Anna Klumpke
En la lavandería (1888)
Óleo sobre lienzo 200,7 x 170,2 cm
Pennsylvania Academy of fine Arts |
Anna Elizabeth Klumpke (1856–1942), fue una pintora norteamericana especialmente conocida por sus retratos, especialmente de mujeres como Elizabeth Cady Stanton y Rosa Bonheur, de quien fue una declarada admiradora.
Anna Elizabeth Klumpke |
Klumpke nació en San Francisco, California y fue la mayor de ocho hermanos. Sus padres le dieron una esmerada educación en una época en la que los estudios oficiales estaban vetados para las mujeres. Fruto de esta educación fue que el destacado nivel profesional alcanzado por sus hermanas entre las que encontramos a la destacada astrónoma Dorothea Klumpke-Roberts, la violinista Julia Klumpke, y la neuróloga Augusta Déjerine-Klumpke.
A los tres años, Anna sufrió una fractura de fémur tras una caída. Dos años más tarde le diagnosticaron osteomielitis y artritis en la rodilla. A pesar de que la familia se trasladó a Alemania, para que la tratara un prestigioso doctor, Anne no mejoró y quedó coja para siempre.
En octubre de 1877 se trasladó a Paris con su familia, y en 1883 ingresó en la Academia Julian, una de las pocas escuelas que aceptaban mujeres como alumnas. Fué alumna de Tony Robert-Fleury y Jules Lefebvre, y más tarde de Vuillefroy.
Anna Klumpke en su estudio |
La pintura que comentamos hoy es una escena cotidiana de la vida parisina de finales del s. XIX. Un grupo de mujeres se agrupan entorno a un gran balde de agua caliente, y lavan la ropa. Es una escena de lavandería que debía ser frecuente. Aunque a veces esta actividad de realizaba en lavaderos al aire libre, debido al rigor del invierno parisino, la ropa se lavaba en casas habilitadas con este fin. Debían ser locales bastante humildes, a juzgar por las grandes telarañas que pueden verse en los ángulos del ventanal del fondo. Las mujeres comparten una pastilla de jabón de Marsella, de característica forma cuadrada y frotan los paños con esmero, mientras comentan los últimos chismes o hacen bromas y comentarios jocosos.
El uso continuado de agua y jabón especialmente agresivo causaba en estas lavanderas la pérdida de la película grasa que protege la piel. El uso habitual de jabones de reacción alcalina (como el jabón de Marsella) en contacto con el agua elimina los lípidos de la superficie cutánea (lo que Marchionini denominó el "manto ácido de la piel"). El resultado es una piel enrojecida, frágil, que se llena de fisuras y grietas frecuentemente, que se conoce como dermatitis ortoérgica. Es decir, un tipo de dermatitis que no es de causa alérgica a ninguna sustancia, sino que está producida simplemente por la pérdida de la capa protectora de grasa.
Esta alteración se veía frecuentemente en las lavanderas. Un oficio que hoy ha desaperecido: la ropa se lava hoy a máquina y nadie tiene que sumergir las manos en agua durante horas o someterlas a la acción de jabones demasiado agresivos. Pero puede afectar a otras profesiones: cocineros, camareros, amas de casa y cualquier oficio que tenga necesariamente que contactar repetidamente con agua y jabón.
La dermitis ortoérgica se evita reduciendo la acción agresiva de jabones, agua y otros factores (algunos vegetales, por ejemplo, o el exceso de frío), recurriendo al uso de protecciones como guantes. Cuando ya está instaurada es conveniente establecer acciones conducentes a recuperar el manto graso, aplicando cremas ricas en lípidos sobre la piel de las zonas afectadas.
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