Representaciones del
dios Xipetotec Códice Borgia. (Códice Yoalli Ehécatl) Piel de animal pintada Biblioteca Apostólica Vaticana. Roma. |
Los
territorios que rodean el lago Texcoco en México, fueron habitados
sucesivamente por los indios Olmecas (1000 a.C. - 1000 d.C), toltecas (a partir
del s.X d.C.) y chichitecas (a finales del s.XII). Pero la civilización más
avanzada y de la que poseemos más información fue la de los aztecas, que
ocuparon este territorio a partir del 1267 d.C.
Tras la conquista española, algunos
eclesiásticos hicieron triste gala de su intolerancia religiosa. Tal fue el
caso de Juan de Zumárraga, el primer arzobispo de la ciudad de México, (como
llamaron los conquistadores a la azteca Tenochtitlán), que se responsabilizó de
la destrucción de 500 templos y 20.000 estatuas. Durante esta destructiva campaña
ardieron también los archivos reales aztecas, escritos en jeroglíficos. Algunos
españoles, como el franciscano Bernardino de Sahagún o el virrey Mendoza,
lograron reconstruir parcialmente la cultura azteca basándose en relatos y
leyendas oídos a los indios. Pero sólo 19 textos de la vasta biblioteca real
azteca pudieron salvarse de las llamas.
Brasero de terracota representando al dios Tlaloc. Templo Mayor. Tenochtitlán. |
La mitología azteca muestra numerosos
ejemplos de la importancia que este pueblo concedía a las enfermedades
cutáneas. Aunque Toci, la madre de los dioses, era también la diosa de la
Medicina y de las enfermedades, la mayoría de las dermatosis eran encomendadas
al dios Tlaloc, bajo diversas advocaciones, y que también era el protector de
las enfermedades de transmisión sexual. Los que morían de estos males no eran
icinerados, sino inhumados, en la creencia de que pasaban a morar en el paraíso
de segundo grado, el Tlalocán, que estaba situado sobre la tierra, en una
montañosa y soleada región.
Estatua de Xipetotec. Museo de América. Madrid |
Sin embargo, no todas las enfermedades de
la piel estaban consagradas a Tlaloc. Algunas de ellas, como la sarna, los
abscesos, la forunculosis y ciertas dermatosis pruriginosas o supurantes del
cuero cabelludo eran consideradas castigo de Xipetotec, el dios desollado, así
llamado porque se solía representar cubierto con la piel de su víctima. El
segundo mes del año en el calendario azteca (de increíble precisión, por
cierto), se dedicaba al culto de esta divinidad. Los casos de dermopatías muy
rebeldes al tratamiento debían esperar a la primavera, época en la que se celebraba
la fiesta de Xipetotec, en la que se desollaban varios prisioneros para cubrir
con sus pieles a los enfermos, que marchaban al frente de la procesión. Tras
ellos seguían los sacerdotes y la estatua del dios, también cubiertos con las
pieles sangrantes de los prisioneros desollados. Mediante este bárbaro y
cruento ritual se creía que el mal, por contacto, pasaba de la piel de los
enfermos a la piel de los sacrificados.
Representación de Nanahuatzin-Xolotl, tal como aparece en el Códice Borgia. Biblioteca Vaticana. Roma. |
Según los mitos aztecas que aparecen en el
códice de Madrid y por los relatos de Sahagún, uno de los dioses primitivos reunidos en
Teotihuacán en las sombras originales
estaba cubierto de úlceras. Decidido a sacrificarse para consagrarse a los
otros, se arrojó a un inmenso brasero, del que salió transformado en astro
luminoso. Algunos textos atribuyen este gesto heroico al dios Quetzacoatl, y
otros al dios dimorfo Xolotl-Nanahuatzin, considerado el dios del ocaso y del trueno, de los partos
gemelares, de los nacimientos monstruosos y de los abortos, el cual bajo la
forma de Nanahuatzin se consideraba el responsable de la sífilis y de la pinta,
muy común entre los aztecas a la llegada de los conquistadores. En la plancha
nº 10 del Códex Borgia, que se halla en la Biblioteca Vaticana, se representa a
Xolotl-Nanahuatzin con los ojos purulentos, los miembros torcidos y la superficie
cutánea cubierta de úlceras. En otros pasajes de este códice este dios coquetea
con la diosa Xochicotzal, la diosa del amor, a la que también se atribuía la
potestad de castigar a los hombres con bubones, exantemas y erupciones
cutáneas.
Xochipilli |
Xochipilli o Macuilxochitl, dios de
la juventud, los placeres, la música y las flores, castigaba a los hombres y
mujeres que mantenían relaciones sexuales en las épocas de ayuno enviándoles
enfermedades en las partes pudendas, exantemas, bubones y corrupción del pene.
En una plancha del códice Florentino lo podemos ver con la cara cubierta por
una erupción cutánea.
La diosa Tzapotlatenan había otorgado a los
hombres el conocimiento de muchas drogas útiles en el tratamiento de las
enfermedades de la piel. Entre ellas destacaba el uxitl (alquitrán de madera), con el que sanaba las úlceras, las
erupciones del cuero cabelludo y las grietas de la piel.
Todos estos dioses y mitos atestiguan la alta incidencia de las afecciones de la piel entre los aztecas y la importancia que este pueblo concedía a esta patología.
Todos estos dioses y mitos atestiguan la alta incidencia de las afecciones de la piel entre los aztecas y la importancia que este pueblo concedía a esta patología.
El dios Xipetotec, con una piel humana desollada atada al cuerpo |
La creación del quinto sol y Xipetotec
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