Retrato de James Morris
"The rubber skin man"
Fotografía en B & N
Colección particular |
Ya hemos comentado en otra entrada que algunos contorsionistas medievales podían estar efectos del síndrome de Ehlers-Danlos. También tenemos algunos ejemplos de ello en algunas representaciones de bailarinas contorsionistas en el arte del antiguo Egipto. Lo mismo que probablemente sucedió con algunos músicos que alcanzaron un gran virtuosismo gracias a su flexibilidad, como fue el caso de Niccolò Paganini.
James Morris, "el hombre de goma" |
No comentaremos aquí la larga lista de personajes que fueron mostrados como atracción circense por este motivo. Nos limitaremos a recordar a uno de los casos más emblemáticos: James Morris.
James Morris había nacido en Copenhague en 1859. Ya de niño asombraba a sus compañeros estirando la piel hasta llegar a separarla 45 cm de su posición normal, sin dolor aparente. Su habilidad llegaba al punto que podía hacerse una especie de máscara que cubría totalmente la cara con la piel del cuello.
Su popularidad hizo que en 1885 fuera aceptado por la compañía "Barnum & Bayley circus" uno de los más prestigiosos circos del momento. En su número, Morris tomaba el nombre de «The Rubber Man», y demostraba que su piel era tan elástica que podía incluso convertirla en un vestido, envolviéndose con ella. Uno de los shows de mayor éxito consistía en coger la piel de su cuello tirando de ella hacia arriba para cubrir por completo su rostro formando una estrambótica trompa de elefante. Estos números eran muy bien acogidos por el público.
James Morris |
Sin embargo una de las características del síndrome de Ehlers-Danlos es la facilidad para que aparezcan heridas y cicatrices en la piel. La piel de Morris se estiraba, pero empezó a ser muy frágil y a sufrir heridas y laceraciones.
También comenzó a presentar problemas articulares. Sus articulaciones se deformaban cada vez más y comenzaron a dolerle. El dolor era intenso y cada vez le limitaba más sus movimientos. A pesar de ello, siguió realizando espectáculos durante 13 años. El circo no podía prescindir de un número tan popular como el «del fantástico hombre de goma».
Cansado y aquejado por su dolor cada vez más limitante, James Morris se refugió en el alcohol. Al final, su trato era conflictivo, y el circo decidió prescindir de él. Tras dejar el mundo del espectáculo, Morris trabajó de peluquero en Nueva York, pero su alcoholismo era cada vez más evidente. No sabemos que sucedió después ni cual fue su final.
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