jueves, 29 de noviembre de 2018

Peligros de los jabalíes










Pietro Tacca

"Il porcellino"

(1612)

Escultura de bronce  
Mercato Nuovo, Florencia  




De todas las ciudades del mundo, Florencia ocupa un lugar preferente en mi corazón. Una ciudad a la que volvería tantas veces como pudiera. De hecho, mis estancias en la bella ciudad toscana superan ya la docena, alguna de ellas de cierta extensión. ¡Hay tanto que ver! Se supone que acumula allí cerca del 10% de todas las obras de arte del mundo. Y es conocido el llamado síndrome de Stendhal, el agobio por la imposibilidad de ver todo lo que hay que ver en la ciudad. 

Entre los rincones de la ciudad de los Médicis, hay una pequeña fuente, en el Mercato Nuovo, presidida por la estatua en bronce de un jabalí, al que los lugareños llaman cariñosamente "il porcellino" (el cerdito). El agua manaba de la boca del animal y para beber, los transeúntes sedientos apoyaban la mano en su morro. El resultado de tantas manos apoyadas sobre el bronce fue puliendo el metal de esa zona y aparece hoy dorada y brillante. De ahí deriva la tradición que hoy practican los turistas: dicen que deben frotar el morro del jabalí y poner una moneda en su boca, dejándola caer. Si la moneda cae entre la reja que está bajo la estatua, aseguran que el viajero volverá algún dia a la ciudad. Evidentemente es una tradición nueva, inventada por algún guía turístico que más tarde debía pasar a recoger las monedas acumuladas. Yo no soy supersticioso y tengo una marcada tendencia al escepticismo, pero, por si acaso, siempre dejo mi moneda en la boca del dichoso cerdo, para asegurarme el regreso a esta querida ciudad!


Uno de los doce trabajos de Hércules: la caza del jabalí de Erimanto.
Mosaico procedente de Liria. Museo Arqueológico Nacional. Madrid.  

La relación entre jabalíes y humanos es muy antigua, y siempre ha sido un poco conflictiva. En la mitología clásica, uno de los doce trabajos de  Hércules era precisamente cazar el jabalí de Erimanto (Ἐρυμάνθιος κάπρος) un jabalí enorme que se alimentaba de hombres y de tal fuerza que con sus colmillos era capaz de arrancar árboles de raíz. Heracles fue al encuentro del terrible animal y, persiguiéndolo durante varias horas, lo fue acorralando a una zona cubierta de nieve donde, saltando sobre su lomo, lo ató con cadenas y se lo llevó vivo hasta Micenas, cargándolo sobre sus hombros. 


Hércules cargando con el jabalí de Erimanto. R
elieve de mármol del foro de la ciudad romana de Leptis Magna (Libia) 


De jabalíes, precisamente quería hoy hablaros. La falta de depredadores y su altísima reproducción ha aumentado la presencia de estos cerdos salvajes a niveles muy alarmantes. No bastan las continuas batidas de caza para acabar con ellos. En Catalunya se matan 60.000 al año, pero esto no es suficiente para controlar a un animal que se reproduce continuamente con una gestación de menos de 4 meses. 

Además la proliferación de estos animales provoca continuos problemas, entre otros los cada vez más frecuentes accidentes de circulación. No es raro chocar con uno de ellos, sobre todo por la noche, y el resultado puede ser funesto.


Francisco de Zurbarán: Hércules y el jabalí de Erimanto (1634)
Museo del Prado (Madrid) 



También hay que tener en cuenta que los jabalíes pueden atacar al hombre, especialmente si se ven acorralados, si están heridos o si ven amenazadas a sus crías. si no se dan estas circunstancias, prefieren huir sin más, o por lo menos apartarse prudentemente. En los casos en los que se produce el ataque, sus afilados colmillos pueden provocar heridas de importancia e incluso la muerte, en caso de afectar a la vena femoral u otros vasos importantes. 


Pero además hay otra dimensión, en la que a veces no se piensa: la transmisión de enfermedades. Los jabalíes están frecuentemente afectos de ciertas infecciones, como triquinosis, brucelosis y tuberculosis. Su presencia nocturna en los pastos donde pacen vacas y ovejas constituye un peligro de transmisión evidente al ganado. y también hay que recordar el peligro que supone la peste porcina, cada vez más cercana a nosotros. 

En todo caso la superpoblación de jabalíes en nuestro medio plantea problemas de variada índole. 

Termino la entrada de hoy con una obra propia, que he pintado recientemente, "Cabeza de jabalí". Espero que os guste. 



Xavier Sierra: Cabeza de jabalí.
Óleo y acrílico sobre lienzo 50 x 40 cm. Colección particular.







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