lunes, 3 de diciembre de 2018

Mortalidad infantil







Sarcófago infantil
(s.II d.C.)

Relieves de mármol.  
Museo de Agrigento. Sicilia.  




Los relieves que ornamentan este sarcófago infantil muestran unas emotivas escenas. En una de ellas aparece el niño jugando, montado en un carro tirado por un carnero. En la otra el niño, ya muerto, sobre un triclinio. A ambos lados un hombre y una mujer lloran apenados, con las cabezas cubiertas por un velo, en señal de duelo. Otros personajes allegados muestran también su dolor o su sorpresa. El contraste de la muerte y la vida es una reflexión sobre la fugacidad de la existencia. 


Otra de las escenas del sarcófago infantil de Agrigento.
El niño, todavía vivo, juega en un carro tirado por un carnero. 


La mortalidad infantil era muy alta en la antigua Roma. Según Parkin, autor que se ha centrado en estudios sobre población romana, ésta estaría en torno a los 300 fallecidos por cada 1.000 al año, cifra extremadamente alta si la comparamos con los niveles actuales, que según el autor, se encuentran en menos de 3 por cada 1.000 niños. Por su parte, Montanini afirma que el 30-40% de los niños morían durante el primer año de vida, y la tercera parte de los niños morían antes de los 10 años en la época imperial. Tan elevada mortalidad estaba producida por problemas en el parto, la desnutrición y las enfermedades infecciosas, que eran muy frecuentes. A esto hay que añadir, además el infanticidio y el abandono de niños, que era bastante frecuente. 


Tasa de mortalidad infantil por países (2009)



Esta elevada tasa de mortalidad infantil influía de forma muy importante en la esperanza de vida, que se situaba sobre los 28 años. Curiosamente, esta esperanza de vida era casi la misma a finales del s. XVIII. Napoleón dispuso que los niños de menos de 24 h de vida no se admitieran en el Registro Civil. Esta medida aumentó la esperanza de vida, ya que la muchos recién nacidos morían en el primer día después del nacimiento. La mejoría de las condiciones higiénicas y los progresos de la Medicina de los s. XIX y XX mejoró las perspectivas, aunque a pesar de todo, la esperanza de vida seguía siendo, en la Península Ibérica, de 32 años en 1900.  

El gran cambio tuvo lugar en el siglo XX, gracias a los avances médicos, y especialmente a la vacunación universal de la población contra las enfermedades infecciosas que ha permitido incrementar la esperanza de vida hasta los niveles actuales (80,8 años para los hombres y 86,3 para las mujeres en nuestro entorno). Sin embargo, la tasa de mortalidad infantil es todavía muy diversa en los distintos países y conseguir su uniformización es uno de los objetivos que se propone la OMS. Todavía hoy 6 millones de niños mueren cada año en el mundo antes de cumplir los 5 años de edad. 

A esto hay que añadir las dramáticas condiciones de los niños en los países en guerra o asolados por las hambrunas. Y la tragedia de los refugiados o de la emigración clandestina transcontinental, un gravísimo problema de las primeras décadas del s. XXI. 


La muerte de un niño siempre impresiona.
Añado una de mis pinturas sobre la muerte de un niño refugiado en las costas de Turquía.
Xavier Sierra: "Mediterráneo amargo". Acrílico sobre lienzo. 80 x 60 cm. 


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