miércoles, 29 de enero de 2020

Ramón y Cajal, dibujante







Santiago Ramón y Cajal

Cabeza de niña

Dibujo. Carboncillo y tiza sobre papel
Instituto Cajal. CSIC. 
Madrid 





Ya hemos hablado en otras entradas de este blog de la obra científica de Cajal, del descubrimiento de la neurona, y también de sus intereses de juventud. Hasta de algunas de sus anécdotas más célebres. Pero nos falta comentar una de sus grandes aficiones: el dibujo. 

A Santiago siempre le había interesado dibujar. Desde su infancia, pasaba sus horas dibujando todo tipo de personajes o paisajes. En el Instituto Cajal se conservan algunos de los dibujos de Cajal, de innegable calidad, que fueron realizados durante su infancia y adolescencia, especialmente durante los años en los que vivió en Ayerbe (1860-1864). 


Desde joven, Cajal era muy aficionado al arte. Los dibujos de la imagen los realizó durante su adolescencia
Dos de los dibujos artísticos de juventud de Cajal.
A la izquierda, Cabeza de niña, de perfil.
A la derecha, ermita de La Virgen de Casbas (Ayerbe).

Pero Don Justo, su padre, médico rural desaprobaba las tendencias artísticas de su hijo. Consideraba que el dibujo en particular y todo el arte en general era una ocupación de vagos y marginados, una «distracción nefanda», que no servía para nada. Su hijo no tenía que perder el tiempo en ello, y que más valía que se preocupase de estudiar para una profesión de provecho. Se opuso frontalmente a las tendencias artísticas de su hijo y le escondía lápices, pinceles y de todo material artístico. Cajal lo recordaba así: 
«mi padre, trabajador y estudioso como pocos, adolecía de una laguna mental: carecía totalmente de sentido artístico y repudiaba o menospreciaba toda cultura literaria». 
Pero Santiago se las ingeniaba para pintar: cualquier trozo de carbón o de tiza le servía para dibujar en tapias y paredes. Cuando su padre vio que privarle hasta de los mínimos materiales no era suficiente, decidió humillarle. Para eso pidió a un pintor de brocha gorda que estaba revocando la iglesia de Ayerbe (lo más parecido a un artista que encontró en las cercanías) que le diera su opinión sobre uno de los dibujos destacados de su hijo, un Santiago matamoros. El pintor opinó que el dibujo era muy malo y que su joven autor jamás llegaría a nada en el mundo del arte. El padre, entonces, cargándose de razón, le dijo a Santiago:
Venga acá, señor pintamonas, y repare usted en las manazas del Apóstol, que parecen muestras de guantero; en la cortedad del cuerpo, donde las ocho cabezas prescritas por los cánones han menguado a siete escasas, y, en fin, fíjese en el caballo, que parece arrancado de un tiovivo.
Dibujo a lápiz hecho por Santiago Ramón y Cajal en su
   juventud. Consejo General de Colegios Médicos de España
Evidentemente la inmisericorde valoración de la pintura del muchacho iba dirigida a presionarlo para que decidiera estudiar Medicina y que abandonara cualquier veleidad artística. 

Pero este desprecio no le hizo abandonar su afición, sino al contrario. El dibujo se convirtió en su refugio, un lugar interior donde se ocultaba y se encerraba, un espacio privado y personal, que siguió generando problemas con su familia:
Mis gustos artísticos cada vez más definidos y absorbentes, crearon en mí hábitos de soledad y contribuyeron no poco al carácter huraño que tanto disgustaba a mis padres.
Santiago, cada vez más encerrado en sí mismo, expresa su mundo interior dibujando continuamente: 
Descontento del mundo que me rodeaba, refugiéme dentro de mí. En el teatro de mi calenturienta fantasía, sustituí los seres vulgares que trabajan y economizan por hombres ideales, sin otra ocupación que la seria contemplación de la verdad y la belleza. Y traduciendo mis ensueños al papel, teniendo por varita mágica mi lápiz, forjé un mundo a mi antojo, poblado de todas aquellas cosas que alimentaban mis ensueños.
En 1864, la familia de Ramón y Cajal se trasladó a vivir a Huesca, en donde Santiago encuentra nuevas oportunidades para realizarse artísticamente.  Por ejemplo, le fascinaban los fotógrafos ambulantes del lugar, y comenzó a interesarse por la fotografía,  afición que conservó toda su vida. Como él solía decir: 
La fotografía es un ejercicio científico y artístico de primer orden. Por ella vivimos más , porque miramos más y mejor.
El revelado fotográfico le aportó conocimientos que más tarde le serían muy útiles para descubrir métodos de tinción de las neuronas. 


Una pintura al óleo de inspiración romántica, elaborada por un joven Cajal.
Pintura realizada por Santiago Ramón y Cajal. 

Su interés artístico nunca le abandonó. A CajaI le hubiera gustado dedicarse profesionalmente al arte. Pero su padre, Don Justo, médico rural, quería que estudiara Medicina. Cuando Santiago comenzó a tomar clases de pintura con su profesor de dibujo, León Abadías, su padre le propuso un pacto. Podría acudir a estas clases, mientras cediera a ser aleccionado en anatomía por él mismo. 

Al llegar a la Facultad de Medicina su encuentro con la anatomía no fue precisamente un amor a primera vista. Él mismo lo describe así: 
Ante la imponente losa anatómica, protestaron al principio cerebro y estómago; pronto vino, empero, la adaptación. En adelante vi en el  cadáver, no la muerte, con su cortejo de tristes sugestiones, sino el  admirable artificio de la vida 

Una lámina dibujada por Cajal hacia 1879, inicio de un monumental atlas anatómico.
Uno de los dibujos anatómicos de Ramón y Cajal.  
Pero pronto vio en la Anatomía una manera de realizarse como artista. El estudio del cuerpo humano le permitía realizar muchos dibujos anatómicos en los que expresaba su potencialidad artística. Cajal realizó dibujos anatómicos de gran calidad. Tal vez por eso le acabó interesando mucho más la anatomía que la clínica. Como él mismo había confesado en más de una ocasión, "fue artista precisamente porque fue científico"

Cajal solía pintar las disecciones que realizaba, reuniendo así una gran colección de obras con las que pensaba preparar un atlas anatómico. El trabajo artístico de Cajal era de  gran calidad (láminas de gran tamaño, con un buen detalle anatómico y coloreadas con acuarelas), pero lamentablemente, las artes gráficas de Zaragoza no tenían nivel para imprimir una obra de ese nivel técnico y no pudo publicarse.

anatomia

En su época, la fotografía microscópica estaba escasamente desarrollada, y la habilidad de Cajal para dibujar le fue muy útil para plasmar lo que sus ojos veían cuando examinaba tejidos al microscopio. Se conservan gran número de los dibujos histológicos de Cajal, realizados con gran precisión y maestría. En Recuerdos de mi vida (1917) comentaba: 
¡Qué belleza la de las preparaciones obtenidas tras la precipitación de bicromato de plata depositado en exclusive en los elementos nerviosos! Pero, de otra parte, ¡qué tupidos bosques revelaban, en los que era difícil descubrir las terminaciones de su intrincado ramaje!.

A continuación adjuntamos una muestra de dibujos de tema histológico de Santiago Ramón y Cajal, ya en su época de investigador médico, conservados en el Instituto Cajal de Madrid (CSIC). 


Resultado de imagen de ramon y cajal dibujos
Santiago Ramón y Cajal.  Astrocitos del hipocampo del cerebro humano. Instituto Cajal,
Legado Cajal, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) 
                   

Santiago Ramón y Cajal: Células gliales de la médula espinal del ratón (1899)
Instituto Cajal (CSIC)

ilustraciones de ramon y cajal m1693
Santiago Ramón y Cajal: Nervio espinal seccionado. Instituto Cajal (CSIC)



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