Norman Rockwell
El artista tatuador
(Sólo la piel es profunda)
(1944)
Óleo sobre lienzo 109,5 x 84,1 cm
Brooklyn Museum. Nueva York.
Norman Rockwell
El artista tatuador
(Sólo la piel es profunda)
(1944)
Óleo sobre lienzo 109,5 x 84,1 cm
Brooklyn Museum. Nueva York.
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Norman Rockwell (1894-1978) fue un artista norteamericano que realizó muchas obras para ilustrar los periódicos de su tiempo. Con una visión costumbrista, solía plasmar, con una fina ironía, las escenas que veía desarrollarse a su alrededor. Una de ellas es esta, la de el tatuador, también titulada "Solo la piel es profunda" en la que ironiza sobre la costumbre - muy generalizada en su tiempo - de tatuarse el nombre de la persona amada. El marinero que representó Rockwell debía ser muy promiscuo, ya que en su brazo aparecen numerosos nombres de mujer tachados, recuerdo de amores ya pasados. El tatuador está trabajando en grabarle un nuevo nombre, sin duda la última adquisición amorosa del enamoradizo marino. Más abajo se puede ver, también tatuado, el escudo de los Estados Unidos.
A mediados del s. XX los tatuajes se limitaban solamente a algunos tipos: amorosos, eróticos, patrióticos o religiosos. Apenas algún otro tipo más como nombres o iniciales, el consabido "Amor de madre" o alguna señal delatora de la afición por las drogas. El mundo de los tatuajes ha evolucionado, y los tatuajes actuales están mejor realizados, tienen una variada e imaginativa temática y han incorporado tintas de color (no siempre inocuas). Pero su función sigue siendo ornamental, la de decorar la piel al tiempo que se hace gala de ciertos símbolos definitorios de su portador.
Sin embargo, en el futuro inmediato habrá otro tipo de tatuajes, con una finalidad no ornamental. Algunos centros de investigación como la Universidad de California o el Massachusetts Institute of Technology (MIT) trabajan en dispositivos que pueden detectar la presencia de algunas moléculas. Se trata de un tatuaje para controlar a los diabéticos. Està realizado con tinta electroconductora con nanotubos de carbono envueltos con un polímero sensible a la glucosa. Los sensores flexibles, crean una corriente suave que se encarga de analizar los niveles de glucosa del cuerpo de su portador. Son fluorescentes y su brillantez cambia según los niveles de azúcar detectados, lo que permite un cambio de color visible cuando se sobrepasan los niveles de alarma. Se complementa con un microcontrolador y unos microleds, que posibilitan que se conecte vía bluetooth con un teléfono móvil y una app. Así se puede tener una monitorización constante, con acceso a los niveles de glucosa en tiempo real. Se trata de un sistema poco intrusivo, nada molesto y muy útil para el control de los diabéticos, evitando molestos pinchazos.
El uso de este tipo de tatuajes puede significar la entrada en una nueva era. El laboratorio de sistemas integrados de la Escuela Politécnica de Lausanne ha desarrollado un sistema implantable con biosensores que miden la temperatura, el pH o la densidad de moléculas como la glucosa o el colesterol. La era del biohacking ha llegado, y los tatuajes tecnológicos son un paso más hacia una época transhumanista, un mundo de ciborgs.
A mediados del s. XX los tatuajes se limitaban solamente a algunos tipos: amorosos, eróticos, patrióticos o religiosos. Apenas algún otro tipo más como nombres o iniciales, el consabido "Amor de madre" o alguna señal delatora de la afición por las drogas. El mundo de los tatuajes ha evolucionado, y los tatuajes actuales están mejor realizados, tienen una variada e imaginativa temática y han incorporado tintas de color (no siempre inocuas). Pero su función sigue siendo ornamental, la de decorar la piel al tiempo que se hace gala de ciertos símbolos definitorios de su portador.
Sin embargo, en el futuro inmediato habrá otro tipo de tatuajes, con una finalidad no ornamental. Algunos centros de investigación como la Universidad de California o el Massachusetts Institute of Technology (MIT) trabajan en dispositivos que pueden detectar la presencia de algunas moléculas. Se trata de un tatuaje para controlar a los diabéticos. Està realizado con tinta electroconductora con nanotubos de carbono envueltos con un polímero sensible a la glucosa. Los sensores flexibles, crean una corriente suave que se encarga de analizar los niveles de glucosa del cuerpo de su portador. Son fluorescentes y su brillantez cambia según los niveles de azúcar detectados, lo que permite un cambio de color visible cuando se sobrepasan los niveles de alarma. Se complementa con un microcontrolador y unos microleds, que posibilitan que se conecte vía bluetooth con un teléfono móvil y una app. Así se puede tener una monitorización constante, con acceso a los niveles de glucosa en tiempo real. Se trata de un sistema poco intrusivo, nada molesto y muy útil para el control de los diabéticos, evitando molestos pinchazos.
Esquema del artículo de Analytical Chemistry sobre tatuajes detectores de los niveles de glucosa. http://pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/ac504300n |
El uso de este tipo de tatuajes puede significar la entrada en una nueva era. El laboratorio de sistemas integrados de la Escuela Politécnica de Lausanne ha desarrollado un sistema implantable con biosensores que miden la temperatura, el pH o la densidad de moléculas como la glucosa o el colesterol. La era del biohacking ha llegado, y los tatuajes tecnológicos son un paso más hacia una época transhumanista, un mundo de ciborgs.
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