

     Tal vez fuera por esta deficiente formación intelectual que Turner no estuviera versado en lengua latina, el idioma universalmente reconocido como vehículo de información científica en aquel tiempo. Lo cierto es que su obra, De morbis cutaneis. A treatise of diseases incident to the skin, se publicó en 1714 en inglés, contrariamente a los usos de la época. Es por eso que a Turner se le considera, en cierto modo, el precursor de la dermatología británica.

     El libro de Turner alcanzó gran predicamento entre sus coetáneos, difundiéndose ampliamente tanto en Europa como en las colonias norteamericanas. Sus 5 ediciones inglesas, y su traducción al francés (1743) y al alemán (1766) dan fe de ello. Además Turner escribió un tratado sobre lúes, titulado  Syphilis, a practical dissertation on the venereal diseases en 1717 y otro sobre cirugía, Art of surgery, en el que hay una buena parte dedicada a enfermedades dermatológicas, y que en aquel tiempo eran englobadas en buena parte en la Cirugía. Nadie como Turner, que fue cirujano durante un buen período de su vida, para exponer estos temas, cosa que realiza con un lenguaje fácil, llano y ameno, salpicado de experiencias personales.


Otro de los libros de Turner: The Art of Surgery (1741)

   La clasificación de las dermatosis en la obra de Turner sigue estrictamente la división galénica clásica: enfermedades generalizadas de la piel, que considera originadas por causas internas humorales, y enfermedades localizadas en algún punto del tegumento.

     La obra de Turner es eminentemente práctica y vinculada a su experiencia personal, como corresponde a un antiguo cirujano barbero. A diferencia de otros autores que solamente citan obras de clásicos como Galeno o Hipócrates, Turner expone con sencillez lo que ha visto con sus propios ojos. Lejos del ampuloso y pedantesco estilo académico, su exposición es coloquial y clara. Cabe destacar que incorpora por primera vez una pequeña introducción sobre histología de la piel basada en las observaciones microscópicas de William Cowper (1766-1709). A pesar de ser rudimentaria y plagada de inexactitudes, hay que destacar que es la primera vez que una descripción así se usó en la introducción de un texto dermatológico.

    En cuanto a los tratamientos propuestos, se basan siempre en la práctica de sangrías y de purgas, insistiendo constantemente en que "hay que preparar al organismo" antes de realizar el tratamiento tópico, ya que de lo contrario se incurría en peligro de muerte. Otra constante terapéutica era la administración de mercurio, tópico o sistémico, hasta conseguir la hipersialia típica de la intoxicación mercurial.


Bibliografía

Sierra X. Historia de la Dermatología. Barcelona, Mra 1994

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