domingo, 26 de junio de 2016

David Gruby (I): De Budapest a París






Vladimir Jokanović

Busto de David Gruby
(2010) 

Escultura de bronce

Bačko Dobro Polje. 



Bačko Dobro Polje es un pueblecito de 4000 habitantes de la región autónoma de Vojvodina, Serbia. Allí, frente al consultorio médico, se alza un pequeño monumento en memoria a David Gruby, uno de los más insignes personajes nacidos en este pueblo. El monumento es obra del médico y escultor Vladimir Jokanović. 

El monumento fue erigido por la Academia de Ciencias Médicas en 2010, año en el que se conmemoraba el 200 aniversario del nacimiento de Gruby, en presencia de destacados representantes de esta entidad científica (entre los que se contaba el propio escultor, que también es académico) y del Prof. Karl Holubar (1936 - 2013), presidente de la European Society for the History of Medicine, de la que tengo el orgullo de haber sido miembro fundador y Vicepresidente. 


A David Gruby (1810-1898) se le considera el fundador de la micología, ya que descubrió diversos hongos productores de enfermedades. Es cierto que no fue el primero en describirlos, pues poco antes que él, y de forma independiente lo habían hecho Schönlein y Remak (1839). Pero Gruby los redescribió y los estudió de tal manera, que a él le corresponde el honor de ser considerado el padre de esta rama de la ciencia médica. 

David Gruby nació en este pueblo - que entonces se llamaba Kis-Kér, y formaba parte del sur de Hungría - en el seno de una modesta familia de campesinos judíos. A los 15 años, deseoso de estudiar Medicina marchó hacia Budapest, llevando por todo bagaje una pieza de pan y 25 centavos en el bolsillo. Posteriormente, David se trasladó a Viena, donde estudió con el patólogo Karl Rokitansky y el anatomista Joseph Berres, doctorándose en medicina y especializándose en oftalmología en 1839. Atraído por la microscopía, publicó un manual sobre este tema. Por su notoria brillantez, pronto se le propuso formar parte del claustro de profesores de la Universidad de Viena, pero Gruby era judío y era condición imprescindible convertirse al catolicismo. Gruby era un hombre de convicciones firmes y no estaba dispuesto a aceptar el bautismo como condición, por lo que renunció. Un amigo suyo, Philibert-Joseph Roux, que conocía la gran calidad de sus preparaciones anatómicas le aconsejó trasladarse a París. Así fue como - tras una breve estancia en Londres - David Gruby se instaló en la capital del Sena. Era el año 1840. 

Hospice des Enfants-Trouvés, de París (1880) institución en la que Gruby
realizóla mayoría de sus investigaciones micológicas
Cuando llegó a París, se presentó en el Servició de Jacques-François Baron en el Hospicio de París (Hospice des Enfants-Trouvés), una institución de caridad donde se recogían muchos niños abandonados, generalmente nacidos fuera del matrimonio. David todavía no disponía del permiso de residencia, que no llegó hasta 1846, ni la nacionalización francesa, que obtuvo gracias a una carta de recomendación de Mateo J. Buenaventura Orfila,  en 1848. En cualquier caso, no tenía permiso para ejercer como médico asistencial (para eso tuvo que esperar hasta 1854). Durante este tiempo, Gruby, privado de la potestad de ejercer como médico práctico, no tuvo más remedio que dedicarse a la investigación, una ocupación menos reglada por la burocracia y que suscitaba menos envidias de los colegas. 

Condicionado por estas circunstancias, David Gruby organizó un curso de microscopía en el hospital. La microscopía era algo muy nuevo, y suscitó un gran interés. Entre sus alumnos se contaban notables figuras de la Medicina de aquel tiempo como Claude Bernard, François Magendie, Pierre FlourensHenri Milne-Edwards. En el Hospicio de París Gruby pasó algunos años, y allí desarrolló la mayor parte de su labor investigadora.


Un caso de favus, según aparece en el libro de Hebra
Muchos niños hospicianos presentaban tiña fávica o favus, una enfermedad del cuero cabelludo que constituía una importante epidemia en toda Europa desde hacía muchos años (12). Así que Gruby se dedicó al estudio de esta enfermedad. Pero desconocía los trabajos de Schönlein y Remak, que habían descubierto el agente causal de esta enfermedad en 1837. Sin embargo, su inseparable microscopio pronto le ayudó a redescubrir el agente productor del favus. El 5 de junio de 1841 presentó a la Academia de Ciencias de París el resustado de sus investigaciones. En su ponencia, mucho mas completa y elaborada que la de Schönlein y Remak, afirmaba que el favus estaba causado por un vegetal parásito, que el denominaba "porrigophytes", ya que el nombre con el que corrientemente se designaba entonces a la enfermedad era el de porrigo favosa (un nombre que había sido propuesto por Robert Willan).

"Para reconocer la tiña verdadera basta con someterla al microscopio; para este fin nos serviremos de un pequeño fragmento de costra, diluida en una gota de agua pura; se la pone entre dos láminas de vidrio y se la examina bajo un aumento linear de 300. Se verá una gran cantidad de corpúsculos redondeados u oblongos (...) Los filamentos cilíndricos se componen de corpúsculos oblongos o redondos, que frecuentemente tienen el aspecto de un sombrerito; los filamentos ramificados, al contrario, están provistos de trecho en trecho de cierres vegetales, representando las células oblongas..."

Gruby, en esta comunicación llena de preciosos detalles, describe perfectamente la cazoleta fávica, años antes de que ésta pudiese ser comprobada histológicamente. Al final de su comunicación, terminó deseando que su descubrimiento pueda reflejarse en progresos de tipo práctico:

      "En cuanto a la terapia de esta enfermedad, estos nuevos hechos deben animar a los médicos prácticos a realizar nuevos intentos en esta dirección"

Los académicos escucharon a Gruby con atención, pero pronto realizaron algunas objeciones. Lo primero que le recriminaron fue que no había citado los trabajos precedentes de Schönlein y otros investigadores. Algunos, como Meynier, si bien de forma de forma muy imprecisa y ambigua llegaron incluso a reivindicar que con anterioridad, ellos

       "ya habían expresado su creencia de que muchas enfermedades cutáneas pueden estar causadas por parásitos vegetales" 

A estas acusaciones Gruby respondió a la Academia de Ciencias alegando que él desconocía los trabajos de Schönlein, pero que una vez leídos, los encontraba bastante diferentes de los suyos. Efectivamente, mientras que Schönlein había aportado una breve y sucinta nota y un dibujo mediocre, la comunicación de Gruby era detallada, precisa, con detalles técnicos y un cientifismo innegable. Las tres ilustraciones con las que Gruby apoyaba su trabajo se conservan y se pueden consultar en l'Académie des sciences.

Por todo ello, es justo reconocer que si bien no fue el primero en verlo, Gruby redescubrió y estudió adecuadamente el hongo productor del favus, Achorion schonleinii, que más tarde se denominaría Trichophyton schonleinii.



Bibliografía



Beeson BB. David Gruby, M.D. (1810-1898). Arch Dermatol 1931; 23: 141-144
Gruby D. Mémoire sur une végétation qui constitue la vraie teigne. Comptes rendus Acad. Scien. Paris, 1841; 13: 72-75
Kettner. Comptes rendus Acad. Scien. Paris, 1841; 13: 147

Meynier. Comptes rendus Acad. Scien. Paris, 1841; 13: 309
Sierra X. Historia de la Dermatología. Mra, Creación y realización editorial. Barcelona 1994.
Sierra X. Historia de las Micosis Cutáneas. Mra. Creación y realización editorial. Barcelona, 2004.
Textor. Comptes rendus Acad. Scien. Paris, 1841; 13: 220

Zimmer M. David Gruby (1810-1898): sa vie, ses travaux sur les affections criptogamiques. Actes Soc. Franç. art dentaire 2008, 13, 48-51. 
http://www.biusante.parisdescartes.fr/sfhad/vol13/2008_12.pdf


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