domingo, 11 de marzo de 2018

Marie Curie (III): luces y sombras






A. Harlingue 

Retrato de Madame Marie Slodowska Curie en su laboratorio
(circa 1910)


Fotografía en blanco y negro
Museo Marie Curie. París. 




Marie quedó muy afectada por la prematura muerte de su marido Pierre. Tenía 39 años y había perdido no sólo a su esposo, sino también a su compañero de trabajo y a su amigo. Incluso sufrió una depresión, aunque quería seguir sus investigaciones y rechazó la pensión de viudedad. La Universidad de París decidió ofrecerle la cátedra que habían creado para su marido. Fue la primera mujer en ocupar el puesto de profesora en dicha universidad​ y la primera directora de un laboratorio de esa institución. Su precedente abrió las puertas a aceptar a otras mujeres: entre 1906 y 1934, la universidad admitió a 45 mujeres, sin aducir su condición femenina como impedimento, como se había hecho anteriormente. 

Arriba: Despacho de Madame Curie. 
Abajo: Laboratorio de Marie Curie. Museo Marie Curie, París.



En la última etapa de su vida, Marie dirigió el Instituto del Radio (ahora Instituto Curie), un laboratorio de radioactividad creado para ella por el Instituto Pasteur y la Universidad de París.​ La iniciativa había partido de Émile Roux, director del Instituto Pasteur, que expresó su decepción porque la Universidad de París no estaba brindando a Marie Curie un laboratorio adecuado y sugirió que ella podría trasladarse a trabajar al Instituto Pasteur.​ Cuando la universidad se dio cuenta que iba a perder una personalidad tan reconocida como la de Marie Curie, accedió a crear un Instituto conjuntamente con el Instituto Pasteur. 


Marie Curie con su hija Irene en el
laboratorio del Instituto del Radio 


Marie pudo así continuar sus investigaciones. En 1910, definió un estándar internacional para las emisiones radiactivas que, años después, fue nombrado curio en su honor. En 1911 volvió a obtener el Premio Nobel de Química.
(esta vez sola) «en reconocimiento por sus servicios en el avance de la química por el descubrimiento de los elementos radio y polonio, el aislamiento del radio y el estudio de la naturaleza y compuestos de este elemento»​  Hasta la fecha, Marie Curie es la única científica galardonada dos veces con el Premio Nobel: de Física en 1903 (con Becquerel y Pierre Curie) y el de Química en 1911, en solitario. 


 Marie Curie, nombrada doctora honoris causa por la Universidad de Birmingham (1913)

De hecho, durante el Congreso Solvay 1911 Marie recibió dos importantes telegramas. Uno de ellos, de la Academia de Ciencias de Suecia le comunicaba la concesión del Premio Nobel de Química. El otro telegrama le notificaba una denuncia por adulterio. 

Marie -que había quedado viuda muy joven- tuvo una relación sentimental con Pierre Langevin, un antiguo discípulo de Pierre Curie, cuatro años después de la muerte de su marido. Marie era viuda, pero Langevin estaba casado y con hijos, si bien se había separado de su mujer. La ex-mujer de Langevin, Jeanne, presentó una denuncia contra Marie por adulterio. 


I Congreso Solvay 1911. Durante este congreso, Marie Curie recibió dos telegramas importantes. Uno de ellos le notificaba que se le había concedido el Premio Nobel por segunda vez. El otro le comunicaba que le habían interpuesto una denuncia por adulterio. Madame Curie aparece en la foto sentada en la mesa apoyando la cabeza en una mano. 


Pierre Langevin
Era el escándalo que algunos estaban esperando. La opinión retrógrada de buena parte de la sociedad del momento, que no veía con buenos ojos que una mujer ocupara puestos tan destacados encontró la ocasión para todo tipo de chismes y maledicencias. Le acusaban de ser una "ladrona de maridos". Era la contraofensiva de los que defendían que el papel de la mujer estaba exclusivamente en la casa, cuidando hijos y esposo. Además Marie no dejaba de ser una extranjera, y Francia vivía una ola de nacionalismo furibundo, xenofobia y antisemitismo. Mujer, extranjera y de comportamiento liberal: un cóctel que encendió a la prensa y enardeció a las masas, que llegaron a apedrear la casa de la ilustre científica. El escándalo fue tan grande que incluso llegó a oscurecer la noticia de que Marie Curie había obtenido el Nobel de Química. Albert Einstein le envió una carta en la que le mostraba su admiración y le daba apoyo frente a tanta calumnia. Ante tanta presión, el romance terminó pronto y Langevin, resignado, volvió a la casa de la madre de sus hijos.





Marie Curie: un portrait





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