Jacques-Louis David Muerte de Marat (detalle) (1793) Óleo sobre lienzo. 165 x 128 cm Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica. Bruselas. |
Pero, ¿cuál era esta esta enfermedad?. No tenemos ninguna descripción detallada de sus lesiones ni datos que permitan un diagnóstico seguro, por lo que se han barajado diversas hipótesis. Sabemos, sin embargo, que era una enfermedad que apareció solamente en los últimos años de su vida (3-5 años antes), lo que hace improbable el diagnóstico de dermatitis atópica, como se ha planteado en alguna ocasión.
Jelinek (1979) describe la enfermedad de Marat como
‘una afección cutánea crónica y adquirida, afectándole en una edad media (45-50 años), la cual comenzó en la zona perineal, se expandió a la mayoría de su cuerpo, era intensamente pruriginosa, persistió durante largo tiempo y no demostró ser letal’ (1)
La enfermedad se fue agravando progresivamente y cada vez era más pruriginosa, por lo que Marat se veía forzado a permanecer cada vez más horas sumergido en la bañera, donde encontraba algún consuelo. Así llegó a convertirla en su despacho, donde escribía y recibía visitas o mantenía conversaciones.
Luc-Étienne Melingue. Marat escribe sus artículos |
En opinión del reumatólogo Eduardo Puertas-Abreu, podría tratarse de una psoriasis, ya que Marat padecía de artritis en pies y manos, que le causaban tanto dolor que incluso le hacía acortar el tiempo de sus vibrantes intervenciones oratorias en la Asamblea. Agradecemos la colaboración del Dr. Puertas-Abreu, lector habitual de este blog, que nos ha brindado su interpretación de la enfermedad de Marat.
La hipótesis de la sarna (escabiosis) no es desdeñable, desde luego. Esta parasitosis debía ser bastante común en aquel tiempo. Y es probable que - como él afirmaba - la hubiera contraído en las alcantarillas de París huyendo de la policía, por contacto con ropas de vagabundos o hampones. La ausencia de tratamientos efectivos en la época justificaría su cronicidad. Pero seguramente de algún modo se habría revelado el predominio nocturno del prurito. En cuanto a la bañera, aunque puede invocarse una cierta función de alivio sintomático, no parece del todo justificada.
Pero Little (1916), Scarlett (1930) y Jelinek (1979) coinciden en el diagnóstico más probable de dermatitis herpetiforme.(2)
Hemos de tener en cuenta que la dermatitis herpetiforme fue descrita por primera vez en 1884 (91 años después de la muerte de Marat) por el dermatólogo norteamericano Louis Duhring (por eso se le conoce también como enfermedad de Duhring), que la definía
“como una erupción en la piel caracterizada por la presencia de lesiones vésico-ampollosas agrupadas en un patrón herpetiforme…”(3)
La dermatitis herpetiforme no es una enfermedad infecciosa, por lo que si Marat la tuvo, no se había contagiado en las cloacas parisinas, como él sostenía. Su etiología depende de factores genéticos e inmunológicos. un siglo más tarde de su descripción, Marks (1966) la asoció con anormalidades intestinales y Frey (1973), demostró los beneficios de una dieta libre de gluten en la evolución de la enfermedad; es decir, que la dermatitis herpetiforme se asocia con frecuencia a la enfermedad celíaca o celiaquía.
Los datos clínicos que nos han llegado de la afección de Marat son compatibles con la dermatitis herpetiforme; aunque en ausencia de un estudio anatomopatológico y sin análisis bioquímicos e inmunológicos es imposible establecer un diagnóstico de certeza.
Jacques-Louis David (1748-1825). La muerte de Marat (1793). |
Marat sufría insomnio pertinaz y constantes dolores de cabeza, y tal vez por eso se le representa con un paño enrollado a la cabeza a guisa de turbante, aunque puede ser que se lo aplicara empapado en vinagre para mitigar el intenso prurito, ya que no podía mantener sumergida la cabeza en el agua de la bañera (5).
Otros autores, sin embargo, se inclinan por pensar en otros diagnósticos. En opinión del dermatólogo Pablo Coto-Segura, del Hospital Universitario Central de Asturias, la enfermedad de Marat seguirá siendo un misterio, aunque se trata de
“una enfermedad cuyo cuadro clínico comenzase por las ingles y con afectación del sistema nervioso central, que podría haber alterado su personalidad ya complicada, y eso cuadraría con una histiocitosis de células de Langerhans”. (6)
Puede ser que este transtorno crónico y pruriginosos de la piel haya influido en el temperamento nervioso y violento que caracterizaba al revolucionario (o al revés). También este es un tema de debate en el que no hay claro consenso al respecto.
Para el psiquiatra americano Charles W. Burr (1919), Marat era
Para el psiquiatra americano Charles W. Burr (1919), Marat era
“…un ejemplo de paranoia de tipo político” (7)
Es bien conocida la relación de las enfermedades cutáneas con el psiquismo. Determinados estados mentales pueden provocar por sí mismo prurito crónico que por rascado repetido llega a convertirse en eccema liquenificado o neurodermitis. De la misma manera, una enfermedad cutánea crónica puede alterar el comportamiento psíquico (8). Ya hemos visto en este blog como la hidrosadenitis condicionó el carácter de Karl Marx o la psoriasis crónica el de Stalin. No es de extrañar, pues que muchas de las iracundas reacciones de Marat fusen motivadas o por lo menos amplificadas por su constante y pertinaz prurito.
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