jueves, 22 de enero de 2015

Caravaggio: Las manos de San Jerónimo








Caravaggio

  San Jerónimo penitente (detalle)

 (1605-1606)

Óleo sobre lienzo. 140,5 x 101,5 cm.
Museu de Montserrat 



Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571 - 1610)  tomó el nombre de Caravaggio por ser éste el nombre de su pueblo natal, en Lombardía. Influído por Leonardo y por los naturalistas alemanes, fue uno de los más importantes representantes de la escuela naturalista, consiguiendo con su dominio del claroscuro, un gran dramatismo en sus pinturas.

Su etapa romana fue muy brillante, revolucionando el arte de su época, y gozando de gran fama. Pendenciero y de vida turbulenta, fue acusado de asesinato y se refugió en la isla de Malta, donde la Soberana Orden Militar aceptó a darle cobijo, a cambio de que pintara. 

Su obra San Jerónimo penitente muestra al santo durante su retiro eremítico, meditando sobre la fugacidad de la vida junto a una calavera. Se conserva en el Museo de Montserrat.

La pintura refleja hasta los más mínimos detalles del personaje, que ya con cierta edad, acusa en su piel el paso del tiempo. Destacan sus manos, en las que Caravaggio distingue la parte más distal - curtida por el sol, más engrosada, arrugada y tostada - de la parte cubierta de ropa, más preservada. Muestra así un reflejo claro del fotoenvejecimiento cutáneo, de los efectos que produce la exposición continuada del sol en la piel.    

Otra interpretación puede ser la que nos hace llegar el dermatólogo Dr. J.J. Vilata, de Valencia. Según él, las alteraciones en el dorso de las manos no se corresponden con parecidas alteraciones en la cabeza, por lo que podría tratarse de una pelagra. La pelagra es una avitaminosis por déficit de ácido nicotínico, que afecta muchas veces a personas malnutridas o en alcohólicos. La acción combinada de la luz solar produce cambios en el dorso de las manos y en el cuello (collar de Casal). Los habituales ayunos de S. Jerónimo en su cueva de Belén podrían explicar que padeciera esta afección. Por otra parte, Caravaggio, de vida bohemia y tabernaria habría visto numerosos casos de marginados, malnutridos y alcohólicos y habría trasladado al lienzo sus observaciones, que seguramente debieron ser frecuentes. 


La visión completa del cuadro de S. Jerónimo penitente. 

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