martes, 19 de febrero de 2019

San Dionisio y la sífilis








André d'Yprès 

Crucifixión del Parlamento de París (detalle)
(1449)

Tabla. 226 x 270 cm 
Museo del Louvre. París




En la tabla de la llamada Crucifixión del Parlamento de París encontramos, además de las escenas propias del Calvario, algunos santos protectores de la monarquía francesa: San Juan Bautista, San Luis, San Dionisio y Carlomagno, que tambiuén era venerado como santo. no solo en Francia sino también en ciudades limítrofes como Girona. En el paisaje del fondo, a la izquierda, reconocemos en el primer término el palacio de la Cité, sede del Parlamento, y más allá se recorta la silueta del Louvre, castillo fortificado que Carlos V había transformado en fastuosa residencia real. 


San Dionisio, en la portada de la Virgen
de la Catedral de Notre-Dame de París
Pero vamos a fijarnos en la imagen de San Dionisio (Saint Denis), que aparece revestido con sus atributos de obispo y decapitado. Sostiene entre sus manos su cabeza exsangüe, con la lividez cadavérica y los labios cárdenos. La imagen insólita de un obispo decapitado que sostiene su cabeza cercenada y mitrada con sus propias manos es la iconografía que permite reconocer a este santo. 


En el s. III, se había decretado perseguir a los cristianos si se negaban a rendir culto al emperador Aureliano. Aunque los romanos eran muy tolerantes en temas de religión, exigían rendir culto al emperador, ya que era una forma de demostrar la sumisión al poder romano. Este ritual no era conflictivo para un politeísta, pero el monoteísmo cristiano impedía que sus fieles lo aceptaran. Esta "rebeldía" fue motivo de encarcelamientos y ejecuciones en todo el Imperio. La población cristiana de la Galia  había sido diezmada y allí acudió el obispo Dionisio con sus inseparables compañeros Rústico y Eleuterio para confortar a los maltrechos seguidores de Cristo en aquella ciudad.

Dionisio fijó su sede en Lutecia (antiguo nombre de París). Desde allí sus discípulos erigieron las sedes de Chartres, Senlis y Meaux. Las numerosas conversiones conseguidas por Dionisio alarmaron a los sacerdotes paganos, que lo hicieron prender. Tras negarse, como tantos crtistianos a rendir culto al emperador fue decapitado el año 272 en la colina más alta de la ciudad, que probablemente fue un lugar santo druídico. A esta colina se la denomina hoy Montmartre, cuyo nombre actual, derivaría según creencia popular, del latín mons martyrium (“Montaña de los Mártires”).   


Martirio de San Dionisio. Tímpano de la basílica de Saint-Denis. 

Según la leyenda recogida en las Vidas de San Dionisio, escritas en época carolingia, el santo  tras ser decapitado, se levantó, recogió su cabeza y caminó seis millas con su cabeza bajo el brazo, atravesando Montmartre por un viejo sendero que coincidía con la posteriormente llamada rue des Porcherons, que después sería rebautizada en su honor como rue des Martyrs (calle de los Mártires). Al término de su trayecto, entregó su cabeza a una piadosa mujer descendiente de la nobleza romana, llamada Casulla, y después se desplomó. En ese punto exacto fue sepultado y más tarde se edificó la célebre basílica de Saint-Denis en su honor, y que posteriormente albergó el panteón de los reyes de Francia. También la población que surgió a su alrededor tomó el nombre de Saint-Denis.  

La tradición del culto a San Dionisio de París, fue creciendo poco a poco, y haciéndose cada vez más popular. El abad Suger contribuyó a su popularización, si bien lo confundió con Dioniso Aeropagita de Atenas, sosteniendo que Dionisio había asistido a un sermón de San Pablo.   

Según recoge el historiador Gregorio de Tours (s. VI) en su Historia Francorum se considera a S. Dionisio como el primer obispo de París, y también es conocido como el "apóstol de las Galias". Es el patrón de París, junto con Santa Genoveva. 



San Dionisio y la Virgen, en una xilografía alemana de 1497,
en la que se le invoca como protector del "mal francés" (sífilis).
                      



Detalle de los dos enfermos de sífilis, con ostensibles lesiones cutáneas,
arrodillados a los pies de S. Dionisio y de la Virgen. Al fondo la silueta de París, amuraqllado con una torre del homenaje que recuerda a la que había habido en el Louvre


A S. Dionisio se le considera también protector frente a ciertas enfermedades, como por ejemplo las cefaleas, migrañas y otras afecciones de la cabeza, lo que parece bastante obvio. 

En un folleto alemán de 1497 aparece una oración a San Dionisio para protección frente a la sífilis que en aquel momento era una enfermedad de muy reciente aparición en Europa. Probablemente la denominación que en aquel momento se daba a la sífilis ("el mal francés") causó que se buscara la protección de un santo genuinamente francés, y por este motivo se la asoció precozmente con el apóstol de las Galias. El santo aparece portando su cabeza frente a la Virgen (también considerada protectora frente a este mal en aquel momento). A ambos lados, en escala reducida aparecen dos devotos con evidentes lesiones cutáneas de sífilis. 


San Dionisio decapitado. Estatua de piedra. Portal de la Virgen. 
Catedral de Notre-Dame de París 



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