miércoles, 6 de mayo de 2020

El error del desconfinamiento precoz de San Francisco (1918)






Hamilton Henry Dobbin

Cola para obtener máscaras en Montgomery Street, San Francisco
(1918)  

Fotografía en B&N
California State Library. Sacramento



La epidemia de gripe de 1918, como es sabido, fue una pandemia devastadora, que produjo entre 50 y 100 millones de muertes en todo el mundo

En San Francisco el primer caso tuvo lugar en septiembre de  1918. El paciente 0 era un hombre que había realizado un reciente viaje a Chicago. El 23 de septiembre, el Oficial de Salud de San Francisco, Dr. William C. Hassler, ordenó que lo mantuvieran aislado en cuarentena. Pero a los pocos días el 9 de octubre se habían declarado cerca de 170 casos y una semana más tarde ya se llegó a los 2.000. Ya era una epidemia en toda regla. 

Las autoridades procedieron a hacer las recomendaciones preventivas habituales. Se aconsejó a los ciudadanos que evitaran los tranvías durante las horas punta, que se evitaran las aglomeraciones, y que se extremara la higiene personal, sobre todo la de las manos. Se cerraron las salas de baile. 

Tribunal de policía al aire libre retenido en Portsmouth Square, San Francisco.  Para evitar el hacinamiento en el interior, los jueces celebraron sesiones en la corte al aire libre.
Juicio celebrado al aire libre. Porthsmouth square. San Francisco, 1918


Pero esto no fue suficiente. En dos días se habían alcanzado ya 2.179 casos y las autoridades decidieron una postura más drástica. Se cerraron los locales de teatro y cines, se prohibieron las reuniones, se cerraron todas las escuelas tanto públicas como privadas, y se recomendó a los ciudadanos que no acudieran a las iglesias. Los juicios se celebraron al aire libre, para evitar concentraciones en locales cerrados. Finalmente al cabo de poco, se confinó a la población en sus casas y se cerró la ciudad. Se puso en marcha una campaña de "préstamos de la libertad", para mitigar el grave impacto económico. 

Pero sobre todo se impulsó el uso de mascarillas. Eran ya obligadas en ciertas actividades, pero el 21 de octubre la Junta de Salud se reunió y emitió una acuciante recomendación a todos los residentes para que usaran mascarillas en público. El uso de la máscara se convirtió inmediatamente en un símbolo de patriotismo. Un cartel de la Cruz Roja lo expresaba de forma radical: 
"el hombre, la mujer o el niño que no usan una mascarilla ahora son peligrosos asociales". 
Así se señalaba a los sin máscara como holgazanes, insolidarios e incívicos. El alcalde Rolph declaró: 
"la conciencia, el patriotismo y la autoprotección exigen el cumplimiento inmediato y rígido del uso de la mascarilla"

History Lesson: SF Had an Anti-Mask League During the 1918 Flu ...
Enfermeras confeccionando mascarillas. San Francisco, 1918. 

El gobernador de California William Stephens también se hizo eco de este lenguaje patriótico al día siguiente: 
"llevar la mascarilla es el deber patriótico de cada ciudadano estadounidense (...)  un deber que cada ciudadano puede cumplir fácilmente siendo fiel a nuestro país y a nuestro Estado". 
Estas declaraciones se acompañaron de medidas policiales. El 27 de octubre se arrestaron 110 personas por no llevar mascarilla o por llevarla mal ajustada. Se impusieron numerosas multas, de hasta 100 $. 


Mikel Reparaz on Twitter: "San Francisco, 1918. Mascarilla ...
Anuncio en la prensa de San Francisco sobre
las multas a las que se arriesgaban los que
no llevaban mascarilla por la calle (de 5-100$). 
Estas draconianas medidas dieron muy buen resultado. Aunque a finales de noviembre se habían registrado casi 20.000 casos, esta cifra era muy inferior a la registrada en otras ciudades. Y solamente habían muerto unas 200 personas. Algunos comenzaban a hablar del "milagro de San Francisco". El alcalde se vanagloriaba de que San Francisco era la ciudad del mundo donde se había podido frenar más radicalmente la epidemia. 

Por eso, el 13 de noviembre, las autoridades levantaron las prohibiciones y se procedió al desconfinamiento de la ciudad, aunque conservaron ciertas restricciones. Se abolió la disposición que obligaba a llevar mascarillas y se redujo el distanciamiento social. 

Los habitantes de San Francisco deseosos "de volver a la vida normal" llenaron los teatros, cines y estadios deportivos de la ciudad. El Hipódromo estuvo todo el día abarrotado. Y sobre todo, los ciudadanos se pudieron quitar las odiadas mascarillas, que se habían convertido en un símbolo de imposición, de falta de libertad. Muchos las abandonaron de cualquier manera por las calles, en señal de libertación, despojándose de un instrumento de opresión que habían tenido que aceptar por la fuerza, con la amenaza siempre presente de las multas. ESan Francisco Chronicle describía acertadamente la escena: 

"las aceras y los corredores estaban cubiertos de reliquias de un mes tortuoso".


San Francisco's 1918 Spanish flu debacle: a crucial lesson for the ...
Ejemplar del San Francisco Chronicle del 21 de noviembre 1918.
En la columna de la derecha el anuncio del fin de la obligatoriedad de usar mascarilla. 

Pero los resultados de este desconfinamiento demasiado temprano, excesivamente optimista y temerariamente rápido no se hicieron esperar. La epidemia conoció una segunda oleada, mucho más intensa. Al comenzar el año 1919 se declaraban más de 600 nuevos casos por día. El 10 de enero, la Junta de Salud votó volver a promulgar la ordenanza de mascarillas a partir del 17 de enero. 

Pero cuando se intentó volver a implementar las medidas por el rebrote, la respuesta ciudadana ya no fue la misma. Sentía con vértigo y estrés lo que acababa de vivir y estaba desanimada y con un creciente escepticismo ante las disposiciones de los poderes públicos. Además, había surgido un movimiento contrario a las mascarillas que no solamente había aumentado rápidamente, sino que se había organizado. Muchos periódicos publicaban artículos contra estas disposiciones. Incluso se constituyó una sociedad, "The Anti-Mask League", que celebró una reunión constitutiva con la asistencia de 2.000 personas, declarando que obligar a llevar mascarillas era anticonstitucional. 


Mascarillas para otros tiempos
Elegante pareja protegida con mascarillas durante la epidemia de gripe de 1918

El 1 de febrero, los detractores de las mascarillas obtuvieron su deseo. El alcalde Rolph fuertemente presionado una vez más, tras reunir la Junta de Salud proclamó que la ordenanza de la obligatoriedad de llevar mascarillas se volvía a revocar. 

La consecuencia del rápido desconfinamiento y de un segundo confinamiento, que se cumplió de forma mucho menos estricta que el primero, fue que se registraron más de 45.000 casos de gripe en San Francisco, con más de 3.213 muertos entre el otoño de 1918 y el invierno de 1919 (frente a la primera oleada con solamente 2.000 casos registrados y 200 muertes). 

San Francisco ya no era la que había reaccionado mejor a la pandemia. Había alcanzado una tasa de mortalidad de 673 muertos por cada 100.000 habitantes, una de las peores de Estados Unidos. El “milagro” de San Francisco se convirtió en una pesadilla. La carrera por el desconfinamiento, la apresurada decisión de "volver a la normalidad", tiene que ser obligatoriamente lenta, o las repercusiones de decisiones precipitadas e irresponsables pueden ser funestas.

Que cada uno saque sus propias conclusiones. 




San Francisco Paid the Price for Lifting Spanish Flu Lockdown Early







El desastre del desconfinamiento prematuro en la gripe española de 1918











No hay comentarios: