lunes, 22 de febrero de 2021

La belleza de los bizcos

 





Sandro Boticelli 

El nacimiento de Venus (detalle) 


Óleo sobre lienzo 
Galeria degli Uffici. Florencia.  




El estrabismo es una alteración de la visión binocular que se produce cuando existe una pérdida del paralelismo de los ojos, es decir, cuando un ojo dirige la mirada hacia un punto del espacio, el otro se desvía a una dirección diferente. Una de sus complicaciones puede ser la dificultad para percibir la profundidad, ya que cada uno de los globos 'enfoca' de manera independiente. Existe estrabismo constante o intermitente, convergente (si la desviación mira 'hacia adentro', a la nariz) o divergente (mira hacia fuera, arriba, abajo o a los lados).

El estrabismo puede obedecer a diversas causas. Uno de estos es la herencia familiar, ya que se puede tener cierta predisposición a sufrir este trastorno. También puede deberse a una alteración de los músculos del ojo motivada por una mala visión, a las infecciones, los tumores o traumatismos. 

En otros casos el estrabismo puede estar causado por enfermedades de carácter general, como:

  • Diabetes mellitus
  • Enfermedad tiroidea (enfermedad de Graves)
  • Miastenia Gravis 
  • Tumores del sistema nervioso central
  • Traumatismos cefálicos
  • Accidente cerebrovascular (ACV). Trombosis o hemorragias cerebrales.
Cuando se efectúa un diagnóstico precoz el estrabismo infantil puede ser corregido. En casos más avanzados puede recurrirse a la cirugía. 

Pero el estrabismo no siempre ha sido considerado un problema. Por extraño que parezca, los Mayas apreciaban a las personas bizcas, con los ojos estrábicos, y consideraban el estrabismo como un signo de belleza y de distinción. De hecho, los mayas estaban tan interesados en ser bizcos, que a los niños pequeños de clase alta les colgaban del cabello una pequeña bola de resina que les caía sobre la frente, en la línea de la nariz, de modo que los niños tuvieran que mirar a un punto entre ambos ojos a menudo y se les desviara la mirada.  Se dice que esto se hacía para imitar al dios bizco del sol, Kinich Ahau.


En las representaciones del dios solar maya Kinich Ahau
se puede ver un notable estrabismo


También en la antigua Roma, hallamos divinidades con estrabismo. El escritor Marco Terencio Varrón (s. I a.C.) ya atribuía esta cualidad a la diosa Venus. La mirada estrábica les parecía sexy, algo muy indicado para la diosa del amor y la belleza. 

Así la plasmó Sandro Boticelli en su famosa obra El nacimiento de Venus. En ella Venus surge de una concha (según la mitología nació del esperma de los testículos de Urano, que su hijo Cronos tras castrarle, arrojó al mar). Si nos acercamos a la pintura podremos ver como la diosa, de excepcional belleza, presenta un innegable estrabismo. 

El poeta romano Publio Ovidio Nasón (s. I d.C) en su Ars amandi (El arte de amar), daba una serie de consejos para seducir a las damas: 
"Llama morena a la que tenga el cutis más negro que la pez de Iliria; si es bizca, dile que se parece a Venus; si tiene los ojos grisáceos, a Minerva; es esbelta la demacrada que parece más muerta que viva, y turgente la gordita"
"nominibus mollire licet mala: fusca vocetur,
 nigrior Illyrica cui pice sanguis erit:
 si straba, sit Veneri similis: si rava, Minervae:
 sit gracilis, macie quae male viva sua est;
 dic habilem, quaecumque brevis, quae turgida, plenam" 
            Ovidio (Ars amandi : II, 657-661) 

En la Edad Media, encontramos referencias médicas al estrabismo en la obra del médico árabe Al-Rhazi (Rhazés), que la calificaba como "torcedura de la vista". J.J. Plenck, en el s. XVIII la llamó "vicio del ojo".
“Estrabismo es un vicio del ojo con el cual el enfermo mira el objeto con un ojo; y el otro apartándose del eje de la visión parece que mira á otro punto. Esta oblicuidad de los ojos puede ser arriba, abajo, afuera o adentro, en uno ó en ambos ojos: la distorsión puede ser tan desigual, que el uno mire al cielo y el otro a la tierra”.

 


El marcado estrabismo de
D. José Sarmiento de Valladares (1643-1708),
conde de Moctezuma y virrey de Nueva España.  


En el s. XIX, el cirujano Jean-Baptiste Baudens (1818-1857) publicó el libro "Lecciones sobre el estrabismo y el tartamudeo", aunque no valoraba el estrabismo leve como poco estético:  
«No tiene nada de desagradable, la leve desviación ocular da a la mirada algo de ternura y voluptuosidad, los antiguos lo consideraban como un atractivo y así es como se representa a la diosa Venus»
A pesar de todo, da cuenta de las  primeras intervenciones, y comenta un millar de estrábicos operados, de los que solamente dos casos no alcanzaron un éxito completo.  

Hoy sabemos que el estrabismo debe ser corregido adecuadamente, y no solo por cuestiones estéticas (ya que como vemos no siempre ha sido valorado negativamente) sino para garantizar que se pueda ver bien, evitando la doble visión. 

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