martes, 28 de agosto de 2018

Un nevus en las agitadas noches berlinesas






Christian Schad 

Retrato del conde Saint Genois 
de Anneaucourt
(1927)


Óleo sobre tabla, 103 x 80,5 cm
Musée Nationale d’Art Moderne
Centre Georges Pompidou. París.  



Christian Schad (1894-1982) fue un pintor expresionista alemán. Tras estudiar arte en la academia de arte de Munich, en 1915 huyó a Suiza para evitar combatir en la I Guerra Mundial y participó del movimiento dadaísta. A partir de 1918 desarrolló una versión propia del fotograma, (imagen fotográfica obtenida colocando objetos sobre una superficie sensible y exponiéndolos directamente a la luz); Schad llamó a sus fotogramas «schadografías», en los que se imprimía una silueta sobre papel sensible a la luz. Tras una estancia de dos años en Italia se trasladó a Viena y entró en contacto con el movimiento expresionista Nueva Objetividad. A finales de los años 20 se instaló en Berlín. Su arte, como el de otros pintores del expresionismo alemán fue considerado "arte degenerado" por los nazis, aunque no fue perseguido con la misma virulencia que otros artistas de esta tendencia como Otto Dix, George Grosz, Max Beckman o Kirchner. 

Christian Schad, como los otros autores citados arroja sobre el sórdido mundo de entre-guerras una mirada sarcástica, implacable e inmisericorde. 

El cuadro que nos ocupa hoy se presentó por primera vez en Berlín en la Kunsthandlung Frik Gerlitt en 1929 y poco después en la exposición de la "Neue Sachlichkeit" en el Stedelijk Museum de Amsterdam, a finales del mismo año. 

La dimensión subversiva de esta obra de Schad se refleja de entrada en la técnica utilizada. La pintura, un óleo sobre un soporte de madera, nos recuerda un estilo que generalmente asociamos al arte medieval, que busca transmitir mensajes transcendentes. Christian Schad, un artista ex-dadaísta, recupera esta técnica intencionadamente para modelar las imágenes de su  tiempo y elaborar una crónica de una sociedad decadente y nihilista. 
El  Retrato del conde St-Genois d’Anneaucourt es el de uno de los protagonistas más célebres de la sociedad en los años de la República de Weimar. El aristócrata, un vienés de origen húngaro, posa como si fuese un actor, situándose ante un decorado teatral, que nos recuerda algunos callejones de Montmartre.  

El conde, ataviado con un elegante smoking que revela su encumbrada posición social se nos muestra en una encrucijada simbólica de caminos. A su derecha aparece su compañera de giras nocturnas, la baronesa Glaser. A su derecha figura un conocido travesti berlinés que trabajaba en Eldorado, un night-club muy apreciado en Berlín. La composición plantea diversos enigmas al espectador, a propósito de esta relación dual del conde, de probable tendencia bisexual. ¿Dónde está su corazón, dónde está su razón? De las dos figuras, una está de cara mientras que la otra aparece en un entornado perfil, que apenas vela la desnudez de su espalda dejándonos entrever lascivamente sus glúteos. Una lleva en la mano una pluma, un símbolo aéreo, ¿tal vez una alusión a un amor sagrado?, o ¿quizás una relación más bien platónica? El otro personaje lleva grabado en su insinuante vestido rojo una planta que recuerda la adormidera y que puede interpretarse como la toxicomanía que probablemente compartían en las agitadas noches berlinesas.  

En la zona escapular derecha del travesti aparece un nevus redondo, bien delimitado y de color negro, que difícilmente pasa desapercibido a los ojos de un dermatólogo. Un nevus melanocítico, sin duda. La presencia de este lunar nos recuerda la conveniencia de controlar este tipo de lesiones o incluso de extirparlas preventivamente, debido a su potencialidad de degenerar en un melanoma maligno. 

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