martes, 25 de julio de 2017

Alibert (IV): Aportaciones clínicas





Jean-Louis Alibert

Clinique de l'Hôpital de Saint-Louis ou Traitement Complet des Maladies de la Peau

Grabado. Biblioteca Henri Feulard. 
Hospital de Saint-Louis, París. 



En 1833, Alibert publicó su "Clinique de l'Hôpital de SaintLouis ou Traitement Complet des Maladies de la Peau", obra que fue traducida al alemán y al italiano. En ella se contiene la definitiva exposición de la "nosología natural", debidamente perfeccionada.

Su experiencia clínica era realmente sorprendente. Describió por vez primera el queloide verdadero, del que nos ha dejado una descripción realmente clásica:

       "Si nos representamos un cangrejo, o cualquier otro crustáceo, implantado bajo la piel con sus patas extendidas, tendremos una idea exacta de esta excrecencia singular"

Otra de sus aportaciones fue la primera descripción de la micosis fungoide, que pudo observar en un paciente llamado Lucas, del que describió que sus tumores:

       "...tienen el aspecto y la consistencia de tomates maduros..."

La forma tumoral se conoce aún hoy en todo el mundo bajo el nombre de variedad de Alibert-Bazin. Su nombre ha quedado vinculado a muchas otras afecciones, como en el caso de la falsa tiña amiantácea. También se debe a él la primera descripción detallada de la seborrea, como recordó Darier. Louis Brocq, releyendo las obras de Alibert, descubrió una descripción de neurodermitis aguda aparecida en un criado mientras esperaba que guillotinasen a su amo. En 1929, Saboureaud afirmaba que la descripción que hizo Alibert del impétigo del cuero cabelludo que acompaña típicamente a la pediculosis capitis, "era tan exacta que nadie ha podido mejorarla". Incluso se puede atribuir a Alibert la primera descripción de botón de Oriente, que podemos reconocer bajo el nombre de pyrophyctilide. Asimismo fueron destacables sus aportaciones en materia de lupus vulgar, esclerodermia y acrodinia. En cuanto a la sífilis, debemos recordar que a él debemos la acuñación del término sifílide.

Alibert se interesó mucho por la idea de contagio, practicando inoculaciones con carácter experimental para probar la transmisibilidad del favus. No dudó en muchas ocasiones a prestarse personalmente a tales experiencias. Así, en 1808, tanto él como Biett se inocularon material biológico procedente de un carcinoma de mama.

En la obra de Alibert, publicada en 1806-1814, podemos observar junto a una imagen de una mano sarnosa, unos diminutos ácaros, que pudieran interpretarse como el agente causal. Se dice que en el momento de la impresión del libro este hecho no pasaba de ser una mera suposición, puesto que Alibert no conocía en realidad el ácaro, a pesar de que había sido repetidamente demostrado por varios autores, como Cestoni y Bonomo (1687); Linneo, quien lo clasificó como Acarus humanus subcutaneous (1735) y Wichmann (1786). Al parecer, fue un estudiante corso asistente a la clínica de Alibert, Renucci, quien el 14 de agosto de 1834, extrajo una hembra de Sarcoptes scabiei de su surco y lo demostró microscópicamente, fijando para siempre el origen parasitario de la sarna.

Alibert murió el 9 de noviembre de 1837, a consecuencia de un carcinoma gástrico, tras una breve enfermedad. Consciente de que había iniciado un camino casi virgen y que estaba ya siendo perfeccionado por los que le seguían comentó:

       "Me basta con haber abierto la puerta.  ¿Que importa ser superado por mis sucesores?".




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