miércoles, 18 de octubre de 2017

Guardar el pelo (III) El pelo como reliquia religiosa








Reliquias de cabello y barba de San Maximiliano Kolbe 
(1939) 

Restos humanos
Vaticano. 




El padre Maximiliano Kolbe es un santo franciscano que fue martirizado por los nazis en el campo de concentración de Auschwitz. El padre Kolbe se ofreció voluntariamente a la ejecución para liberar a otro prisionero, padre de familia. Su cuerpo fue icinerado pero se guarda un frasco con sus cabellos y parte de su barba que fueron guardados en 1939 por un barbero, que ya presumía la santidad del franciscano polaco. Como otro ejemplo de reliquias de cabello más recientes podemos citar a las del papa San Juan Pablo II.

Reliquias de cabellos del papa San Juan Pablo II
El catolicismo considera el culto de las reliquias como parte del culto de dulía  (veneración) es el propio de los Santos, personas que por su probada heroicidad en el ejercicio de las virtudes cristianas la Iglesia nos los pone como ejemplo a seguir subiéndolos a los altares. A La Virgen María se le concede el culto de hiperdulía (ya que está a un nivel más alto que los santos y al patriarca bendito san José se le considera el primero de los santos, dedicándosele un culto de protodulía. Sin duda que en los orígenes del culto a los santos está la influencia profunda y ejemplar de los mártires. De ellos celebramos su dies natalis, o sea, el día en que nacen para la eternidad, el día de su martirio. Dentro de este apartado se encaja el culto a las reliquias.

Así pues, un aspecto fundamental de la religiosidad popular es sin duda la veneración a las reliquias de los santos, que fueron un elemento motor muy importante de movimientos de peregrinación. Verdaderas o falsas, las reliquias fundamentan en todos los fieles una de las más firmes creencias de todas las épocas. Expresión del favor divino que los santos gozaron ya en vida, sus restos corporales y objetos de uso cotidiano tienen para cualquier fiel una "virtus" de carácter taumatúrgico incontestable. Mas de ahí también la importancia de su posesión, que desató en época medieval una verdadera fiebre por las reliquias en las que los factores políticos y económicos tuvieron gran importancia. Dentro de las reliquias se concede una especial importancia a las partes de su cuerpo (el cuerpo momificado en totalidad o en parte, los huesos, los cabellos...)

Los cabellos de La Virgen, por ejemplo, descansan por cientos en múltiples capillas de la cristiandad;  la catedral de Valencia, al parecer, posee diversas de estas reliquias, pero esto no es todo, conserva incluso algún cabello de Cristo.  Aunque actualmente se concede menos valor a las reliquias religiosas, durante cientos de años fueron objetos tremendamente codiciados en los que numerosas generaciones depositaron sus mejores sentimientos. No olvidemos la importancia que tenía Santiago de Compostela por el solo hecho de que según la leyenda era el único lugar donde se encontraban los restos de un apóstol. Las peregrinaciones que esto originó despertaron una cierta envidia en Limoges, en donde quisieron  crear la leyenda de emular la fama de Santiago, intentando crear un apóstol número 13, San Marcial (Saint Marçal), cuyos restos se conservan en la catedral limusina. A punto estuvieron de conseguir su propósito e incluso hubo algún papa dispuesto a reconocerlo. 

Cofre conteniendo el pelo de la barba de Mahoma
Aunque el Islam es menos dado que el catolicismo al culto a las reliquias, los pelos de Mahoma, mas exactamente un pelo de la barba del Profeta, - ¡Un solo pelo! - constituye una de la más valiosas joyas religiosas del Museo Topkapi, en TurquíaSu importancia radica en el hecho de que es el único resto biológico del Profeta, aunque se trate de un modesto cabello. En la capilla en donde se venera, se recita continuamente el Corán en signo de veneración.  


Relicario del cabello de la Virgen. Catedral de Valencia.





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