miércoles, 17 de junio de 2020

Las Meninas: (y VII) Nicolasito Pertusato, enanismo hipofisario.








Diego Velázquez 

Las Meninas (detalle)
(1656)

Óleo sobre lienzo 320,5 x 281,5 cm
Museo del Prado. Madrid





Continuamos comentando algunos aspectos patológicos presentes en el cuadro de Las Meninas, y que ya iniciamos en otra entrada del blog, en el que tratamos del enanismo acondroplásico y la macrocefalia de Maribárbola.  

En el famoso cuadro de Velázquez, al lado de Maribárbola podemos ver otro enano, que inquieto y travieso, está propinando un puntapié al perro que está sentado delante de Maribárbola. El mastín, con gesto contenido, cierra los ojos, paciente y estoico, como si estuviera ya cansado de las constantes travesuras del pequeño personaje. 

El que está pateando al resignado can no es otro que Nicolasito Pertusato, otro de los numerosos enanos de la Corte. Sin embargo, a diferencia de Maribárbola, tiene todos sus miembros proporcionados: los brazos y las piernas no son cortos como en las acondroplasias, ni la cabeza más grande de lo que cabría esperar. Lo que llama la atención es su pequeña estatura, hasta el punto que casi podría confundirse con un niño. Pero ya Antonio Palomino, en 1724, al comentar el cuadro de Las Meninas,  dejó clara su condición de enano: 
en principal término está un perro echado y junto a él Nicolasico Pertusato, enano, pisándolo, para explicar a el mismo tiempo, que su ferocidad en la figura, lo doméstico, y manso en el sufrimiento; pues cuando le retrataban se quedaba inmóvil en la acción, que le ponían; esta figura es obscura, y principal, y hace a la composición gran armonía

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Las Meninas, en la personal interpretación de Picasso.
En el centro, de azul, Maribárbola. A la derecha, en rojo,
Nicolasito Pertusato, dando una patada al perro.
(Museo Picasso, Barcelona). 

Pertusato, pues, adolece de un tipo de enanismo diferente al de Maribárbola. Probablemente un enanismo hipofisario por escasa producción de la hormona de crecimiento, que estimula las somatomedinas o IGF-I que actúan en los múltiples fenómenos involucrados en el crecimiento de todos los órganos y tejidos. Las causas que lo producen pueden ser de distinta naturaleza: 


  • Tumores: Son la causa más frecuente, especialmente el craneofaringioma, que puede producir hipopituitarismo.
  • Defectos en el desarrollo que ocasionan un déficit hipofisario (disgenesia hipofisaria).
  • Alteraciones genéticas que inactivan al gen receptor de la GH. En estos casos la secreción de hormona es normal, pero la GH es incapaz de realizar su acción biológica.
  • Traumatismos durante el parto, a partir de maniobras obstétricas.
  • Infecciones.
La sintomatología suele manifestarse alrededor de la pubertad. La edad ósea está muy retardada y como consecuencia la talla es muy corta. La piel presenta una coloración pálido-amarillenta.  La voz es aguda y chillona y la dentición suele estar atrasada. En los varones el pene suele ser más pequeño de lo habitual. El aspecto general es aniñado con «aspecto de muñeco».  

No era éste el único enano proporcionado en la Corte. Madame de Villars comenta al menos otro de similares características en la Corte de Carlos II, describiéndolo de la siguiente forma: 
nunca vi cosa tan linda como el enano del rey llamado Luisillo, nacido en Flandes; maravilla su pequeñez y está perfectamente proporcionado. Tiene linda cara, bonita cabeza y más talento del que pueda imaginarse” 
Nicolás Pertusato  (1635-1710) era de familia noble, oriunda de Alessandria de la Paglia, en el Milanesado. Por su pequeña estatura había entrado a formar parte de la "gente de placer" de la Corte de Felipe IV, siendo la reina Mariana de Austria su principal valedora. Es sabido que los enanos y otras rarezas patológicas eran muy apreciados en las Cortes del Barroco, donde aparte de proporcionar distracción a los cortesanos, y realizar otros servicios, se exhibía su patología como un exotismo. El Barroco buscaba lo raro, lo bizarro y lo diferente, como curiosidad, para ser exhibidos y sorprender. En el Barroco todo era teatralidad, apariencia y oropeles.  

El expediente de Pertusato como enano termina en 1660. A partir de 1664, Nicolás presta servicio como criado de la Cámara. Ya nadie le llama Nicolasito. Se ha transformado en Nicolás e incluso hay quien le llama Don Nicolás. Durante el reinado de Carlos II es designado ayuda de Cámara como merced particular (1675).  


Diego Velázquez - Retrato del Cardinal-Infante Fernando de Austria.jpg
Felipe IV, cazador

Nicolás Pertusato fue probablemente el último bufón de los muchos que pululaban en la Corte hispánica. Los historiadores cifran en cerca de 130 bufones entre 1563 y 1710 (80 hombres y 47 mujeres) que atendiendo a sus apellidos parecen ser de muy variada procedencia: Castilla, Galicia, Vizcaya, Flandes, Nápoles y Catalunya. Generalmente constan con diminutivos en los registros de la Corte madrileña, y también con un apelativo asociado a su discapacidad física o intelectual. Por este motivo conocemos también sus variadas patologías: enano, loco, barbuda, la de todo el mundo, la monstrua, el pigmeo... 

Pero el cometido de los bufones y gente de placer de la Corte madrileña no era solo jocoso, ni hacer burlas y bromas a las damas y caballeros.  En definitiva, tenían un papel que excedía con mucho el de payaso y malabarista. Algunos de aquellos personajes adquirirían un papel destacado como espías, una función adecuada si tenemos en cuenta la facilidad con la que podían colarse en uno u otro corro con el pretexto de realizar bromas y travesuras. Prestaban servicios a alguna de las facciones palaciegas que se disputaban el poder durante el s. XVII. Conocemos las actividades de espionaje de algunos de ellos: Sebastián de Morra, Juan Rana, Manuelillo de Gante, Cristóbal Castañeda (llamado Barbarroja)  y también Nicolasito Pertusato. 


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El bufón Cristóbal Castañeda "Barbarroja"


Para ilustrar las actividades informativas que proporcionaban los bufones al bando contratante podemos recordar un incidente cortesano. El bufón Cristóbal Castañeda "Barbarroja", estaba a sueldo del poderoso e intrigante Fernando de Austria, hermano de Felipe IV y nombrado cardenal-infante debió pasar alguna información sobre el bando contrario, el del Conde Duque de Olivares. A Olivares, ministro plenipotenciario no le debió sentar nada bien, porque tomó represalias y expulsó de la Corte a Barbarroja.   
En un momento político delicado (Portugal se estaba escindiendo y estaba a punto de estallar la Guerra dels Segadors en Catalunya, el rey tomó la determinación de reducir las posibilidades de espionaje en palacio, y la de la sustracción de documentos, por lo que dictó la siguiente disposición: 
Para que no suceda el faltar de los aposentos de la reina algunas cosas, como ha sucedido, y lo mismo en los míos, se previenen las cosas que ha parecido convenientes y se ha dado orden para ello al duque de Alba y a vos la doy para que cuando salieren por la Ante-Cámara y Saleta los muchachos y los locos (referido a los bufones) no los dejen ir hasta haber sabido de los reposteros de camas si falta alguna cosa, para que con este cuidado tengan las cosas el buen cobro que conviene. Vos se lo ordenaréis a los dichos reposteros de camas y los ujieres de saleta.- En Madrid, a 19 de noviembre de 1633-. Al Marqués de Santa Cruz”.
Fue a partir de aquella orden que algunos de los bufones-espía se dirigieron a cumplir misiones en el exterior. Por ejemplo, sabemos que Manuelillo de Gante fue comisionado por el conde-duque de Olivares y por el rey Felipe IV para realizar una misteriosa misión en Italia (1637). Sin embargo, tal vez se encaminaba a otro destino. El caso es que Manuelillo volvió precipitadamente a la corte —después de estar en paradero desconocido durante 4 años— después del asesinato del Presidente de la I República Catalana, el canónigo Pau Claris, que en enero de 1641 había proclamado una efímera República que acabó en protectorado francés al cabo de pocos días. No quiere decir que Manuelillo fuese el magnicida, ni siquiera sabemos si estuvo en la escena del crimen. Pero sí sabemos que Manuelillo conocía bien Barcelona, ya que había vivido allí en la época en la que su señor, el cardenal-infante había sido virrey de Catalunya (1632-1633). Puede ser que el bufón reconvertido en espía hubiese participado de alguna manera en la conspiración que acabó con la vida del infortunado Pau Claris. 

Algo parecido sucedió con Nicolasito a quien también llamaban "la sabandija de palacio". Seguía vinculado a la Corte a la muerte de Carlos II y probablemente actuó como espía doble y participó en las intrigas durante el período en que se intentaba instaurar la dinastía borbónica en la figura de Felipe de Anjou (Felipe V). En sus últimos años obtuvo el reconocimiento de la princesa de los Ursinos, que había acompañado a Felipe de Anjou (entronizado al fin como Felipe V), que apartó del poder a las oligarquías castellanas.


Bibliografía

Pons, M. Los bufones de la corte hispánica. ¿Payasos o espías? El Nacional. https://www.elnacional.cat/es/cultura/marc-pons-bufones-de-la-corte-hispanica-payasos-o-espias_444771_102.html




Las Meninas, Is this the best painting of the history? 



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