De Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) se cuentan muchas anécdotas. Muchas de ellas me han llegado por tradición oral y otras aparecen citadas en algunas obras sobre el ilustre científico. Aportaremos aquí una breve recopilación.
Un niño travieso y un padre severo
El padre de Ramón y Cajal, médico en el pueblo navarro de Petilla de Aragón era un hombre muy estricto y severo. Pero Santiago Ramón y Cajal y su hermano eran unos diablillos. En una ocasión, sedientos de aventuras, hicieron novillos (faltaron a la escuela) y se escaparon durante tres días al monte, donde sobrevivieron a base de frutas y raíces. Cuando su padre los encontró estaban durmiendo. El castigo fue implacable. Les cayó una buena zurra y los ató codo con codo para que todo el pueblo los viera.
A los 14 años, Santiago construyó un cañón agujereando un trozo de viga. Consiguió dispararlo, pero con tan mala suerte que hizo un agujero en la puerta de un vecino. Por este motivo pasó tres días en el calabozo y, a petición de su padre, no recibió alimento durante esos tres días.
La afición de Santiago por el dibujo era manifiesta. Pero el arte, según su padre era una manera de perder el tiempo. Por eso Santiago pintaba siempre que podía en paredes y tapias y se fabricaba colores remojando el forro de los librillos de papel de fumar, o raspando la pintura de las paredes para disolverla luego.
Ramón y Cajal, culturista
La mayoría de nosotros tenemos una imagen de un Ramón y Cajal ya en la cumbre de su éxito, como reconocido premio Nobel, calvo y con aspecto venerable. Pero nada tiene que ver esta imagen con la que tenía a los 18 años cuando fue un auténtico obsesionado por el "culturismo". A esta edad comenzó lo que él mismo denominaría más tarde "mis manías literaria, gimnástica y filosófica", que de alguna forma seguirían condicionando el resto de su vida.
Ramón y Cajal, en su juventud, con la bien desarrollada musculatura obtenida tras duro entrenamiento en el gimnasio |
Al parecer, todo comenzó cuando siendo estudiante, perdió al luchar al pulso (echar un pulso) con un amigo, llamado Morriones. Le preguntó como tenía tal fuerza, si era más bajo y delgado que él. Morriones le dijo que se entrenaba en un gimnasio y que practicaba esgrima. La "humillación de la derrota" como él decía, le decidió a apuntarse a un gimnasio. Le propuso a su entrenador - un tal Poblador - darle clases de anatomía de los músculos a cambio de entrenamiento físico.
Por lo visto, Santiago hizo grandes progresos en el gimnasio y le cogió una gran afición al culturismo fue tal. Sus músculos se desarrollaron tanto, que llegó a describirse a si mismo como:
“(…) ancho de espaldas, con pectorales monstruosos, mi circunferencia torácica excedía de los 112 centímetros, y al andar mostraba esa inelegancia y contorneo rítmico característico de los forzudos o Hércules de Feria (…)”
Ni que decir tiene que Cajal en pocos meses, consiguió vencer la revancha de Morriones, y no sólo eso, sino que además llegó a ser el campeón más fuerte del gimnasio de Poblador.
Como curiosidad, decir que había desarrollado tanto su musculatura que rompía constantemente el bastón de caña que solían llevar los jóvenes de su tiempo. Llegó a sustituírlo por una barra de hierro que pintó para camuflarla de las miradas de los demás. La barra en cuestión pesaba más de dieciséis libras ( unos 7'3 Kg)
Un duelo por amor
La buena forma física que había obtenido en el gimnasio le llevó a algunas peleas. En una ocasión tuvo una pendencia con un contrincante amoroso, por pretender a la misma joven.
La discusión acabó en un reto a una especie de duelo a puñetazos. Durante la lucha, Cajal atacó al contrario con la técnica del "abrazo del oso" apretándole con tal fuerza el tórax que le produjo una lipotimia.
Cajal se asustó mucho, creyendo que lo había matado. Afortunadamente, el joven pudo recuperarse y el incidente se saldó sin consecuencias.
La buena forma física que había obtenido en el gimnasio le llevó a algunas peleas. En una ocasión tuvo una pendencia con un contrincante amoroso, por pretender a la misma joven.
La discusión acabó en un reto a una especie de duelo a puñetazos. Durante la lucha, Cajal atacó al contrario con la técnica del "abrazo del oso" apretándole con tal fuerza el tórax que le produjo una lipotimia.
Cajal se asustó mucho, creyendo que lo había matado. Afortunadamente, el joven pudo recuperarse y el incidente se saldó sin consecuencias.
Bibliografía
Gil-Loyzaga P. Ramón y Cajal y el deporte. International Journal of Sport Science
Volumen VII - Año VII ISSN:1885-3137
No 26 - Octubre - 2011 http://www.cafyd.com/REVISTA/semblanza26.pdf
Ramón y Cajal fue culturista. https://www.facebook.com/notes/diario-de-un-fisicoculturista/ramon-y-cajal-fue-culturista/413060241067/
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