Conrad Reitter Mortilogus (1508) Xilografía Colección particular |
En los primeros años de su irrupción en Europa, la sífilis supuso una terrrible epidemia que se extendió con rapidez en toda Europa, no respetando a jerarquías ni a clases sociales. Ante tamaña calamidad, la población imploró la ayuda sobrenatural de la Virgen y los santos. En Francia, san Dionisio (Saint Denis) fue el patrón elegido para pedir protección ante la enfermedad. En otros lugares, se solicitaba la ayuda de la Madre de Dios. Así se ve en esta xilografía donde se ve a la Virgen protegiendo a los enfermos de sífilis: papas cardenales, reyes y emperadores se cobijan bajo el manto mariano, en una transformación de la iconografía habitual con la que se representaba tradicionalmente a la Virgen de la Misericordia, que protegía con su manto a sus devotos.
El primer caso de sífilis conocido se registró en Barcelona en 1493 (aportado por Ruy Díaz de Isla). La coincidencia con el regreso de Colón de América pronto hizo pensar a muchos que el mal procedía de América, aunque es este un tema muy controvertido. Lo cierto es que la epidemia se propagó en la guerra de Nápoles, tras la batalla de Fornovo (6 de julio de 1495). En aquella ocasión Carlos VIII de Francia había reclutado un gran ejército de mercenarios de todos los países (más de 36.000 soldados). Tras este ejército militar había otro, formado por prostitutas, que contribuyeron a expandir el mal. A la vuelta de la soldadesca a sus lugares de origen, la expansión de la epidemia fue considerable. Cumano, médico militar de Carlos VIII, describía así los primeros síntomas:
"unas pústulas como granos de mijo que suelen aparecer en el prepucio o el glande"
Como se trataba de un "mal vergonzoso" todos achacaban al enemigo - o a los países vecinos - el origen del mal. Como la nueva enfermedad había hecho su aparición acompañando a las tropas francesas, los napolitanos le llamaron morbo gálico o mal francés. Naturalmente los franceses no aceptaron de buen grado esta denominación, y la llamaron mal de Nápoles o mal español, ya que pronto se vinculó esta enfermedad con el aluvión de novedades que traían los españoles del Nuevo Mundo. Lo cierto es que en la Europa renacentista, en pleno surgimiento de los estados, la guerra de los nombres adquirió unos tintes plenamente nacionalistas, lo que justificó la aparición de apelativos tales como sarna de Castilla en Portugal; mal de los portugueses en Castilla; enfermedad de Burdeos en Inglaterra; y en definitiva mal de Indias o sarampión indiano, como decía Gonzalo Fernández de Oviedo en su Sumario de la Natural Historia de las Indias, dirigida al emperador Carlos V:
"Muchas veces en Italia me reía oyendo a los italianos decir mal francés", y a los franceses "mal de Nápoles"; y en verdad unos y otros acertaran el nombre si dijeran mal de Indias"
En el que probablemente es el primer tratado sobre sífilis, el de Joseph Grünpeck ("Tractatus de pestilentiali scorra siue mala de Franzos",1496) aparece encabezado por otra xilografía de la Virgen y el Niño. Jesús - según la concepción por la que las enfermedades son enviadas por Dios - manda unos rayos luminosos que causan la enfermedad. Mientrastanto, María coloca la corona de rey a un caballero abanderado, que viste una completa armadura. Algunos sifilíticos aparecen con el cuerpo lleno de lesiones cutáneas. En aquel momento no estaba claro del todo el modo de transmisión de la enfermedad y Grümpeck achaca a la conjunción de astros el origen del mal. Es curioso ver como, en las xilografías que hoy aportamos en una de ellas la sífilis está producida por la acción divina y en la otra, la protección de la Virgen hace concebir a los enfermos la esperanza de curación.
La Virgen y el Niño en el Tractatus... de Grümpeck. Jesús provoca las lesiones de algunos sifilíticos (1496) |
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