lunes, 10 de junio de 2019

Cantáridas: Un afrodisíaco peligroso





Domenico Fancelli

Sepulcro de los Reyes Católicos
 (1517)

 Escultura. Mármol de Carrara  
Catedral de Granada



Fernando II de Aragón (1452-1516) era hijo de Juan II y Juana Enríquez. A la muerte de su hermanastro Carlos, príncipe de Viana, se convirtió en el príncipe heredero de la confederación catalanoaragonesa. Durante la Guerra Civil catalana (1462-1472), en la que tomó parte activa, se familiarizó con la administración del estado a instancias de su padre.


Fernando II de Aragón
Fernando continuó la tradicional expansión mediterránea de sus antecesores. Se casó con Isabel de Castilla, por lo que fue nombrado rey de Castilla  como Fernando V, reinando con su mujer en aquel reino. El papa Borja, Alejandro VI les concedió el título de Reyes Católicos con el que han pasado a la historia. Bajo el reinado de los Reyes Católicos, Castilla  conquistó el reino de Granada (último bastión musulmán en la península Ibérica); Colón llevó a cabo el descubrimiento de América bajo los auspicios de Castilla y se expulsó a los judíos tanto de los territorios de Castilla como de los reinos de la Corona de Aragón (decreto de la Alhambra). También tuvo lugar la Sentencia de Guadalupe, por la que se ponía fin a la Guerra dels Remences de Cataluña, probablemente la primera revolución popular frente a los nobles de Europa, y que propició el surgimiento de una nueva clase social, la burguesía. 

Fernando fue el típico rey renacentista, que tanto con las armas como con alianzas matrimoniales fue concentrando el poder en la corona, menoscabando el poder feudal de los nobles. Cuando Maquiavelo escribió su famosa obra Il Principe, se inspiró probablemente en Fernando II de Aragón. 


Eduardo Rosales: Isabel "la Católica", dictando su testamento. 


Se suele repetir continuamente por parte de una historiografía interesada en crear ciertos mitos con finalidad manipuladora, que los Reyes Católicos unificaron España. Nada más falso. Si bien Fernando actuó como rey en Castilla mientras Isabel vivió, Isabel nunca actuó en la corona catalanoaragonesa como reina. Y cuando Isabel murió, víctima de un cáncer de útero, en 1505, los reinos volvieron a separarse. 


Fernando II de Aragón
Tras la muerte de Isabel, Fernando perdió sus prerrogativas como rey en Castilla y se retiró a los territorios de la Corona de Aragón, donde siguió reinando el resto de su vida (12 años más).  Como convenía dejar un heredero de estos reinos, contrajo nuevo matrimonio con Germana de Foix, sobrina del rey Luis XII de Francia (1506). 



El rey era ya mayor para la época (54 años), pero la novia tan solo contaba 18 años. De este desigual matrimonio nació el príncipe Joan, que murió al poco de nacer (1509). Apremiaba la necesidad de tener otro descendiente. Fernando era cada vez más mayor y más cansado. Padecía una disfunción eréctil, por lo que hacía falta estimular la actividad genésica del monarca y se le administraban todo tipo de alimentos con fama de excitar la líbido y una gran cantidad de preparados afrodisíacos. 


Germana de Foix, la segunda
esposa de Fernando el Católico. 
Uno de estos afrodisíacos eran las cantáridas. Polvo triturado de alas de unos escarabajos, que eran muy reputados como estimulantes sexuales. Pero el rey necesitaba una dosis cada vez mayor, hasta que sufrió una congestión circulatoria generalizada, que acabó con su vida al producir una hemorragia cerebral.



Así lo cuenta Jerónimo Zurita, cronista del Reino de Aragón, que dice que el monarca sufrió una grave enfermedad ocasionada 

«por un feo potaje que la Reina le hizo dar para más habilitarle, que pudiese tener hijos. Esta enfermedad se fue agravando cada día, confirmándose en hidropesía con muchos desmayos, y mal de corazón: de donde creyeron algunos que le fueron dadas yerbas».  
De hecho los efectos tóxicos de las cantáridas eran bien conocidos. Junto con el arsénico, era uno de los ingredientes del Acqua Toffana, un potente veneno muy famoso en el s. XVII, que tomó el nombre de Giulia Toffana, una envenenadora siciliana que proveía de él a mujeres que querían deshacerse de sus maridos. Una alta dosis de cantáridas por vía oral causa la irritación de la mucosa gastroduodenal, vómitos, mareos, diarreas, y conduce a un fallo renal que suele acabar con la vida. 
  
Las cantáridas (Lytta vesicatoria L.) son coleópteros de la familia Meloidae, que miden unos 15 a 22 mm de largo y de 5 a 8 mm de ancho, de un hermoso color verde brillante con reflejos metálicos. En inglés se conocen con el nombre de spanish fly, una denominación doblemente engañosa, ya que ni son moscas ni se encuentran exclusivamente en la Península Ibérica. De hecho se pueden encontrar desde el sur de Europa hasta Asia central, donde suelen instalarse en bosques de fresnos, saúcos o en las hojas tiernas de los olivos.


Las cantáridas (Lytta vesicatoria L.) producen
una sustancia irritante, la cantaridina.  

















Los fluidos corporales y los élitros de estos escarabajos contienen cantaridina, una sustancia vesicante que produce ampollas en la piel, y que estos animales segregan como arma de defensa cuando se sienten en peligro. La cantaridina suele formar parte de una hemolinfa de antenas y articulaciones de las patas, y en su fluido oral. 

Si se ingiere, es eliminada por la orina produciendo una irritación del canal urinario, con gran vasodilatación y una erección del pene más cercana al priapismo, lo que le ha dado una cierta fama como afrodisíaco. Su principal mecanismo de acción es la vasodilatación, por la que se aumenta el flujo de los cuerpos cavernosos del pene y por este motivo producen una erección. En cierto modo su acción es similar a las sustancias vasodilatadoras actuales como sildenafilo (Viagra ®). Sin embargo, la dosis necesaria para obtener este efecto es muy cercana a la dosis tóxica, que puede causar necrosis de los túbulos renales con hematuria y desenlace mortal en muchos casos. De hecho 2g de polvo de cantáridas pueden matar a un adulto. 


Estructura química de la cantaridina     
El uso de las cantáridas como afrodisíaco se remonta a tiempos remotos. Ya la citaba Plinio el Viejo y Livia, la mujer de Augusto, la usaba como afrodisíaco aunque con fines políticos. Fue profusamente usada en orgías por libertinos como Giacomo Casanova y el Marqués de Sade. 


La cantaridina (C10H12O4) fue aislada por primera vez por el químico francés Pierre Jean Robiquet (1780-1840) en 1812 y sintetizada por Ziegler en 1942. Es un producto que ha sido usado en la farmacopea dermatológica para producir irritación y ampollas controladas en la piel, lo que puede ser útil para el tratamiento de verrugas epiteliales benignas (verrugas vulgares), verrugas plantares o molluscum contagiosum. También se había usado en dosis pequeñas para producir una cierta rubefacción en los casos de alopecia areata, por ejemplo. La irritación local estimulaba el crecimiento del cabello.  


Marqués de Sade (1740-1814)
Fernando el Católico no fue el único en sufrir los efectos de la cantaridina. En 1772, en Marsella, el Marqués de Sade la distribuyó a las damas que participaban con él en una orgía y se produjeron intoxicaciones y diversas muertes entre las muchachas. El libertino marqués fue juzgado y condenado, aunque en el juicio él alegó que a él le iba muy bien y que las mujeres habían abusado de la sustancia por ser unas viciosas

En el s. XVIII las cantáridas se usaban para la elaboración de las "pastillas Richelieu" unos caramelos afrodisíacos, aunque de vez en cuando se administraban con cierta prodigalidad para asesinar a alguien, ya que como hemos dicho, bastan sólo 2 g de cantáridas para producir la muerte. Por cierto, que los médicos forenses de la época que usaban métodos bastante rudimentarios se las ingeniaron para dictaminar si había habido un envenenamiento con cantáridas. Bastaba frotar las vísceras del fallecido contra la piel afeitada de un conejo. Si la piel del conejo enrojecía es que había suficiente cantaridina en las vísceras y por lo tanto se podía concluir que se había producido un envenenamiento por administración criminal de cantáridas. 

En 1868 el gran médico Armand Trousseau (1801-1867) dedicó hasta 10 páginas de su tratado a las cantáridas, citando los accidentes renales con hematuria que provocan las aplicaciones de vesicatorios de cantáridas además de la erección espontánea, gangrena peneana y metrorragia a las mujeres. 

Las cantáridas fueron también, probablemente, las responsables del fallecimiento de Simón Bolivar, narrada por Gabriel García Márquez en su magistral obra El General y su laberinto como consecuencia de la aplicación de un emplasto vesicante de cantáridas recetado por el doctor Révérend para tratar un catarro, con cinco parches en la nuca y uno en la pantorrilla. 

Así que... cuidado con "la mosca española"!



Bibliografía

Karras DJ, Farrell SE, Harrigan RA, Henretig FM, Gealt L. Poisoning from Spanish fly (cantharidin). Am J Emerg Med 1996 Sep;14(5): 

Martindale. Guía completa de consulta farmacoterapéutica. Barcelona 

Moral de Calatrava P. Frígidos y maleficiados. Las mujeres y los remedios contra la impotencia en la edad media. Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, 2012;Vol. LXIV, nº 2:

Wespes E, Amar E, Eardley I, Giuliano F, Hatzichristou D, Hatzimouratidis K, Montorsi F, Vardi Y. European Assotiation of Urology. Guidelines. Male Sexual Dysfunction: Erectile dysfunction and premature ejaculation. 

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