jueves, 7 de mayo de 2020

Los "affaire" del talco: de Baumol al Morhange


Un dermatólogo en el museo: Talco, cáncer y toxicidad



Ne utilisez plus le talc Morhange 
(1972) 
 
Cartel de aviso 
Ministerio de la Salud. Francia. 
Archivo histórico. 




Este cartel se difundió en Francia en 1972. Advertía de que no se debía comprar (ni usar) talco de una determinada marca, el talco Morhange. Este talco, que era muy popular, fue el responsable de una intoxicación masiva de bebés que causó muchas muertes. 

El talco (derivado del Persa: تالک tālk; Árabe: طلق ṭalq) es un mineral de la clase 9 (silicatos), según la clasificación de Strunz, de color blanco a gris azul. En la Escala de Mohs se toma como patrón de la menor dureza posible, asignándosele convencionalmente el valor 1. Es un compuesto inerte no afectado por el ambiente ni degradado.

Una de las aplicaciones más populares de este mineral es presentarlo finamente pulverizado para ser usado en cosmética. Los polvos de talco tienen un gran poder absorbente, liberando a la piel de humedades molestas al tiempo que dejan un tacto agradable.


El origen de los ‘polvos de talco’ modernos tuvo lugar en 1878, cuando se obtuvo la primera fórmula del boro talco en la Farmacia della Legazione Britannica de Florencia gracias a su propietario, sir Henry Roberts, un químico británico especialista en la preparación de medicamentos. Este compuesto fue el resultado del primer experimento de la interacción del talco y ácido bórico, en el que se comprobó que tenía propiedades antitranspirantes, blanqueantes, calmantes y antisépticas. 

El producto se patentó en 1904, y comenzó a publicitarse y comercializarse como complemento para el aseo personal (especialmente indicado para el cuidado de los bebés). El éxito fue rotundo. 

Desde entonces fue un elemento insustituíble en todas las casas. Los usos del talco son muy variados. Tiene mucha aplicación como polvo inerte, por ser inatacable, empleándose en preparados medicinales, polvos de tocador, jabones aprestos, etc., y como lubricante en las máquinas. También se usa para abrillantar los cuero y la madera, para ciertas herramientas muy refractarias (boquillas de los mecheros de gas), placas de incandescencia de las cocinas eléctricas, cerámica común, etc. También se utiliza como relleno en la fabricación de papel y cartulina, para lacas y pinturas, en la industria cerámica, como aditivo de gomas y plásticos, así como para prevenir irritaciones de la piel y para hidratar ésta.



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Recorte de prensa de la época en la que se
comentaba las intoxicaciones por el uso de
polvos de talco Morhange.


Todo el mundo estaba encantado con los polvos de talco, que se usaban habitualmente para suavizar la piel de los niños, especialmente al cambiar los pañales. El talco servía para tratar las irritaciones de la piel de la zona del pañal, y para mantenerla seca de la humedad constante producida por los acúmulos de orina, heces y sudor.  Hasta que sucedió el "affaire" del talco Morhange, en 1972. 

Fue en julio de 1972. En esta época las urgencias de pediatría de algunos hospitales franceses detectaron una inusual incidencia de encefalitis en lactantes.  Especialmente en las regiones de Yonne y las Árdenas. Fiebre, temblores, paraplegia, coma... los bebés presentaban todos los mismos síntomas. Algunos venían con edema de papila y hemorragias retinianas. E incluso algunos morían.



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La prensa francesa dio una amplia cobertura 

a los casos de bebés con encefalitis. 


















También presentaban todos ellos lesiones rojizas en la zona del pañal. Pensaron en lo más frecuente: un intertrigo candidiásico. Pero todos los cultivos eran negativos. Y también las serologías y todos los análisis eran normales. Après enquête, on découvre dans les flacons de talc de la marque Morhange de l'hexachlorophène, En août 1972, soit quatre mois après les premiers cas d'encéphalite et huit jours après le début de l'enquête, le produit est retiré de la vente.

Los pediatras estaban desconcertados. Se empezaba a ver el mismo cuadro clínico en las cercanías de París, y en la zona de la Costa Azul y Provenza. Y en las Árdenas y la Champaña. Todos niños pequeños, entre 3 meses y 3 años. Los médicos alertaron a los responsables de Salud Pública, que iniciaron una investigación. Encontraron casos desde marzo de ese año. Varios hospitales habían iniciado investigaciones por su cuenta, sin llegar a ninguna conclusión.
La mayoría de los casos (que eran más de 200), tenían un curso corto, de uno o dos días antes de iniciar el coma. Todos los estudios en sangre,líquido cefalorraquideo, orina, exudados faríngeos, heces, etc eran normales. Se estudiaron los virus más raros, los de menor incidencia, entre los que se conocían entonces. Pero nada. En las autopsias veía una formación de vacuolas en el cerebro, que les daba un aspecto en esponja, aunque de los más de 200 niños, solo 36 habían fallecido.

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Un envase de Talco Morhange
el producto tóxico


Pero tampoco esto tranquilizaba. Muchos casos eran dados de alta y reingresaban a los pocos días.

Se hizo un interrogatorio complejo y larguísimo a todas las familias de los bebés. De hecho se preguntaba hasta por detalles insignificantes. Al final se llegó a un común denominador de todos los casos: usaban talco. Talco de una marca muy conocida: Talco Morhange.

Se analizó el talco. Pero no se halló nada sospechoso. Solamente talco, ácido bórico y perfume.

Pero también se analizó un bote de una de las familias afectadas, y además del talco y el perfume, se encontró un 6.3% de hexoclorofeno, una sustancia que es bactericida y neurotóxica. El hexaclorofeno (2,2-Metilen-bis (3,4,6-triclorofenol), C13H6Cl602) es un derivado halogenado del fenol que actúa como un potente antiséptico. Posee actividad bacteriostática y detergente, siendo muy activo frente a bacterias Gram positivas, como Staphylococcus aureus. Pero en proporciones elevadas se puede absorber a través de la piel causando encefalitis. 

¿Qué había sucedido?
En la fábrica elaboraban cuatro productos, todos con hexaclorofeno un potente bactericida que es muy peligroso a altas dosis pero se dosificaba en los otros productos a una concentración autorizada, inferior al 1%. Pero el talco para bebés no contenía hexaclorofeno en su composición. El misterio continuaba.

Finalmente, consiguieron reconstruir los hechos: el talco que se perdía en el proceso de fabricación o envasado era reutilizado y se volvía a agregar al total. El hexaclorofeno en botes, era también de color blanco, muy parecido al talco, y se produjo una lamentable confusión. En un descuido, el talco rescatado en vez de mezclarse en el bidón general de talco se echó en un bidón que contenía 600 Kg. de hexaclorofeno, un polvo de aspecto muy parecido al talco. Casi 3.000 botes salieron de esa mezcla con una alta tasa del bactericida y se vendieron principalmente en 4 zonas de Francia: las zonas en las que se habían detectado bebés con encefalitis. El hexaclorofeno fue finalmente identificado por los investigadores como el responsable de la muerte de 36 niños y de 224 intoxicaciones. 

Algunos niños, los que tuvieron una peor evolución, tenían continuamente lesiones en la zona del pañal. Cuantas más lesiones cutáneas en esta zona, más talco les echaban, y cada vez estaban peor. En Montpellier dos gemelos llegaron a ingresar tres veces en el hospital, muriendo al final uno de ellos.

Un dermatólogo en el museo: Talco, cáncer y toxicidad

Envase de talco Baumol. Una partida
de este producto cosmético contaminada
con arsénico causó la muerte de un
centenar de bebés en 1952. 


También se pudo constatar que algunos casos aislados de otras zonas, habían comprado el talco en las regiones en las que se había servido el talco tóxico. Se pudo determinar el nivel de hexaclorofeno en muestras de los cadáveres y en todos ellos se pudo comprobar una dosis excesiva, claramente tóxica, de hexaclorofeno.

No fue este el único caso de talco tóxico. Unos años antes, en 1952, había aparecido una partida contaminada de otra marca, el talco Baumol. Este producto cosmético estaba comercializado por los laboratorios Francam desde 1914, y no había provocado ningún problema durante estos casi cuarenta años. Su composición estaba formada únicamente por talco pulverizado, óxido de zinc y perfume de lavanda.



Un titular de la prensa francesa de la época, sobre el "affaire" del talco Baumol:
"La Bretaña llora sobre sus cunas golpeadas por la muerte"


En 1951 los laboratorios Daney compraron la licencia de explotación. Sus controles de calidad no debieron efectuarse de forma demasiado estricta, por lo que se produjo una funesta negligencia. El óxido de zinc, fue sustituido accidentalmente por anhídrido arsenioso, un compuesto de arsénico, altamente tóxico. Se produjeron unas 500 intoxicaciones y un centenar de bebés murieron. La mayoría de los casos (82) se observaron en la zona de la Bretaña, especialmente en los pueblecitos de Pont-l’Abbé, Penmarc’h, Pont-Aven, Hennebont, Languidic...

El talco, que era un cosmético profusamente utilizado y considerado hasta hace pocas décadas como una sustancia inerte e inofensiva, demostró que podía contaminarse con otras sustancias y convertirse en un compuesto tóxico. Esta percepción aumentó con el hallazgo de trazas de amianto en la composición de algunos talcos, ya que el asbesto y el talco son minerales que frecuentemente se encuentran juntos en la Naturaleza. Si a esto añadimos algunos casos de cáncer de ovario ocasionados el uso de polvos de talco en ingles y vulva, así como la posibilidad de complicaciones derivadas de la inhalación accidental de estos polvos, que también pueden llegar a causar cáncer de pulmón, comprenderemos que el uso de este cosmético vaya en franco declive.



Bibliografía

Le Douget A. Enquête sur le scandale de la poudre Baumol (1951-1959), la première catastrophe sanitaire française, Le Douget éd, Fouesnant, 2016.

Laronche M.  Les Enfants du talc Morhange , Le Monde, 27 février 1991




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