Olga Sacharoff
Busto femenino (circa 1915)
Óleo sobre tela
Colección Artur Ramon. Barcelona |
Hace pocos días pude asistir a la espléndida exposición temporal sobre la obra de Olga Sacharoff organizada por el Museu d'Art de Girona, en la que se reúne una representativa muestra de las obras de esta pintora, así como algunas fotografías y datos biográficos de su autora. En 2017 se han cumplido 50 años de la muerte de la pintora y este evento es un broche de oro para tal efemérides.
Confieso que salí muy impresionado de la exposición, que considero que es uno de los eventos artísticos más relevantes de este año en la ciudad. Recomiendo su visita a quien pueda acercarse a Girona a disfrutarla.
Olga Sacharoff (1889-1967) fue una pintora vanguardista rusa que se estableció en Barcelona, ciudad en la que desarrolló la mayor parte de su actividad artística.
Olga estudió Bellas Artes en Tiflis, su ciudad natal y luego en Munich (1910), donde entró en contacto con el expresionismo alemán. Se instaló después en París (1911) donde acusó la influencia del cubismo, como puede verse en el cuadro con el que iniciamos este artículo.
Al estallar la I Guerra Mundial buscó refugio en Céret, junto con su pareja Otto Lloyd, pintor y fotógrafo. Céret es un pequeño pueblo de la Catalunya Nord, localidad en la que Manolo Hugué tenía una casa y donde se refugiaron muchos artistas cubistas: Albert Gleizes, Marie Laurencin, Francis Picabia y los Delaunay. Como muchos de ellos, Olga Sacharoff se estableció después en Barcelona. Hay quien sostiene que Olga sería una de las introductoras del cubismo en Catalunya. También la localidad de Tossa de Mar, en la Costa Brava fue un escenario de muchos encuentros de estos pintores vanguardistas. También fue un referente la Galeria Dalmau que acogía su obra en eventos y exposiciones.
Cuando empezaba a ser conocida en Barcelona, estalló una profunda crisis de pareja y se separó de Otto. Víctima de una gran depresión dejó de pintar durante 5 años. En 1934 reapareció con una exposición en las Galerías Layetanas.
Al estallar la Guerra española en 1936, Olga se reencuentra con Otto en París y vuelven a exponer juntos. Acabada la guerra, regresan a Barcelona. Su casa se convirtió en sede de una animada tertulia con todo tipo de intelectuales, de la que queda como testimonio un cuadro, La Colla, con 41 personajes, la mayoría intelectuales, músicos y artistas muy influentes en la ciudad condal.
Su estilo pictórico se alejó del vanguardismo a partir de los años 30, encuadrándose más bien en el noucentisme aunque con algunas influencias naif. Adoptó rasgos líricos y amables, y se puso al servicio de una visión idealizada de Catalunya, visible en los paisajes, costumbres y tipos populares. En general, predominan las composiciones con muchos personajes, realizadas con trazos esquemáticos y vivo colorido, con algunas notas de fino humor. Destaca también su actividad como ilustradora de libros: La casa de Claudine de Colette (1944), Donde crecen las lilas de Cirlot, Sempre i ara de Clementina Arderiu, Netochka Nezvanova de Fiódor Dostoyevski (1949).
A partir de los años 40, su estilo se tornó más decorativo y y repetitivo, en respuesta a la demanda y para integrarse en el circuito de galerías más comerciales.
Volviendo al cuadro con el que se inicia este artículo, Busto femenino, nos llama la atención el abultamiento que se observa en la base del cuello. Este bulto se puede interpretar como la presencia de un bocio, un aumento de volumen de la glándula tiroides que suele manifestarse por la presencia de un abultamiento a este nivel, aunque también puede ocasionar tos, ronquera o dificultad al respirar. Entre las principales causas del bocio destacan: déficit de yodo, exposición a ciertas sustancias, embarazo, tumores...
Como me comenta mi amigo Josep Boladeras, médico de Pollença y compañero de juventud, el edema de los párpados y de la cara en general, así como la mirada triste y poco expresiva puede sugierir en este caso un hipotiroidismo por déficit de yodo.
En otras ocasiones nos hemos referido ya a obras de arte que reflejan diversos grados de bocio: la Madonna del Parto, algunos dibujos de Ribera, una Virgen de Mantegna... Esta obra de Olga Sacharoff puede engrosar esta lista de una patología que es bastante frecuente y fácilmente detectable a la vista.
Olga Sacharoff |
Olga Sacharoff (1889-1967) fue una pintora vanguardista rusa que se estableció en Barcelona, ciudad en la que desarrolló la mayor parte de su actividad artística.
Olga estudió Bellas Artes en Tiflis, su ciudad natal y luego en Munich (1910), donde entró en contacto con el expresionismo alemán. Se instaló después en París (1911) donde acusó la influencia del cubismo, como puede verse en el cuadro con el que iniciamos este artículo.
Olga Sacharoff: Autorretrato (c. 1932) Museu de Valls |
Olga Sacharoff: Madre e hija (1952) Colección Natalia Kournikova, Moscú |
Al estallar la Guerra española en 1936, Olga se reencuentra con Otto en París y vuelven a exponer juntos. Acabada la guerra, regresan a Barcelona. Su casa se convirtió en sede de una animada tertulia con todo tipo de intelectuales, de la que queda como testimonio un cuadro, La Colla, con 41 personajes, la mayoría intelectuales, músicos y artistas muy influentes en la ciudad condal.
Olga Sacharoff: Muchacha con palomas (c. 1920) Colección particular |
A partir de los años 40, su estilo se tornó más decorativo y y repetitivo, en respuesta a la demanda y para integrarse en el circuito de galerías más comerciales.
Volviendo al cuadro con el que se inicia este artículo, Busto femenino, nos llama la atención el abultamiento que se observa en la base del cuello. Este bulto se puede interpretar como la presencia de un bocio, un aumento de volumen de la glándula tiroides que suele manifestarse por la presencia de un abultamiento a este nivel, aunque también puede ocasionar tos, ronquera o dificultad al respirar. Entre las principales causas del bocio destacan: déficit de yodo, exposición a ciertas sustancias, embarazo, tumores...
Como me comenta mi amigo Josep Boladeras, médico de Pollença y compañero de juventud, el edema de los párpados y de la cara en general, así como la mirada triste y poco expresiva puede sugierir en este caso un hipotiroidismo por déficit de yodo.
En otras ocasiones nos hemos referido ya a obras de arte que reflejan diversos grados de bocio: la Madonna del Parto, algunos dibujos de Ribera, una Virgen de Mantegna... Esta obra de Olga Sacharoff puede engrosar esta lista de una patología que es bastante frecuente y fácilmente detectable a la vista.
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