martes, 8 de octubre de 2019

Tomás Carrera, un precursor de la Dermatología: (IV) Enfermedades que se contagian







Tomàs Carrera Amanrich, med.

Primera página de 
Affectus cutanei 
 (1748)

Manuscrito 
Colección Dr. Jacques Chevalier. Lyon. 
(Tomado de su libro 2003)





En entradas anteriores nos hemos referido a la biografía de Tomás Carrera y a algunos aspectos de su Tratado de enfermedades de la piel, que fue el motivo de mi discurso de ingreso en la Reial Acadèmia de Medicina de Catalunya. Continuaremos hoy tratando de otros aspectos interesantes de este libro. 

Dedica otro capítulo a la sarna que debía ser bastante frecuente en aquel tiempo. De ella dice que es “una enfermedad tenaz, penosa, deshonrosa y vergonzosa para el enfermo”. El agente causal no se conocerá hasta casi 70 años más tarde (Renucci en el Hospital de Saint Louis de París), pero el autor llama la atención sobre el probable contagio al ponerse ropa de un sarnoso, al secarse las manos con un trapo que haya usado previamente un enfermo de sarna, o si se comparte la cama con él. Desaconseja los tratamientos de mercurio preconizados por algunos médicos por sus numerosos efectos secundarios. Recomienda tratarla con aplicación de ungüentos de azufre y dieta de leche de burra.

Las tiñas se comentan en otro apartado, dedicando especial atención al favus o tiña fávica, de alta incidencia en su tiempo y que describe con todo detalle. Recordemos que entre 1807 y 1828 más de 25.000 casos de tiñas de la cabeza (una gran parte de ellas, favus) fueron diagnosticadas solamente en la ciudad de París. Como otros autores de la época, para tratar las tiñas propone una depilación de la zona con ungüentos a base de alquitranes.


Los piojos eran frecuentes en el s. XVIII
De la pediculosis, sí que se conocía el agente causal, bien visible y también los mecanismos de contagio: “así un hombre que lleve piojos puede contagiar a quien vaya a la cama con él”, dice. 

Para tratar los piojos recomienda lavados higiénicos, uso de liendreras y cambiarse de roba con frecuencia. Nos sorprende cuando afirma: 
hay piojos que se familiarizan con los monjes, porque nunca se cambian de ropa y no llevan camisa”. 
Carrera trata los piojos con fórmulas tópicas con azufre y pequeñas dosis de mercurio por vía oral.

La descripción clínica que hace Carrera del intertrigo de los niños es muy precisa, y destaca el papel que juegan los acúmulos de orina, sudor y heces. Aconseja cambiar los pañales frecuentemente y apunta como causa la negligencia en hacerlo. Para suavizar la zona propone una fórmula de aceite y agua de la fuente a partes iguales.




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