lunes, 25 de mayo de 2015

Mesarse las barbas


Grupo de personajes manifestando su duelo. Plafones de la tumba del caballero Sancho Saiz Carrillo. MNAC.  




Plafones del sepulcro del caballero Sancho Saiz Carrillo  
(1262-1286 circa)

Procedente de S. Andrés de Mahamud
MNAC, Barcelona  




Estos plafones góticos del sepulcro de Sancho Saiz Carrillo presentan un gran interés. En ellos pueden verse representados un séquito de duelo con caballeros, damas y plañideras exteriorizando su dolor por la muerte de  un caballero.  

En la Edad Media, el dolor por la muerte de algún próximo se exteriorizaba mesándose los cabellos o las barbas.  En este punto hemos de precisar el significado de la palabra mesar, ya que en la actualidad muchos lo usan como sinónimo de acariciar o juguetear con el pelo. Veamos que dice el diccionario al respecto: 


Mesar (Del lat. vulg. messāre, der. de metĕre, segar, cercenar).1. tr. Arrancar los cabellos o barbas con las manos. U. m. c. prnl.

Plañidera tirándose de los cabellos.
Sepulcro del obispo Berenguer de Anglesola.
Catedral de Girona 
Por lo tanto, la señal de luto consistía en agarrarse fuerte de los pelos (de la cabeza o de la barba) dándose tirones y arrancándose mechones. Algo así como lo de "tirarse de los pelos". Algunos también se rascaban o se infligían golpes o heridas. Así lo vemos en una disposición de las Cortes de Castilla, a mediados del s. XIII: 





«Manda que ningún cavallero non llanga nin se rasque sinon fuere por señor, e que ninguno non traya pannos de duelo por otro sinon fuere un par, sinon por señor o mugier por su marido que lo traya quanto quisiere» (Cortes de León y Castilla, 1258, 1.25) 


También encontramos testimonio de esta práctica en la literatura. En el Calila e Dimna encontramos: 


«Et después entró, et falló al niño bivo et sano et al culebro muerto et despedaçado, et entendió que lo avía muerto el can. Començóse a mesar, et a llorar, et a carpirse, et a dezir: —¡Mandase Dios que este niño non fuese nasçido, et yo non oviese fecho este pecado et esta traiçión!»
Detalle del sarcófago del caballero Sancho Sáinz Carrillo MNAC, Barcelona



No sólo se mesaban el cabello sino que los varones también se mesaban la barba. En Cuento muy fermoso de Otes de Roma (s. XIV) hallamos: 

«E veýa alos grandes omes dela tierra carpir sus fazes e mesar sus barvas. E ante las andas traýan el buen cavallo Bondifer. Entonçe entendió el su mortal dapño e el su pesar».

La costumbre debía perdurar mucho tiempo, ya que la hallamos también en la Historia verdadera de la conquista de Nueva España (1575): 

«[…] pocos días habían le habían traído nuevas de que el adelantado, su marido, le habían muerto […], y como le trajeron tan tristes nuevas, ella se mesó los cabellos y lloró mucho y se rasguñó su cara y por más sentimiento mandó que todas las paredes de su casa se parasen negras con una tinta y betún negro».

La costumbre de mesarse la barba o el cabello también se practicaba en las despedidas largas, antes de viajes peligrosos, como cuando algún caballero partía a las Cruzadas.

El diccionario recoge también en la actualidad, como segunda acepción que mesarse puede ser sinónimo de atusar o alisar el pelo. Pero la acepción histórica, que ha dado lugar a iconografías como la que mostramos hoy, nos explica las costumbres de los funerales de antaño.  

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