Peter Paul Rubens
Retrato de Isabel de Francia (1625) Óleo sobre lienzo
Museo de l'Ermitage. San Petersburgo
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Isabel de Borbón y de Médicis, (1603-1643) más conocida como Isabel de Francia y de Provenza era hija de Enrique IV y fue la primera esposa del rey hispánico Felipe IV de Habsburgo. Dos años después de su boda, Felipe IV subió al trono e Isabel se convirtió en reina de los reinos hispánicos.
Velázquez: Retrato del conde-duque de Olivares (1624). Museo de São Paulo |
Isabel era una mujer de gran belleza, de gran personalidad y muy inteligente, que le granjeó el cariño del pueblo, que la llamaba "la Deseada". Efectuó visitas protocolarias a diversos reinos, durante las ausencias del rey. Diplomática y prudente, era partidaria de una retirada del ejército que invadía Cataluña (era el tiempo de la Guerra dels Segadors) y optar por una solución negociada. Esta posición, secundada por el duque de Nochera, la enfrentó a la practicada por Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, partidario de la guerra sin cuartel.
Velázquez: Retrato del príncipe Baltasar Carlos. Museo del Prado. Madrid. |
Fruto del matrimonio de Felipe e Isabel nacieron siete hijos, aunque solamente dos, Baltasar Carlos y María Teresa llegaron a la edad adulta. El príncipe Baltasar Carlos era la gran esperanza sucesoria de la monarquía hispánica, ya que mostraba gran inteligencia e interés por las cuestiones de gobierno, pero inesperadamente murió a los 17 años, víctima de la viruela.
La reina, por su parte enfermó en 1644. Las crónicas dicen que contrajo el "mal de San Antonio", que se ha interpretado como erisipela por parte de muchos autores. Sin embargo, algunas descripciones del mal, que afectaba cara, cuello y pecho, señalan que se le abrían bocas como volcanes sobre la piel, lo que a mi parecer sugiere más bien un herpes zóster.
La reina, por su parte enfermó en 1644. Las crónicas dicen que contrajo el "mal de San Antonio", que se ha interpretado como erisipela por parte de muchos autores. Sin embargo, algunas descripciones del mal, que afectaba cara, cuello y pecho, señalan que se le abrían bocas como volcanes sobre la piel, lo que a mi parecer sugiere más bien un herpes zóster.
El herpes zóster es una enfermedad producida por el virus varcela-zóster (VVZ) y suele presentarse en el territorio de un nervio, en circunstancias de gran inmunodepresión. La piel de la zona aparece enrojecida y llena de vesículas, que se revientan con facilidad (dando precisamente esta impresión, como de múltiples cráteres volcánicos). Se acompaña de un dolor intenso, por lo que muchas veces se ha comparado con el producido por el fuego. De ahí que los antiguos se refirieran a esta enfermedad con el nombre de ignis sacer (fuego sagrado) o fuego de San Antonio, nombres que a veces también se daban a la erisipela o a la intoxicación por cornezuelo de centeno. La falta de precisión diagnóstica de la época propiciaba este tipo de confusas denominaciones y mezcolanzas.
Atendiendo a la rapidez del proceso, y a que la reina murió en pocos días, otros autores se inclinan por creer que habría padecido otro tipo de enfermedad de curso más rápido, tal vez una apendicitis u otros procesos de abdomen agudo. La rapidez del proceso fue usado políticamente para atribuirlo a las artes de brujería, practicadas por los catalanes (que en aquel momento estaban en plena guerra con Castilla).
La reina Isabel, a caballo, en un retrato de Velázquez (Museo del Prado, Madrid) |
A veces el herpes zóster reviste un carácter paraneoplásico, es decir que aparece como consecuencia de una gran inmunodepresión propiciada por la aparición previa de un cáncer. En la clínica diaria, cuando los médicos vemos casos muy aparatosos de herpes zóster de aparición súbita solemos buscar la posible presencia de un tumor maligno y muchas veces lo encontramos. Este debió ser a mi modo de ver lo que le aconteció a la reina Isabel, ya que tras presentar una aparatosa sintomatología cutánea falleció, a los 40 años de edad.
Isabel de Borbón está enterrada en la Cripta Panteón Real del Monasterio del Escorial. En general solamente las reinas que fueron madres de reyes pueden ser enterradas allí, pero Isabel de Borbón, a pesar de no reunir esta condición, representa una excepción a esta regla.
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