lunes, 2 de febrero de 2015

Las "mouches" o falsos lunares





  François Boucher 

Dame à sa toilette 

Óleo sobre tela 86,3 x 76,2 cm 



François Boucher (París 1703 - 1770)  fue un pintor francés, que gustó del estilo galante, propio de la época rococó. Fue famoso por sus pinturas idílicas y voluptuosas de temas mitológicos, alegorías sobre pastores y por varios retratos de Madame de Pompadour. Influído por Rubens y Watteau, nos ha dejado algunos cuadros que reflejan la vida cotidiana en la Francia del s.XVIII.

Una de las costumbres cosméticas que imperaban en aquel momento entre las damas elegantes era pegarse en la piel pequeños trozos de tafetán o terciopelo negro para dar la sensación de falsos nevus, que eran muy apreciados (aún hoy en francés se les denomina grains de beauté, granos de belleza).

Estos falsos nevus eran conocidos con el nombre de mouches (moscas) y además de llamar la atención, realzaban más el color pálido de la tez y los maquillajes blanqueadores al uso en aquel momento. Recordemos que al final del Ancien Régime las mujeres usaban y abusaban de los maquillajes, frecuentemente tóxicos (sublimado, blanco de plomo, albayalde, etc....). También se usaban pelucas blancas empolvadas con polvos de Chipre perfumados. En tal contexto, el carmín de labios o las mouches destacaban poderosamente.  


Además, las mouches podían transmitir un mensaje visual. Dependiendo del lugar donde estuvieran colocadas daban información sobre el temperamento o el estado de ánimo de la dama que los lucía y también se designaban con nombres concretos.

Así, cada localización tenía su denominación. La del  medio de la frente, era la majestuosa; cerca del ojo, la apasionada; en la mejilla, la galante; cerca de la comisura, la discreta; si disimulaba un grano, la ladrona; en el escote, la generosa...

Al parecer el uso de mouches era en su origen para disimular las lesiones o cicatrices de la viruela. La introducción de la vacuna por parte de Jenner hizo innecesaria esta función, pero entonces se usó con exclusiva finalidad estética.

Las mouches eran guardadas en cajas de nácar u otros ricos materiales y formaban parte de los afeites cosméticos que las preciosas guardaban más celosamente. Aparte de la tradicional forma redonda u ovalada, podían tener forma de corazón, de media luna, de cometa, de estrella...

Su uso fue muy extendido e inmoderado y era frecuente colocarse varios, siendo frecuente llevar más de una doc
ena. Pero no era un aditamento exclusivamente femenino: los caballeros también solían usarlos, si bien con más moderación. Era un elemento imprescindible para el coqueteo o la seducción. Esta moda comenzó bajo el reinado de Luis XIII (1610 - 1643) y llegó hasta la Revolución. También se extendió a otros países, como a Italia y a España.


En el cuadro de Boucher podemos ver a una dama que tras la aplicación de maquillaje acaba de colocarse una mouche cerca del ojo (signo  de pasión), y en un dedo tiene otra de las mouches a punto de colocarse. Con la otra mano sostiene  la caja donde las solía guardar, en la que podemos ver un medallón con un retrato (probablemente su amante).


Gilles Petit: La mañana o Dame à sa toilette. Grabado.

Inspirado en Boucher, el grabador Gilles Petit (1694 - 1760) realizó algunos grabados sobre este tema (aquí aportamos un detalle, en blanco y negro) de uno de ellos: La mañana o Dame à sa toilette (31,5 x 21,6 cm) 

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