lunes, 18 de abril de 2016

Las gafas de San Jerónimo






 Jaume Ferrer

Retablo de San Jerónimo, San Martín y San Sebastián 
(1450 circa)

Temple, relieves de estuco y dorados

 con pan de oro sobre madera

Museu Nacional d'Art de Catalunya. Barcelona. 




El retablo de San Jerónimo, San Martín y San Sebastián es obra de Jaume Ferrer, un pintor gótico del que podemos documentar su actividad en Lleida entre 1430 y 1461. 

San Jerónimo, (su nombre significa "el que tiene un nombre sagrado") nació en Dalmacia en el año 342. Estudió latín en Roma con Donato, un pagano que era el más famoso profesor de su tiempo. Jerónimo llegó a ser un gran latinista y muy buen conocedor del griego y de otros idiomas, aunque era poco ducho en libros espirituales y religiosos. Pasaba horas y días leyendo y aprendiendo de memoria a los grandes clásicos, tanto latinos (Cicerón, Virgilio, Horacio y Tácito), como griegos (Homero, Platón). 

Para hacer penitencia por sus pecados de sensualidad y orgullo, Jerónimo se retiró al desierto, donde ayunaba y rezaba mientras se mortificaba golpeándose el pecho con una piedra. 


San Jerónimo. Obsérvese que también en esta pintura
aparecen unas gafas colgadas en su escritorio, bajo su mano derecha.
Fresco de Botticelli. Iglesia de Ognisanti. Florencia. 



Cuando volvió a la ciudad, el Papa San Dámaso impresionado por su gran cultura, lo nombró cardenal  y lo hizo su secretario, encargándole la redacción de las cartas del Pontífice. Más tarde le encargó la versión latina de la Biblia. Jerónimo, que escribía con gran elegancia, tradujo al latín toda la Biblia, y esa traducción llamada "Vulgata" (El nombre deriva de Editio Vulgata, edición para el pueblo, ya que había sido hecha para que el vulgo la entendiera) fue la Biblia oficial de la Iglesia Católica durante 1500 años. Pero sus importantes cargos en Roma y la dureza con la que afeaba ciertos defectos de las clases altas le granjearon muchas enemistades, por lo que se fue a vivir a Belén, instalándose en la gruta donde según la tradición nació Jesús, hasta su muerte. 


Detalle del retablo de Jaume Ferrer: la mano con guantes rojos de cardenal y múltiples anillos sostiene una pluma. A la izquierda, un cuchillo para sacarle punta. En el centro, las lentes, atributo característico del santo.


En este retablo, el santo figura con todos los atributos que permiten su identificación. Así, va vestido con el hábito rojo de cardenal, ya que ostentaba esta dignidad (aunque la púrpura cardenalicia se comenzó a usar como distintivo de los príncipes de la Iglesia mucho más tarde). También lleva guantes rojos con anillos y se cubre con el capelo característico del cardenalato, con largas borlas que penden hasta el suelo. Con su mano izquierda sostiene una maqueta de iglesia, ya que es considerado uno de los Padres de la Iglesia y por tanto, figuradamente, contribuyó a "edificar" la institución. A sus pies tiene el león que según la leyenda le acompañó durante su vida eremítica en el desierto. Como que Jerónimo era un gran intelectual, y traductor de la Biblia, se le representa en un scriptorium, rodeado de libros y pergaminos, y sostiene en su mano un cálamo para escribir. En el escritorio podemos ver también un cuchillo (para afilar la pluma), un tintero, una bolsa de serrín para secar la tinta fresca y unas antiparras, especie de gafas primitivas sin patilla, que se sostenían en el puente de la nariz. 



En la fachada de la iglesia de Santa María la Mayor, de Pontevedra,
tambien aparece un San Jerónimo con gafas. 



No se sabe muy bien quien fue el inventor de las gafas, aunque parece ser que fue un maestro vidriero de Pisa a finales del s. XIII (Se ha señalado sobre todo a Alessandro Spina o a Salvino Armato). Su uso se difundió en el s. XIV y XV, y al ser redondas y no muy grandes se les dió el nombre de lentejas de cristal (lenticchie, en italiano) de donde derivó la denominación de lentes. 



Georges de la Tour: San Jerónimo leyendo una carta. Museo del Prado, Madrid. 


Para señalar las cualidades intelectuales de San Jerónimo (y también la avanzada edad a la que murió) se le suele representar frecuentemente provisto de estas antiparras, como podemos ver en los diversos ejemplos que aportamos aquí. 



Ribalta: San Jerónimo. Obsérvese que lleva las gafas colgadas al cuello.
MNAC,  Barcelona.


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