miércoles, 18 de diciembre de 2019

El Retrato del Dr. Efraïm Bueno, de Rembrandt






Rembrandt van Harmenszoon 

Retrato del Doctor Efraïm Bueno
(1647) 

Óleo sobre tabla  19 x 15 cm
Rijksmuseum. Amsterdam




A Rembrandt se le deben muchas obras de tema bíblico, y tal vez por este motivo, hacia finales de la década de 1640, comenzó a observar atentamente a los judíos de Amsterdam. El pintor había comprado una gran casa  en la calle  que se llamó primero Sint-Anthonisbreestraat (calle de San Antonio) en 1639 y que más tarde recibió el nombre de Jodenbreestraat (calle de los Judíos)  porque ahí habitaba  la comunidad de judíos más grande de Holanda. Rembrandt vivió en este barrio durante casi 20 años, hasta 1658. 

Entre sus vecinos se hallaban distinguidos rabinos, como Menasseh ben Israel y Menasseh. Éste último le encargó la ilustración de uno de sus libros y que probablemente fue quien le procuró unas crípticas palabras en arameo, del libro de Daniel de la Biblia, que aparecen en la pared de su espectacular y dramático cuadro El Festín de Baltasar. La intensa familiaridad con las fisonomías de los judíos españoles (sefaraditas) y de los judíos procedentes del este (askenazi), que vivían en Ámsterdam en relativa libertad durante el siglo XVII, ayudaron a Rembrandt a enriquecer sus representaciones bíblicas, buscando un mayor realismo y autenticidad. Los rasgos fisionómicos judíos se aprecian claramente en sus representaciones de los fariseos, apóstoles y también de Jesús, en el que encontramos los mismos rasgos judíos. Probablemente Rembrandt fue el primer artista en utilizar los rasgos judíos para representar a Jesucristo.

Grabado del Dr. Efraïm Bueno, a partir de dibujo de Rembrandt (Lyrius)


Otro de los vecinos de Rembrandt era el doctor Efraïm (o Ephraïm) Bueno, un médico judío sefardita de Amsterdam, del que sabemos que murió en esta ciudad en 1665. Probablemente su familia se había instalado en los Países Bajos tras la expulsión de los judíos de los reinos hispánicos por decreto de los Reyes Católicos en 1492. La familia Bueno tenía tradición médica, tan frecuente entre los judíos. Su padre Joseph Bueno, ya había ejercido la profesión, e inició a Efraïm en el arte de la Medicina. Efraïm también había publicado algunas obras litúrgicas, entre las cuales se encontraba la traducción al español de los Salmos, cuyo título era: “Psalterio de David en Hebrayco Dicho Thehylim, Transladado con Toda Fidelidad Verbo a Verbo del Hebrayco” Ámsterdam, 1650.


El pintor realizó un retrato de Bueno en 1647, un boceto como preparación para un grabado posterior, que muestra al médico al pie de una escalera. El grabado fue realizado por Lyrius. En el retrato al óleo consta la leyenda: Alter Avenzoar, magnus in medicis, magni discipulus patris, es decir, un segundo Avenzoar, un distinguido médico y discípulo de su celebrado padre (Joseph Bueno). 



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