Francisco Oller
Naturaleza muerta con cocos (1893)
Óleo sobre lienzo 70,5 x112,4 cm Colección particular. New
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Francisco Oller (1833-1917) fue un pintor puertorriqueño que revolucionó el arte caribeño. Formado en su juventud en Madrid y París, se inspiró en el arte de Gustave Courbet y entró en contacto con figuras como Paul Cézanne, Camille Pissarro y Claude Monet. Al regresar al Caribe, desarrolló un estilo ecléctico personal, que tomó influencias tanto del Romanticismo, como del Realismo, pero muy especialmente del Impresionismo. Por eso se considera a Oller como el introductor del impresionismo en las Antillas. Sus temas preferidos son paisajes caribeños, indígenas con frutas del país y también retratos de personajes ilustres e intelectuales. En el bodegón que hoy presentamos, representó unos cocos, una fruta local por antonomasia, que contrasta con las frutas tan distintas que acostumbran a representar las naturalezas muertas europeas.
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Los tres agujeros del coco le dan un aspecto fantasmagórico de calavera o de las calabazas perforadas que suelen usarse para asustar en Todos los Santos, y esa es la razón que se le impusiera este nombre al fruto de las palmeras.
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El filólogo y etimólogo Joan Corominas recuerda en su obra “Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana” que el nombre de coco fue impuesto a este fruto de la palmera cocotera o palma indiana (Cocos nucifera) por los marinos de Vasco de Gama, cuando la expedición portuguesa llegó a la India en 1498. La forma redondeada del fruto y sus tres agujeros recordó a los navegantes una cabeza con ojos y boca, como los orificios que se hacían en las calabazas en los días cercanos a Todos los Santos para remedar una calavera. Una asimilación fácil, ya que en portugués el término côco se usaba para designar a un mítico fantasma al que se aludía para asustar a los niños pequeños. Era habitual amenazarlos con que el temido personaje aparecería si no se portaban bien (“Que viene el coco, que viene el coco...“)
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La costumbre de vaciar calabazas para asustar, remedando una calavera, inspiró a los marinos de Vasco de Gama el nombre de coco.
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El vocablo pasó al castellano hacia 1554. Las alusiones al coco-fantasma las encontramos en diversas canciones infantiles, que atestiguan la presencia de este temido personaje en el imaginario popular:
duérmete ya,
y te comerá.”
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Ostia antica. Horrea Hepagathiana. Un granero, donde seguramente se almacenaron muchos coccus de cereal.
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En la Antigua Roma la palabra coccus tenía una significación diferente, como recuerda Pep Campillo, profesor de lenguas clásicas en Mallorca y habitual seguidor de nuestro blog. Los romanos usaban el vocablo coccus para designar los granos de cereal, y por extensión, lo aplicaban a cualquier objeto más o menos esférico o con forma de bola de pequeño tamaño.
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Los diplococos productores de la gonorrea (Neisseria gonorrheae) se disponen en parejas con un aspecto similar a los granos de café. Por ser los causantes de la gonorrea también se les conoce como gonococos.
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Por eso, cuando se descubrieron las bacterias y se vio que algunas de ellas presentaban formas redondeadas, se les impuso el nombre genérico de coccus o cocos. Así hablamos de estafilococos (cocos en racimo), estreptococos (cocos en cadena), diplococos (cocos en parejas) etc..
Otras veces reciben también el nombre de la enfermedad que producen: gonococo (productor de gonorrea); neumococo (productor de neumonía); meningococo (productor de meningitis)...
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Con el nombre de estreptococos se conocen los cocos dispuestos en cadenas. Este nombre fue propuesto por Albert Theodor Billroth y deriva del griego στρεπτος streptos, que significa que se dobla o retuerce con facilidad, como una cadena.
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________Agradezco a Pep Campillo que me haya facilitado algunos detalles para la elaboración de esta entrada del blog
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