martes, 5 de marzo de 2019

Modificaciones corporales en Mesoamérica (II): Tatuajes y escarificaciones










La reina de Uxmal
(circa 1000 dC)

Escultura en piedra. 80 cm de altura
Museo Antropológico Nacional. México 




En una entrada anterior comentamos que en las culturas mesoamericanas las modificaciones corporales eran bastante comunes. Como parte de estas prácticas también debemos referirnos a la práctica de tatuajes y escarificaciones. 

La moda de los tatuajes corporales no es exclusiva de los tiempos modernos y fue practicada en numerosas culturas del mundo antiguo (celtas, germanos, escitas...). En Europa solamente los romanos y los judíos no veían con buenos ojos esta práctica que consideraban propia de esclavos o gentiles. 


En la América prehispánica en cambio los tatuajes y escarificaciones no eran objeto de tabú, sino que se practicaban habitualmente.  Los huastecas del norte de Veracruz se tatuaban tanto, que solían entrar a la batalla completamente desnudos para mostrar sus abigarrados tatuajes. Las mujeres huastecas aumentaban su sensualidad tatuándose los senos, piernas y caderas.

Resultat d'imatges de escarificaciones mayas
Figurilla de Jaina, Campeche, en la que podemos ver escarificaciones
practicadas desde la frente hasta la punta de la nariz. 


Generalmente los tatuajes se ejecutaban realizando un dibujo previo sobre la piel. Luego se realizaban pequeñas punciones o inoculaciones puntuales en la piel, valiéndose de un instrumento de dientes agudos o de un punzón por medio de los cuales se introducían los colorantes, provocando el grabado permanente.  

Sobre el tatuaje, Fray Diego de Landa dice: 

"Labrábanse los cuerpos, y en cuanto más, más valientes y bravos tenían, porque el labrarse era gran tormento que era de esta manera: los oficiantes de ello labraban la parte que querían con tinta y después sajábanle delicadamente las pinturas y así, con la sangre y la tinta , quedaban en el cuerpo las señales"
Los sacerdotes y dignatarios mayas solían decorar profusamente su cuerpo. Durante las fiestas o rituales, pintaban su piel con colorantes vegetales o minerales. También eran comunes los tatuajes en los guerreros. Los guerreros jóvenes comenzaban con uno o dos tatuajes, e iban añadiendo nuevos tatuajes cada vez que daban muerte a un enemigo. En cierto modo era como las medallas de los militares actuales. Cuanto más episodios heroicos habían protagonizado, más decorada llevaban su piel. En cambio, las mujeres mayas tatuaban su cuerpo de cintura para arriba, pero respetaban los senos sin tatuar. 

A veces los tatuajes podían sustituírse por escarificaciones. medida que  practicar escarificaciones, cicatrices producidas bien por cortes (superficiales o profundos) o por quemaduras que pueden ser por la acción del fuego o de un cáustico. Se realizaban excoriando o practicando cortes con cuchillos de obsidiana calientes en la piel de alguna parte del cuerpo e introduciendo a continuación en las heridas objetos extraños como ceniza, arena o fragmentos de jade, a fin de provocar cicatrices queloideas. Las protuberancias así producidas atestiguaban la jerarquía de quien las exhibía. 

Una de los testimonios más fehacientes de esta práctica es la escultura conocida como “La Reina”, la cuál retrata a la que posiblemente fue la gobernante de la ciudad maya de Uxmal, presentando numerosas escarificaciones en su cara, como podemos ver en la imagen que encabeza este post. Las escarificaciones remedan la disposición de los granos de maíz, la planta sagrada para los mayas, por lo que seguramente es una referencia al poder divino de este cereal. 

Los guachichiles de Zacatecas y Coahuila se escarificaban el cuerpo, a fin de mostrar su valentía y su pericia bélica.  Las madres ópatas  de Sonora y el noreste de Chihuahua, escarificaban  alrededor de los ojos de sus hijos recién nacidos, con una espina y tinta negra, para formar arcos de puntitos que embellecían el rostro de los niños, acreditándolos como futuros guerreros.

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