jueves, 15 de noviembre de 2018

Devorar la lengua, el castigo a la lujuria






Capitel románico
(s. XII) 

Piedra labrada 
Procede de St. Privat de Bas
Museu d'Art de Girona



En el Museu d'Art de Girona se encuentra este capitel románico que representa el castigo al pecado de lujuria. Unas serpientes devoran uno de los pechos de una infortunada condenada, una zona erógena que previsiblemente había sido una de "las partes pecantes". 

En otro ángulo del capitel, otra serpiente con la cola entrelazada con la anterior muerde con furor la lengua de otra pecadora, una modalidad de castigo sin duda reservado a las que habían practicado felaciones u otras formas de sexo oral. El capitel, del s. XII y de excelente factura, procede del pueblo de Sant Privat de Bas, en la Garrotxa, y constituye una evidente advertencia sobre las penas con las que se castigan los pecados de la carne. Es curioso que sean precisamente serpientes las encargadas de este castigo. Aparte de la repugnancia que los reptiles puedan provocar, de su frecuente mordedura venenosa y de ser la representación del mal por excelencia, la asociación de ideas del cuerpo alargado y musculoso de la serpiente con el falo masculino es bastante obvia.  

La representación del castigo a la lujuria no es infrecuente en la iconografía medieval. A pocos metros del Museu d'Art de Girona, en donde se encuentra este capitel, está la imponente mole de la Catedral de la ciudad, que posee la nave gótica más ancha del mundo. Anexo a la catedral se encuentra el bellísimo claustro románico (s. XII) y es allí donde hallamos un segundo capitel de idéntica temática, que ya hemos comentado en otra entrada de este blog.  




Escena infernal del claustro de la Catedral de Girona (s. XII). A la izquierda, una mujer lujuriosa sufre mordeduras de serpiente en pechos y pubis. Se lleva una mano a la cara con expresión de dolor (detalle en la fotografía de abajo) Otra serpiente también muerde en una mama a otra desdichada, con la mitad inferior de su cuerpo envuelto en llamas. En este caso manifiesta su estado de ánimo tirándose del cabello, un gesto codificado como de gran desesperación
El centro de la escena está ocupado por una gran caldera al fuego, sobre un trípode, con condenados en su interior. A ambos lados de la caldera, dos demonios sodomizan a sendos réprobos, un castigo probablemente reservado a los homosexuales masculinos.  





En uno de sus capiteles encontramos representado el infierno y sus tormentos: condenados que hierven en una gran olla puesta al fuego, demonios que sodomizan sin piedad a los réprobos (probablemente condenados precisamente por sodomitas). En un ángulo encontramos una escena similar a la que ya hemos descrito: unas serpientes devorando las mamas de unas condenadas, y en el caso de la situada más a la derecha, otra mordiendo sin piedad su zona genital. La mujer se lleva la mano a la mejilla, una postura con la que se representaba la sensación de dolor físico o psíquico. La mujer de la izquierda también es mordida en un pecho por otra serpiente, y se tira del cabello en actitud de desesperación, mientras arde en el fuego del infierno, como castigo al fuego de la pasión que sin duda la indujo a pecar. La escena no está muy bien conservada, ya que muestra las señales de golpes y pedradas, que era la manera que tenía el vulgo de mostrar reprobación a los personajes malignos u odiosos que aparecían en los pétreos relatos doctrinales. 


Castigo a la lujuria. Museo de la Catedral de Santiago de Compostela. 


En el museo de la catedral de Santiago de Compostela encontramos todavía otra escena similar. En este caso se trata de dos fragmentos de arco, posiblemente procedentes del Pórtico de la Gloria, representando un hombre y una mujer. El hombre tiene la cabeza sujetada por una garra de algún animal fabuloso, al tiempo que lo que parece un gran lagarto le devora el pene. En el caso de la mujer, dos serpientes le muerden los pechos, mientras que un animal quimérico, que recuerda a un lagarto le muerde la lengua, tirándola violentamente hacia arriba. La tortura repite casi al pie de la letra la representada en el capitel del Museu d'Art de Girona. 


Capitel de la nave transversal de la catedral de Santiago, que muestra como
un diablo arranca la lengua con unas tenazas a un condenado 



















Los tormentos basados en arrancar o tirar la lengua no debían ser raros en la Edad Media, si tenemos en cuenta que los hallamos con cierta frecuencia. No siempre son castigos por pecados de sexo. La lengua es el órgano del habla por excelencia y por eso a veces pueden representar castigos a la blasfemia o a las declaraciones heréticas. En la nave de la catedral de Santiago un demonio le arranca la lengua con unas tenazas a un personaje maniatado, previsiblemente también un réprobo (tiene las manos atadas y una soga al cuello). En la portada de la catedral de Tudela encontramos escenas similares. Sin duda, arrancar o cortar la lengua debía ser una tortura frecuente en la Edad Media. Un tormento terrorífico y de gran truculencia. 

    

Escenas de torturas infernales en la portalada de la catedral de Tudela. Los diablos tiran con unas tenazas de la lengua de los condenados. La frecuente representación de este tipo de escenas hace pensar que reflejaban torturas practicada habitualmente en la época.


Pero tal vez, el más peculiar y sorprendente de los castigos por el mal uso de la lengua sea tal vez el que se representa en el Juicio Final de Niccoló y Giovanni (finales del s. XI) que se conserva en los Museos Vaticanos. Es una tabla con forma de arco de herradura en la que aparece el infierno con diversos grupos de condenados con carteles alusivos a su pecado. Al observar la tabla con atención me llamaron la atención dos de estos grupos: el primero de ellos es el de las meretrices. Habitualmente no suelen ser condenadas en grupo, por el mero hecho de su profesión, sino en todo caso como casos individuales. Incluso el evangelio muestra como Jesús era comprensivo y condescendiente con las prostitutas. Incluso algunas santas, como María Magdalena María Egipcíaca desempeñaron esta profesión. 

Juicio Final de Niccolò y Giovanni (finales del s. XI).  
Detalle del castigo de las "mujeres que hablan en la iglesia" 
tal como se especifica claramente en la inscripción adjunta
Museos Vaticanos. Roma 






















El otro grupo de mujeres reprobadas es el de "las mujeres que hablan en la iglesia". Un castigo que me pareció desorbitado para una falta que, en principio, se considera leve. La única explicación es un manifiesto sexismo, bastante común en aquel tiempo que quería imponer una muda sumisión femenina sin paliativos, y evitar cualquier crítica o comentario desfavorable  a las prédicas u opiniones del capellán.  



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