martes, 21 de abril de 2015

El jorobado de Notre-Dame de Paris




 Antoine J. Wiertz

Quasimodo  
(1839)

Óleo sobre lienzo  112 x 95 cm 
Royal Museum of Fine Arts of Belgium, Bruselas. 



Antoine Joseph Wiertz (1806-1865) fue un pintor y escultor belga encuadrado en la corriente del Romanticismo. Su obra oscila entre el academicismo y algunas interpretaciones románticas. Entre los personajes que representó encontramos a Quasimodo, el jorobado de Notre-Dame de París, personaje literario inmortalizado por Victor Hugo y sin duda uno de los personajes más emblemáticos de la literatura francesa. 

Esmeralda y Quasimodo
Quasimodo, mirando por uno de los
oculos ornamentales de Notre-Dame

En la ficción, Quasimodo es un niño jorobado y deforme que fue abandonado al nacer a las puertas de la catedral de París. Acogido por el archidiácono Frollo, vivía en la catedral tocando las campanas. A causa de su deformidad, sólo podía abrir un ojo, y quedó sordo por el estruendo de las campanas. Su aspecto monstruoso hacía que fuera un personaje marginado y rechazado por todos. La única que le trata con bondad es la gitana Esmeralda, y el jorobado se enamora perdidamente de ella. Cuando Quasimodo ve desde la torre que van a ajusticiar a Esmeralda, decide salvarla en una acción heroica.  

Esmeralda, dando agua a Quasimodo

Victor Hugo hace un retrato inolvidable de su físico: 
"No intentaremos dar al lector una idea de esta nariz tetraédrica, de esta boca en herradura; de este pequeño ojo izquierdo obstruido por una ceja roja, mientras que el derecho desaparece enteramente bajo una enorme verruga; de estos dientes desordenados, esparcidos aquí y allí, como las almenas de una fortaleza; de este labio calloso sobre el que uno de los dientes sobresale como un colmillo de elefante; de este mentón bifurcado (...) Una gran cabeza erizada de cabellos rojizos; entre los hombros una joroba enorme que también protruye por delante; un sistema de muslos y de piernas tan retorcidas que solamente pueden tocarse por las rodillas y que vistas de frente asemejan dos filos de hoces unidas por el mango; grandes pies, manos monstruosas..."



Naturalmente, estamos ante un personaje de ficción. Pero probablemente Victor Hugo sacó su inspiración de algún caso real. Tal vez de Corcovito, un enano sordomudo que el escritor había tratado en el Colegio de los Nobles, de Madrid. Y una descripción así, por fuerza atrae la mirada del médico. ¿Cuál era el síndrome que presentaba Quasimodo?


Modillón en Nôtre-Dame
Una de las hipótesis esgrimidas sostiene que Quasimodo podía estar afecto de una neurofibromatosis de Recklinghausen. La afectación precoz (presentaba estas malformaciones desde la infancia), la sordera, las deformaciones óseas y de los tejidos blandos, la integridad de la fuerza física y la presencia de una gran verruga sobre la órbita ocular (¿un posible neurofibroma?) podrían ser argumentos a favor de esta opinión, que asimilaria así Quasimodo a otros posibles casos como el del hombre elefante.

Los famosos diablos-gárgola de Notre-Dame

Sin embargo, otros aspectos de la descripción podrían ir más a favor de una mucopolisacaridosis: afectación dentaria, morfología especial de cabeza y boca, afectación de la columna vertebral (joroba cifoescoliótica) y de los miembros (genu valgum) y de los pies... Es especialmente tentador asociar a Quasimodo con un gargolismo, una gárgola viviente, si tenemos en cuenta la relación que tenía con las gárgolas de la catedral... 

En todo caso, la imagen de Quasimodo encarna la figura de lo monstruoso en lo corporal y de los buenos sentimientos en lo espiritual, una imagen dual y contrapuesta que impregnó la literatura para siempre. 


Charles Laughton: The Hunchback of Notre Dame (1939): 



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