miércoles, 20 de mayo de 2015

Enfermedades de la piel en los papiros médicos egipcios





Papiro de Ebers 
(1845)

Texto médico egipcio
escrito sobre papiro
Biblioteca de la Universidad de Leipzig 




Los papiros médicos nos proporcionan una gran información sobre las prácticas médicas en el Antiguo Egipto. El más famoso de ellos es el papiro de Ebers, redactado hacia 1500 a.n.e. en el año 8º del reinado de Amenhotep I, faraón de la dinastía XVIII. Fue descubierto en 1862 entre los restos de una momia en una tumba de la necrópolis de Assassif, por Edwin Smith. que lo vendió al egiptólogo Georg Ebers, que realizó su traducción y estudio. Actualmente se conserva en la Biblioteca Universitaria de Leipzig. Es un tratado muy completo: en sus más de 20 m. de longitud, se describen muchas enfermedades y recetas en 877 apartados.  

Algunas de las enfermedades descritas en este importante papiro médico afectaban a la piel. Este fragmento, por ejemplo, se ha interpretado como un forúnculo: 

"Si tú examinas un tumor en su cuello y lo encuentras como un absceso de carne que se endereza como un pezón, dejando fluir pus, dirás acerca de él: es un tumor supurante de su cuello. Voy a tratar la enfermedad con un cauterio; prestaré atención a los vasos. Hazle un remedio como cura que suprima la membrana supurante: (planta-) tenn;  (granos-) denni; granos de (planta-) sames; sangre de pájaro neher; sangre de avispas; amamu ... de plomo; sal marina. Triturar, amasar, y aplicar"    (Ebers, 857)

En el capítulo siguiente del mismo papiro puede leerse la descripción de otro tumor supurante, también localizado en el cuello, que se ha identificado con un ántrax:

"... de donde el pus sale como el líquido de un pescado behou o de un gran escorpión"

En otro texto, el papiro de Smith, encontramos referencias a una forunculosis o a una forma de acné. Se propone la cauterización como tratamiento (Smith, 39). Otro pasaje alude a una posible lipomatosis nodular difusa.

Las enfermedades del cuero cabelludo aparecen varias veces en los textos médicos egipcios. La enfermedad nesseq (posible alopecia areata) es encomendada a "Atón, el que cura la hendidura", es decir, el que repuebla la zona de pelada (Ebers, 766).

Las lesiones de las mucosas no pasaron desapercibidas a los médicos de la época. Algunas frases del papiro de Ebers se refieren a una vulvovaginitis, coomo en el caso de una mujer que evacua un humor espeso (Ebers, 176). Estos casos eran tratados con irrigaciones vaginales (Ebers 817, 819). El cáncer de vulva puede reconocerse por los dolores y la ulceración que conlleva: 

     "Otro (remedio)  para la que devora en el útero y que     produce una úlcera en la vulva..." (Ebers, 176)

Las enfermedades de la lengua no están descritas con precisión, aunque dejan entrever síntomas de glositis.


La mayoría de las heridas y de las mordedura de cocodrilo eran tratadas con sutura quirúrgica y aplicación de carne fresca (Smith, 26).  


Tampoco la extracción de astillas o de espinas vegetales de la piel planteaba problemas terapéuticos:
     "Que se debe hacer para extraer una espina que está en las carnes: casa del (insecto) bibi, miel. Para aplicar encima" (Ebers, 726).


Algunos egiptólogos han interpretado la casa del insecto bibi  como un panal. 

Sin embargo, en ocasiones la herida podía sobreinfectarse y se producía un panadizo:

     "Si  encuentras un dedo enfermo, si el pus lo rodea, si hiede y produce larvas. Dirás acerca de él: una enfermedad que yo trataré. Prepárale remedios para matar los gusanos-sep: sulfuro de arsénico del Alto Egipto, 1/32; sulfuro de arsénico del Bajo Egipto, 1/32; aceite-sefet, 1/8. Triturar y pincelar con esto" (Hearst, 173, 174).

Como se puede ver, se tenía una idea rudimentaria de los agentes infecciosos y de como combatirlos usando arsénico. 

En otras ocasiones, las infecciones eran combatidas con la cauterización y la aplicación de hojas de sauce sobre la lesión, con lo que se conseguía una relativa antisepsia (Ebers, 39) 

 Las quemaduras conforman un tratado particular en el papiro de Ebers, bajo el título: 
"Comienzo de los remedios para una quemadura".

La mayoría se refieren a quemaduras de primero y segundo grado, aconsejando remedios basados en el empirismo, como por ejemplo la aplicación de grasas. Sin embargo en ocasiones se describen quemaduras profundas cubiertas por escaras negruzcas, que sugieren quemaduras de tercer grado (Ebers, 491). Las quemaduras muy extensas, profundas, son tratadas con invocaciones mágicas en las que se recuerda como el dios Horus, en su infancia, sufrió quemaduras y fue curado por la leche de su madre Isis (Ebers, 499).


Fragmento del papiro quirúrgico de Edwin Smith (1600 a.n.e.)
En diversas ocasiones se hallan en los papiros médicos referencias de varias úlceras, presumiblemente de diversa etiología. En el papiro de Smith se citan 39 casos de úlceras en el pecho. A veces, aunque se detalla el tratamiento, las descripciones de las enfermedades y sus causas son sucintas y no permiten su identificación. Así conocemos 

"remedios para curar la uña del pie que va a caer"            (Hearst, 179)

o tratamientos para combatir el prurito en pies y piernas (Ebers, 591-592) aunque no conocemos exactamente la causa de esta sintomatología. 


La Medicina en el Antiguo Egipto: 



1 comentario:

Música y el alma vacía. dijo...

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