Jenny Saville
Knead-1994 (1995-1996, según fecha en el reverso)
Óleo sobre lienzo. 137,5 x 157,5 cm
Galerie Daniel Templon. París. |
Ya hemos hablado en otras entradas del blog de la pintora Jenny Saville (Cambridge, 1970), de su fascinación por los cuerpos accidentados y por las heridas, traumatismos y efracciones cutáneas.
Jenny Saville: Closed contact |
Saville se toma muchas veces a sí misma como modelo, ante el espejo, a sabiendas que no tiene un cuerpo perfecto, pero que ella acepta tal como es y le gusta ser así, criticando la obsesión por la cirugía plástica en nuestra sociedad. La reflexión que hace al espectador es la consideración de lo absurdo que es pasar por tanto dolor y someterse frívolamente a una cirugía plástica para alcanzar el objetivo de una belleza estereotipada y repetida.
Saville estudió arte en la Slade School Of Fine Art de Glasgow (1988-1992). Poco antes de terminar sus estudios realizó una estancia en la Universidad de Cincinnati (1991). Allí vió una gran cantidad de mujeres obesas y otras obsesionadas por remodelar su cuerpo mediante la cirugía plástica. Esto hizo que se interesara por las "imperfecciones" corporales, en sus tabúes y en sus presiones sociales. Aunque a Jenny le había interesado la deformación corporal desde su infancia, y recordaba haber observado la forma en que los dos pechos de su maestra de piano, aplastados juntos en su camisa, se convertían en una gran masa.
Jenny Saville: Cindy (1993) y La novia (1992) |
Cuando terminó sus estudios obtuvo una beca de post-grado en Connecticut (1994), y pudo presenciar las intervenciones quirúrgicas de un cirujano plástico. Descubrió así como se reconstruía la carne humana y varió su percepción del cuerpo, su capacidad de recuperación y su fragilidad. La cirugía plástica impulsó su examen en las formas aparentemente infinitas en que la carne se transforma y desfigura. También estudió las patologías médicas, los cadáveres en la morgue y los animales muertos. El cuerpo humano tomó la forma de un gran pedazo de carne, o como afirma ella misma:
“Pinto carne porque soy humana”Al mismo tiempo, Saville estudió la escultura clásica y renacentista; y observó con atención la representación de parejas entrelazadas, madres con sus hijos y cuerpos de transexuales desafiando las dicotomías de género.
Otro de los temas de Jenny Saville es la transexualidad |
Pero no se trata solamente de una obra contemporánea provocadora e innovadora. Su trabajo revela una profunda conciencia del arte del pasado y de cómo se ha representado el cuerpo a lo largo de la historia, recibiendo influencias de la escultura antigua e hindú, del dibujo y la pintura del Renacimiento, y de la obra de artistas modernos como Henri Matisse, Willem de Kooning y Pablo Picasso. Sus pinturas muestran extremidades retorcidas y pliegues de cuerpos en los que se pueden adivinar ecos de Tiziano, Tintoretto, Rubens o Manet.
En la trayectoria de Saville se percibe la necesidad de enfrentarse al cuerpo humano, de retorcerlo, de descolocarlo sin separarse de la verdad. Sus cuerpos femeninos distorsionados pugnan por alcanzar la belleza soñada a punto de someterse a una cirugía plástica. Su pintura es una crítica acerba a los abusos de la cirugía plástica, que se opone a la tiranía de los cuerpos diseñados por el PhotoShop. Su obra es, sin duda, el arte de una mujer que pinta mujeres insatisfechas. Un arte que es en sí mismo, una proclama feminista, provocador y rebelde ante los cánones impuestos por la sociedad patriarcal. Un arte que refleja el sufrimiento de las mujeres que se creen obligadas a ser bellas. De lo que no cabe duda es que se trata de mujeres que no están pintadas por hombres.
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