jueves, 31 de enero de 2019

Cangrejos y enfermedad (I): Cáncer






Mela Muter

Bodegón con cangrejos

Óleo sobre lienzo 
Krzysztof Musial /Galeria aTAK
Varsovia




Mela Muter (1876-1967), apócope de Mela Mutermilch, fue una pintora polaca nacionalizada francesa encuadrada en las vanguardias polacas. Muy vinculada con Barcelona y Girona, donde residió durante un tiempo, participó activamente en la vida cultural catalana, relacionándose con personajes como Celso Lagar, Xavier Monsalvatge o Manolo Hugué. Recientemente el Museu d'Art de Girona le ha dedicado una exposición, donde he tenido oportunidad de admirar este bodegón con cangrejos, que me ha suscitado esta reflexión sobre los nombres del cáncer, con una etimología derivada de estos crustáceos. 

Ante todo, debemos aclarar que el cáncer no es una enfermedad, sino una manera de denominar a cientos de patologías, con características comunes, pero muy distintas a la vez. Tenemos constancia de que este tipo de males han afectado a la humanidad desde tiempos prehistóricos aunque su incidencia era bastante baja. Esto era debido a que existía una gran mortalidad por otras causas, lo que hacía que el porcentaje de los casos de cáncer fuera relativamente reducido. 


Busto de Hipócrates. British Museum. Londres
Es en Grecia, en los escritos hipocráticos, donde encontramos no sólo las primeras descripciones de estas enfermedades sino también el origen etimológico de la palabra que usamos todavía hoy. En el Corpus Hippocraticum, colección de obras médicas del s. V aC., se mencionan unas lesiones ulcerosas crónicas, a veces induradas, que se desarrollan progresivamente y que se expanden sin control por los tejidos circundantes tomando frecuentemente la forma de las patas de un cangrejo. Su consistencia dura y las prolongaciones en forma de patas motivaron que se les diera el nombre de este crustáceo: καρκίνος (karkinos).  En Roma casi todos los médicos eran griegos y sin duda fueron ellos los que conservando el significado de cangrejo, lo comenzaron a usar en latín: “cancer”, cancri (sin acento). 

A pesar de que llega a nosotros a travès del griego y del latín, la etimología remota del cáncer probablemente viene de más atrás. La raíz indoeuropea kar- (=duro, fuerte) que al sufrir disimilación de la r en n terminó por dar el vocablo cancer, usado para designar tanto al cangrejo, como la enfermedad y la constelación zodiacal. 

Pero ¿Qué entendían los médicos griegos por καρκίνος, o su palabra derivada καρκίνωμα (karkinoma), vocablo compuesto al añadirle el sufijo -ωμα: tumor para un médico griego? Por lo general era una úlcera externa de difícil curación, pero no necesariamente lo que hoy se entiende por una lesión neoplásica. Hemos de señalar que no se han encontrado referencias a lesiones internas designadas con la palabra karkinos


Vincent van Gogh: Cangrejo de espaldas
La doble acepción de la palabra karkinos, usada para describir diferentes úlceras pero también el cáncer, ha sesgado la literatura médica que, cada vez que ha encontrado la palabra cáncer o karkinos en textos médicos de la antigüedad, le atribuye el sentido moderno de cáncer y, por tanto, la condición de precursora en la descripción de diferentes lesiones cancerosas, cuando es probable que se refieran solo a úlceras de difícil tratamiento. 

Aunque en los Aforismos hipocráticos encontramos una interpretación de la ictericia que podría corresponder a un cáncer hepático: 
"Si en la ictericia el hígado se pone duro es mala señal. Si persiste esa ictericia puede ser debida al cáncer (karkinos) o cirrosis hepática, enfermedades ambas que ocasionan endurecimiento y aumento del volumen del hígado" 
Según la teoría humoral, predominante en la época, el cáncer estaba causado por un exceso de bilis negra. 

En otro escrito de Hipócrates, “Sobre las enfermedades de las mujeres” describe el cáncer de mama, usando también el término karkinos
"En las mamas se producen unas tumoraciones duras, de tamaño mayor o menor, que no supuran y que se van haciendo cada vez más duras; después crecen a partir de ellas unos cánceres (karkinos), primero ocultos, los cuales por el hecho de que van a desarrollarse como cánceres (karkinos), tienen una boca rabiosa y todo lo devoran con rabia"

En la Medicina Griega también aparecen otros vocablos que más tarde se relacionarán con el cáncer. Es el caso del oγκος  (onkos), referida al edema o hinchazón. Celso (25 a.C. -50 d.C.) en su obra De re medica libri octo (Los ocho libros de la Medicina) lo incluye como uno de los cinco signos clásicos de la inflamación. Pero no fue hasta mediados del s. XIX cuando se tomó esta palabra griega para crear un neologismo: oncología, con el significado del estudio de los tumores, ya sean malignos como benignos.  


Estatua ideal de San Isidoro, en las escaleras
de la Biblioteca Nacional de Madrid. 
En la Edad Media continuó usándose el nombre de cancer. En algunas descripciones de las Etimologías de San Isidoro encontramos esta aclaración: 
"...cancer a similitudine maritimi animalis vocatum" 
(el cancer, que se llama así por ser parecido a estos animales marinos)   
No tenemos muchos testimonios de la incidencia del cáncer en la Edad Media. Los médicos árabes proponían tratar estos casos cauterizando las lesiones, tras lo cual practicaban una sangría para acelerar la expulsión de los humores corruptos del organismo. Los árabes usaban también un solo vocablo para designar tanto al cangrejo (crustáceo) como al cáncer: saratán. De esta palabra deriva  el vocablo castellano antiguo zaratán que en la España renacentista será sinónimo popular de cáncer, aunque luego se restringe al cáncer de mama.


Cangrejos y enfermedad

(I): Cáncer

(II): Chancro


(III) Queloides


(IV): Cicatriz queloidea


(V) Cancrum oris o noma


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