Javier Garcés
Pica
(2010)
Madera de abedul y vidrio 31 x 79 x 60
Museo Can Mario de escultura contemporánea
Palafrugell
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El lavabo, dotado de agua corriente y sumidero, aparece en el último cuarto del s. XIX. Hasta entonces era habitual lavarse parcialmente con una gran jarra y una gran jofaina, de forma similar a como se lavaban las manos en la Edad Media.
Conjunto de jofaina y jarra. Finales del s. XIX. Colección particular |
A partir de ahí se empiezan a fabricar productos sanitarios de lujo, con ostentosas decoraciones, que fueron usados durante la época de la arquitectura modernista. Los nuevos hábitos de higiene se difunden internacionalmente, y los cuartos de baño empiezan a generalizarse como parte de la vivienda. Al principio se instalaba un lavabo único y común en las plantas bajas del edificio, pero pronto se pasó a un baño por vivienda, y éste va ganando más espacio. Progresivamente, se desarrolla el sistema de alcantarillado moderno, que conlleva la modernización del cuarto de baño y de todos sus elementos (tuberías, grifos, desagües…). Los baños solían constar de bañera, inodoro y la pila del lavabo. En algunos casos (sobre todo en ciertos países) se complementaba también con un bidé.
Catálogo de sanitarios. Principios del s. XX. |
En algunas ocasiones los lavabos, como otras piezas del cuarto de baño, estaban profusamente decorados. Es el caso de los lavabos que encontramos en el Pavelló de Distingits del Institut Pere Mata, de Reus, verdadera joya modernista, realizada bajo la dirección de Lluís Doménech y Montaner.
Pero el nuevo concepto de “baño funcional” se basaba en el progresivo uso de nuevos materiales, más ligeros y resistentes. Los recargados trabajos en ebanistería, cortinajes, alfombras y piezas en hierro fundido del pasado van dejando paso progresivamente a materiales más modernos como el esmalte blanco, los azulejos y el mármol. El abandono definitivo del hierro y el monopolio de la porcelana ocurren sobre todo después de la I Guerra Mundial, y gracias a los nuevos materiales es posible desarrollar modelos estándar de baño para las clases más modestas.
Pero el nuevo concepto de “baño funcional” se basaba en el progresivo uso de nuevos materiales, más ligeros y resistentes. Los recargados trabajos en ebanistería, cortinajes, alfombras y piezas en hierro fundido del pasado van dejando paso progresivamente a materiales más modernos como el esmalte blanco, los azulejos y el mármol. El abandono definitivo del hierro y el monopolio de la porcelana ocurren sobre todo después de la I Guerra Mundial, y gracias a los nuevos materiales es posible desarrollar modelos estándar de baño para las clases más modestas.
Antonio López: Lavabo de Roca, 1967 |
Aunque quizá menos impactante, también podríamos citar la pintura de Antonio López que plasma un lavabo más doméstico, como el que podía encontrarse en cualquier domicilio particular en la década de los años 60.
Lavabo modernista profusamente decorado. Pavelló de distingits. Institut Pere Mata. Reus. |
El lavabo ha supuesto en cualquier caso un importante progreso en la higiene cutánea, que probablemente disminuyó considerablemente algunas enfermedades. No siempre las actuaciones médicas son las que frena el avance de la patología. Muy frecuentemente nos olvidamos del transcendente papel de objetos que, de tan cotidianos, dejamos de considerar. Inventos tan humildes e impensados como la ducha, el bidé o el lavabo han contribuído considerablemente a la mejoría de la higiene.
Javier Garcés: Pila (visión frontal). |