domingo, 3 de diciembre de 2017

La piel del hermano gemelo







Anónimo clásico

Cástor y Pólux
(Grupo de San Ildefonso) 
(s. I d.C.)


Mármol 161 x 106 cm
Galería de las estatuas. 
Museo del Prado. Madrid



Este grupo escultórico, labrado en mármol blanco, es sin duda la obra más conocida de todas las que forman la galería de esculturas del Prado. Representa a dos jóvenes con la cabeza laureada, que hacen un sacrificio ante un altar. Uno de ellos sostiene en la mano una antorcha con la que prende el fuego, mientras su compañero participa en el acto sagrado con la pátera que tiene en la mano derecha. A su lado una figurita femenina de estilo arcaizante, evoca quizá a la divinidad a la que están dedicando el acto.


La piazza del Campidoglio en Roma,
con las estatuas de los gemelos Dioscuros
Cástor y Pólux eran hermanos gemelos, hijos de Zeus. También conocidos como los Dioscuros (Διόσκουροι Dióskouroi, ‘hijos de Zeus’). Cástor era diestro domando caballos y Pólux en la lucha cuerpo a cuerpo. Son los gemelos por antonomasia de la mitología clásica y han dado el nombre a las estrellas de la constelación de Géminis y al signo zodiacal correspondiente. 

Sin embargo, no son las únicas referencias míticas a gemelos. Sin abandonar la mitología romana es inexcusable no recordar el mismo mito fundacional de la Ciudad Eterna, los gemelos Rómulo y Remo, que fueron amamantados por una loba y que son uno de los emblemas más conocidos del Imperio Romano. 

También hallamos figuras gemelares en otros mitos, como los de los mayas. En el Popol Vuh encontramos relatada la leyenda de Huhanupú y Xbaniqué, hijos de la princesa virgen Ixquiq, que redimen al mundo predicando y son inmolados, resucitando a los 5 días en un torrente. El paralelismo con el cristianismo que llegaría siglos después es sorprendente. Este paralelismo ha dado lugar a curiosos sincretismos. En las iglesias de Guatemala, por ejemplo, es frecuente encontrar una imagen de la Virgen con dos niños en su regazo. O dos crucifijos idénticos, uno al lado del otro, coronados no con la corona de espinas, sino con penachos de plumas, como sucede en la iglesia de Santo Tomás en Chichicastenango. Es la sombra de Huhanupú y Xbaniqué que se alarga sobre la figura de Cristo.  


Huhanupú y Xbaniqué, los gemelos redentores mayas














Recientemente la figura de dos gemelos ha sido la protagonista de un nuevo hito médico. Un hombre que sufrió quemaduras en un 95% de su superficie corporal ha podido ser salvado gracias a un injerto de piel de su hermano gemelo. 

Tradicionalmente el individuo que presenta quemaduras graves en más de un 25% de la superficie corporal se considera un gran quemado. Si estas quemaduras rebasan el 50% del tegumento, el tratamiento es difícil y el pronóstico suele ser fatal. En quemaduras de este nivel el riesgo principal es la deshidratación y la sobreinfección de la s zonas con destrucción cutánea. Los injertos de piel plantean grandes problemas de rechazo y la administración de inmunosupresores tiene que ser la norma.   

Este hombre de 33 años, que llegó al Hospital de Saint-Louis de París con quemaduras en un 95% del cuerpo parecía pues destinado a morir. Cualquier intento de injerto en una superficie tan extensa supondría un rechazo tan masivo que los inmunosupresores no serían suficientes. Pero los cirujanos quisieron agotar una última posibilidad: intentar injertos de piel de su hermano gemelo, con un código genético similar, para sortear en lo posible el tratamiento inmunosupresor. Nunca se habían realizado hasta ahora injertos en más de un 60% de la superficie corporal, aún usando piel de un hermano gemelo. 

El 27 septiembre de 2016, Franck fue admitido en el centro especializado del hospital de Saint-Louis de Paris. Se había quemado en un accidente de trabajo, y su muerte parecía segura. Pero tenía a Eric, un "gemelo verdadero", homozigoto, dispuesto a cederle su piel. 


Hospital Saint-Louis de París.
El equipo de cirugía del Prof. Mimoun y el de anestesia del Prof. Alexandre Mebazaa aceptaron el reto. Realizaron el primer injerto de piel (procedente de su hermano gemelo) al cabo de una semana del ingreso. Nuevos injertos se realizaron en los días 11 y 44. En total se han realizado una decena de intervenciones, incluyendo injertos y extirpaciones de la piel quemada, que puede tener efectos tóxicos sobre el organismo. 

En intervenciones simultáneas en los dos hermanos, se tomaba piel en finas capas de la cabeza del donante (que cicatriza muy deprisa, en menos de una semana), de la espalda y de los muslos. El 45% de la piel obtenida se estiraba en una máquina para obtener una especie de media de malla que era aplicada enseguida sobre el cuerpo del quemado. Las pequeñas zonas que quedaban descubiertas entre la red cicatrizaban en unos 10 días. Según el equipo médico, el donante apenas presenta secuelas excepto diferencias de pigmentación. 


De izquierda a derecha:
1. Se tomaban finas capas de piel del donante en trozos de 5-10 cm de lado. 2. Mediante una máquina, se procedía a estirar la piel, aumentando su superficie y conformando una especie de red. 3. Se aplicaba sobre las zonas quemadas. 4. En poco tiempo se conseguía la reepitelización de toda la zona, no siendo necesarios los inmunosupresores. 

El paciente fue dado de alta a mediados de febrero de 2017, a los cuatro meses y medio de su ingreso y fue asistido por el centro de readaptación para grandes quemados Coubert hasta julio de 2017. En la actualidad, Franck puede caminar, ha vuelto a su casa con su mujer y sigue su reeducación durante el día en otro centro. Su cara y sus manos se han recuperado razonablemente bien. Y también su gemelo, que además está orgulloso de haber salvado la vida de su hermano. 


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