viernes, 21 de diciembre de 2018

Los ilustradores médicos de la escuela de Viena




Anton Elfinger 

Psoriasis 


Ilustración en el libro de F. von Hebra 
Atlas der Hautkrankheiten. Text von Prof. Dr. Ferdinand Hebra, Bilder von Dr. Anton Elfinger und Dr. Carl Heitzmann. Kaiserische Akademie der Wissen schaften
Viena, 1856-1876.




La dermatología es una disciplina médica eminentemente visual. Las alteraciones de la piel se ven directamente por lo que el diagnóstico se efectúa en la mayoría de los casos por inspección, mirando la superficie cutánea. Por lo tanto es casi imposible intentar aprender dermatología sin la ayuda de imágenes. Por muy buena, detallada y precisa que sea la descripción de un cuadro clínico, se hace imprescindible su representación gráfica para su total comprensión

Carl Heitzmann: Hipertriquiasis
En ausencia de las actuales técnicas fotográficas, las únicas técnicas usadas para reproducir enfermedades fueron las efectuadas a mano, lo que no era del todo sencillo. Se debía encontrar un artista que ilustrara el cuadro clínico de forma que transmitiera fielmente los aspectos de las lesiones con el fin de facilitar el diagnóstico. Pero no siempre se encontraban artistas profanos en Medicina que reunieran las cualidades de ejecución artística con las de la percepción médica. Lo ideal era contar con médicos-artistas o con dibujantes con una cierta formación médica. Si se encontraban estas personas, era un auténtico lujo contar con su colaboración.  

Esto es lo que consiguió el prestigioso dermatólogo Ferdinand von Hebra, que fundó en Viena una brillante escuela destinada a revolucionar la Dermatología. Contrató a algunos médicos que poseían además un alto nivel artístico. Valía la pena perpetuar en imágenes de calidad el recuerdo de la variedad patológica. 



Anton Elfinger, (1821-1864) médico e ilustrador

Los más destacados médicos-artistas de la escuela de Viena fueron Anton Elfinger (1821-1864) y Carl Heitzmann (1836-1896)

Anton Elfinger había estudiado pintura con el pintor vienés Mathias Ranftl, conocido por sus retratos y sus cuadros históricos, y con el famoso pintor Leopold Kupelwieser en la Academia de Bellas Artes de Viena. Pero el padre de Elfinger, que era farmacéutico, quería que estudiase Medicina. Tras graduarse, entró en el departamento de Hebra y comenzó a trabajar incesantemente, en muy precarias condiciones económicas, realizando cientos de acuarelas y dibujos, y más tarde, moldes de cera.  


Carl Heitzmann (1836-1896), uno de los
  médicos ilustradores que trabajaron con Hebra 
El croata Carl Heitzmann era natural de Vincovci, donde había nacido en el seno de una familia judía. Estudió Medicina primero en Pest (Budapest) y más tarde en Viena, donde estudió cirugía con Franz Schuh, patología con  Salomon Stricker y  Carl Rokitansky (pathology) y dermatología con Hebra. En 1859 se licenció y en 1873 fue nombrado profesor asociado de anatomía patológica en la cátedra de Rokitansky. 

No se tiene constancia de que Heitzmann tuviera una especial formación artística, como Elfinger. A pesar de ello debía tener un innato talento, ya que realizó muy meritorias acuarelas, si bien en un número mucho menor que Elfinger. También la calidad es mucho menor. A él se debe probablemente la primera imagen que conocemos de sarcoma de Kaposi.  

Su hermano menor Julius Heitzmann, médico como él, también contribuyó a realizar obras para la colección de Hebra. Otro de los artistas dignos de mención es Carl Rzehaczek. 

Carl Heitzmann: Ephelide lentiforme
(
Atlas der Hautkrankheiten de Hebra)
A pesar de que (caso insólito en su tiempo) los artistas figuran como co-autores del libro en la portada, su ingente y meritorio trabajo no se vió recompensado económicamente. El cargo de Hebra como profesor de Dermatología no estaba remunerado por lo que todos los trabajos realizados por la escuela de Viena fueron realizados gratuitamente. Como dato a tener en cuenta, diremos que Carl Heitzmann era tan pobre, que cuando murió, su viuda se vio obligada a mendigar para poder sobrevivir.

La intención de Hebra era ciertamente muy ambiciosa:


“El propósito que nos mueve a publicar este libro consiste en reflejar de la mejor forma posible una clínica dermatológica. Con esta finalidad, pretendemos que las ilustraciones sustituyan a los pacientes como materia de nuestras conferencias, mientras que el texto pretende sustituir a las palabras de la conferencia (....) Puesto que cada enfermedad dermatológica muestra un aspecto diferente según se encuentre en su fase inicial, en su fase de estado o en el proceso de su involución, nos hemos visto obligados a incluir varias ilustraciones de cada una de ellas. De hecho, es preciso aportar tantas como hayan sido necesarias para proporcionar al lector una idea clara de las diversas etapas de la enfermedad." 
Además, Hebra pretendía que las ilustraciones de su libro tuvieran una validez universal, imperecedera:

“...para hacerlas útiles en toda época, en todo lugar y en todo sistema. Como en el pasado, las clasificaciones de las afecciones dermatológicas sufrirán previsiblemente diferentes modificaciones en el futuro. La validez de las subdivisiones de las enfermedades cutáneas, según un sistema u otro será desde luego limitada. Las enfermedades en si mismas, no varían en función de la época o del lugar. Un trabajo como este no está destinado a limitarse a un momento o a un lugar determinado. No puede estar sujeto desde luego a conceptos subjetivos (tales como sistemas de clasificación), pero debe basarse en la creación divina, eterna (la de la misma enfermedad).”

Ichtiosis hystrix, según una lámina del
Atlas der Hautkrankheiten de Hebra
Tal vez por esta aspiración de eternidad, las ilustraciones del atlas de Hebra eran realmente opulentas. Algunas, casi del tamaño natural, estaban reproducidas mediante cuatro placas litográficas coloreadas. Cada una de las imágenes estaba protegida por una cubierta transparente con una litografía a pluma, en la que se destacaba el contorno de las lesiones y se incluían números para identificar los comentarios del texto.

El alto nivel artístico de la escuela vienesa y su íntima vinculación entre medicina y arte se manifiesta en un estilo preciso y detallista que podríamos encuadrar dentro de la corriente del  realismo postromántico. Si bien la ilustración se centra en los aspectos diagnósticos, en aquellos rasgos que permiten clasificar la enfermedad (la nosología es el máximo objetivo en la obra de Hebra),  no se rehúye ya reflejar la circunstancia del enfermo: su modo de vestir, su clase social, su procedencia, su religión (algunos pacientes aparecen con la cabeza cubierta por el kippah , el casquete que llevan judíos practicantes).  Este cambio de orientación es debido por una parte a la convicción de que ciertos detalles del entorno del paciente pueden ser valiosos en el diagnóstico; por otra parte a una total falta de pudor en precisar los datos de ciertos pacientes. En  nuestros días, el respeto a la privacidad de los pacientes adquiere una extraordinaria importancia, y toda imagen debe garantizar el anonimato de los enfermos, pero en la Viena de la segunda mitad del s.XIX los médicos estaban más preocupados por demostrar la veracidad de sus aseveraciones. ¿Quién podía asegurar que un enfermo anónimo no estuviera excesivamente idealizado, o incluso que no hubiera sido fruto de una invención? Para evitar la duda, frecuentemente, los datos de los pacientes eran revelados de forma tan pormenorizada que sería insólita hoy, con la intención de que cualquiera pudiese comprobar la certeza del diagnóstico o la eficacia del tratamiento. No era inusual citar el nombre de un individuo o incluso su domicilio al comentar su historia clínica. Esto justifica que la iconografía dermatológica del s. XIX recurrieran al retrato personalizado, como una garantía de veracidad. 

Los ilustradores médicos, como Elfinger o Heitzmann han sido injustamente olvidados con frecuencia. Es bueno rescatar de su olvido a quienes dejaron testimonio, con sus vívidas ilustraciones de la patología de su tiempo, hermanando arte y conocimiento médico. 


Otra de las ilustraciones de Anton Elfinger





Bibliografía

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Ehring F. Ilustración científica en Dermatología. Cinco siglos de historia. Edika med. Barcelona, 1995. 


Fatović-Ferenčić S. Carl Heitzmann painting: early evidence of Kaposi's sarcoma. The Lancet, 365, 474, 2005 https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(05)17863-5/fulltext



  • Fatović-Ferenčić S 
The description of the hematoblast by the dermatopathologist. Carl Heitzmann in 1872. J Invest Dermatol. 1999; 113861-862
Hebra F Atlas der Hautkrankheiten. Text von Prof. Dr. Ferdinand Hebra, Bilder von Dr. Anton Elfinger und Dr. Carl Heitzmann. Kaiserische Akademie der Wissen schaften. Viena, 1856-1876.

Holubar K, Schmidt C, Wolff K. Challenge Dermatology - Vienna 1841-1992. Verlag der Österreichischen Akademie der Wissenschaften. Viena, 1993

Sierra X Dermis y Cronos. Ed. Planeta. Barcelona, 1995.


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  • Fatović-Ferenčić S 
  • Plewig G 
  • Holubar K. 
  • Skin in water-colours. BlackwellOxford2003

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