miércoles, 21 de octubre de 2020

La fe de Pasteur



Louis Pasteur

Fotografía
        Archivo Institut Pasteur   


Un día de 1892, un tren recorría la campiña francesa. En uno de los vagones, un anciano de barba blanca leía tranquilamente un libro. Un joven estudiante entró en el departamento y tras intercambiar un breve saludo, sacó de su maleta un libro de Ciencias y se puso a leerlo. 

Al cabo de un rato, el estudiante se dio cuenta que el libro que leía su acompañante era la Biblia. Con cierta curiosidad, le preguntó: 

- ¿Usted todavía cree en ese libro lleno de fábulas y de cuentos?

El anciano le miró por encima de sus gafas y le respondió:

- Sí, claro, pero este no es solamente un libro de fábulas y de cuentos. Para mí es la Palabra de Dios. ¿Le parece que me equivoco?

- Pues claro que está en un error, le respondió el chico. A Usted, señor, le convendría leer sobre temas científicos y de historia. Vería cómo todo lo que aparece en la Biblia es falso. En nuestro siglo, gracias a la Ilustración y a la Revolución Francesa se sabe que la religión propaga unas ideas falsas e infundadas. Solo personas sin cultura o fanáticas todavía creen en esas tonterías. Infórmese un poco sobre lo que dicen los científicos de todo eso.

El viejo lo miraba con cierta curiosidad.

- ¿Y que es lo que dicen nuestros científicos sobre la Biblia?

- Mire, le dijo el joven, tengo que bajar en la próxima estación, y no tengo mucho tiempo de explicarle todo eso, pero si me da su dirección, le mandaré algunos textos científicos por correo. Así podrá ilustrarse con ideas un poco más modernas, con una visión de la ciencia sobre esos temas. 

- Es usted muy amable. Le daré mis señas

El anciano sacó una tarjeta de visita de su bolsillo y se la entregó al estudiante.

Cuando leyó la tarjeta, el joven quedó muy sorprendido de conocer la identidad de su compañero de vagón:  


Prof. Louis Pasteur

Director general

Instituto Nacional Investigaciones Científicas


Louis Pasteur (1822-1895) ha pasado a la Historia por sus importantes contribuciones científicas, y se le considera el padre de la microbiología.

Esta anécdota de Pasteur recuerda que la ciencia no está reñida con la fe religiosa, y de hecho muchos científicos practican diversas religiones. Otros muchos son ateos. Tanto las creencias religiosas como el ateísmo se deben respetar escrupulosamente, al tiempo que se deben mantener en la estricta esfera personal. Así lo estipula la Declaración Universal de los Derechos del Hombre proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 1948: 

Artículo 18. "Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.  Este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia."


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