lunes, 24 de agosto de 2015

Inmensa tristeza

EL ESTADO ISLAMICO HA DINAMITADO 
HOY EL TEMPLO DE BAAL EN PALMIRA





Inmensa tristeza. Siento un sentimiento amargo, mezcla de desazón, de impotencia, de haber perdido algo importante vital, como si me hubieran arrancado un miembro o como si me faltara algo. Porque Palmira era de todos, era un patrimonio de la Humanidad, un legado de cultura de otras civilizaciones, de otros seres humanos que nos precedieron y nos dejaron su forma de ver el mundo. No nos lo imponían, no nos condicionaban. Simplemente, en sus ruinas, en los restos de sus templos y de sus estatuas nos contaban como lo habían visto ellos, como habían vivido en este planeta común, hace un montón de siglos. 

Recuerdo Palmira. Uno de los yacimientos arqueológicos que más me han impresionado. Recuerdo el magnífico templo de Baal, que hoy ya es un montón de escombros. A partir de hoy serán sólo recuerdos, vivencias que permanecerán en mi corazón. 

Hace poco, el ISIS asesinó al que había sido el conservador de las ruinas de Palmira. Una acción execrable, terrible, abominable. Su crimen? Haber conservado, cuidado y preservado un monumento excepcional, para toda la Humanidad. Hoy, la repugnante acción se ha completado. Tras el conservador del museo, la destrucción del templo de Baal. La cultura se ha convertido en un delito, para unos fanáticos ignorantes y absurdos. Ante esta horrible acción sólo nos queda el llanto, la tristeza, la desazón. 





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