Claude Chastillon
Hôpital Saint-Louis
(1608) Grabado Biblioteca Henri Feulard. Hospital de Saint-Louis, París. |
En el momento
de llegar Alibert al Hospital de Saint-Louis,
éste era el segundo centro hospitalario de Francia. El viejo hospital se había
fundado en 1607. Había sido concebido en sus inicios como hospital de apestados, con el
fin de aislar a estos enfermos de los afectados por otras dolencias, que
permanecían en el Hôtel-Dieu de
París. Su mismo nombre hacía alusión al santo rey francés muerto de peste ante
el sitio de Túnez, en 1270. Por este motivo, su decreto fundacional, firmado
por Enrique IV, había previsto su construcción en un paraje situado en las
afueras de la capital, "lejos de las barriadas del lado de Saint-Denis".
Patio central del hospital Saint-Louis. Bajo uno de estos árboles, Alibert impartía sus lecciones a sus discípulos , a los que él llamaba los "hijos del método natural" |
Tras el fin de las epidemias de peste del s.XVII, el hospital alojó en varias ocasiones enfermos de escorbuto y otras dolencias crónicas. En efecto su lejanía fue motivo de que sólo esporádicamente fuera visitado por los médicos, lo que hizo que poco a poco tomase un aspecto similar al de un asilo de incurables.
En 1801,
el Consejo de Administración de los Hospicios oficializó esta situación,
haciendo de Saint-Louis un reducto de
afecciones cutáneas:
"...enfermedades
crónicas, sea contagiosas como la sarna y la tiña, sea rebeldes y caquécticas como los dartros,
el escorbuto, las úlceras, las escrófulas"
Los
médicos parisinos lo conocían como "hospital
de los ulcerosos", en donde se atendían las enfermedades crónicas:
escorbuto, sarna, lupus vulgar, escrófulas, micosis, sífilis, lepra, etc... En
el París de los años del terror y de la revolución, con una población acosada
por el hambre y la miseria, eran frecuentes estas dermatosis, no bien diferenciadas
entre sí, y consideradas incurables. La extraordinaria abundancia de afecciones
cutáneas provocaba una gran escasez de camas, asignándose con frecuencia un
sólo lecho para cada dos pacientes. En estas circunstancias no es de extrañar
pues que el pueblo conociera el hospital como "la casa de los horrores" o "la cámara del terror"
El propio Alibert la juzgó como "la cloaca de todos los países del mundo".
Durante
el "Antiguo Régimen", los
hospitales se entendían como instituciones de caridad, que tenían más de asilos
de menesterosos que de centros de diagnóstico y tratamiento. Considerados como
último recurso, nadie esperaba de ellos ni tratamiento ni curación. La muerte
era el fin lógico de todo internamiento. Las visitas de los médicos, escasas, y
consideradas "acciones
caritativas" se alternaban con la de los clérigos. La comida era
escasísima y menos del 3 % del presupuesto se dedicaba a la compra de
medicamentos. La ideología de la Revolución cambió de raíz estos planteamientos
otorgando a la salud rango de derecho ciudadano. En 1790, tras la Restauración
se encomendó a la profesión médica la tarea de velar por la salud ciudadana. Es
en esta etapa donde se asiste a un gran florecimiento de los hospitales y
escuelas de Medicina, intentando por vez primera la especialización.
En el
París de la época, Corvisart creaba por aquel entonces la primera clínica de
Medicina Interna en el hospital de la Charité,
y Desault, en el Hôtel-Dieu, la de
Cirugía. Jean Louis Alibert llega a Saint-Louis
en el momento de la reorganización, dedicándose concienzudamente a la difícil
empresa de la clasificación y diferenciación de las dermatosis, haciendo gala
de un espíritu de observación poco común.
Bibliografía
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