Daniel Turner
Treatise of Diseases incident to the skin (1714) Frontispicio del libro con un retrato del autor Universidad de Yale |
Daniel Turner (1667-1741) fue uno de los primeros tratadistas que dedicaron un libro a las enfermedades de la piel. Era natural de Londres, e inició su carrera como cirujano barbero. En aquel
tiempo, los cirujanos no eran médicos, y su formación intelectual era mucho
menor, considerándose de rango inferior y destinados a pequeños trabajos
manuales. Fue por este motivo que Turner, posteriormente, decidió ascender en
la escala social, licenciándose en Medicina, al parecer de forma algo
irregular.
Tal vez
fuera por esta deficiente formación intelectual que Turner no estuviera versado
en lengua latina, el idioma universalmente reconocido como vehículo de
información científica en aquel tiempo. Lo cierto es que su obra, De morbis cutaneis. A treatise of diseases
incident to the skin, se publicó en 1714 en inglés, contrariamente a los
usos de la época. Es por eso que a Turner se le considera, en cierto modo, el
precursor de la dermatología británica.
El libro
de Turner alcanzó gran predicamento entre sus coetáneos, difundiéndose
ampliamente tanto en Europa como en las colonias norteamericanas. Sus 5
ediciones inglesas, y su traducción al francés (1743) y al alemán (1766) dan fe
de ello. Además Turner escribió un tratado sobre lúes, titulado Syphilis,
a practical dissertation on the venereal diseases en 1717 y otro sobre
cirugía, Art of surgery, en el que
hay una buena parte dedicada a enfermedades dermatológicas, y que en aquel
tiempo eran englobadas en buena parte en la Cirugía. Nadie como Turner, que fue cirujano
durante un buen período de su vida, para exponer estos temas, cosa que realiza
con un lenguaje fácil, llano y ameno, salpicado de experiencias personales.
Otro de los libros de Turner: The Art of Surgery (1741) |
La
clasificación de las dermatosis en la obra de Turner sigue estrictamente la
división galénica clásica: enfermedades generalizadas de la piel, que considera
originadas por causas internas humorales, y enfermedades localizadas en algún
punto del tegumento.
La obra de
Turner es eminentemente práctica y vinculada a su experiencia personal, como
corresponde a un antiguo cirujano barbero. A diferencia de otros autores que solamente citan obras de clásicos como Galeno o Hipócrates, Turner expone con sencillez lo que ha visto con sus propios ojos. Lejos del ampuloso y pedantesco
estilo académico, su exposición es coloquial y clara. Cabe destacar que
incorpora por primera vez una pequeña introducción sobre histología de la piel
basada en las observaciones microscópicas de William Cowper (1766-1709). A
pesar de ser rudimentaria y plagada de inexactitudes, hay que destacar que es
la primera vez que una descripción así se usó en la introducción de un texto
dermatológico.
En cuanto
a los tratamientos propuestos, se basan siempre en la práctica de sangrías y de
purgas, insistiendo constantemente en que "hay
que preparar al organismo" antes de realizar el tratamiento tópico, ya
que de lo contrario se incurría en peligro de muerte. Otra constante
terapéutica era la administración de mercurio, tópico o sistémico, hasta
conseguir la hipersialia típica de la intoxicación mercurial.
Bibliografía
Sierra X. Historia de la Dermatología. Barcelona, Mra 1994
Bibliografía
Sierra X. Historia de la Dermatología. Barcelona, Mra 1994
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