martes, 29 de marzo de 2016

Mordedura de perro































Simone Martini

Retablo del Beato Agostino Novello
(1324)

Temple sobre tabla  198 x 257 cm. 
Pinacoteca Nazionale, Siena. 



Simone Martini (1284-1344) fue un pintor de la escuela sienesa del Trecento, figura fundamental en el desarrollo del llamado estilo gótico internacional. 

Probablemente formado en la escuela de Duccio, desarrolló de manera muy personal la linealidad del estilo de su maestro y le añadió un gran interés por los efectos de perspectiva, reflejo de las tendencias vigentes en la época. Entre las características de su pintura hay que destacar el amaneramiento y la estilización de las figuras, el empleo de fondos dorados y la gran expresividad lírica de las composiciones.  

Su estilo apenas evolucionó a lo largo de su vida. Desde su primera obra documentada, el gran fresco de la Majestad del Palacio Público de Siena, hizo un uso decorativista de la línea y del color, y fue un creador genial de composiciones elegantes y amables, imbuidas de armonía y refinamiento.  Fue requerido por el papa a Aviñón donde efectuó varias obras. En 1317 se trasladó a Nápoles, donde permaneció un tiempo al servicio de Roberto de Anjou.






A su regreso a Siena, la ciudad, en pleno crecimiento demográfico (alcanzaba ya los 50.000 habitantes), estaba experimentando un gran impulso político. El bienaventurado Agostino . En 1324 el Ayuntamiento decidió destinar una importante suma para conmemorar la figura del bienaventurado Agostino Novello, prior general de la Orden de los Agustinos que había muerto en Siena en 1309 con fama de santidad. Impulsar un culto sienés de religiosidad popular podía ser una manera de afirmar el nacionalismo de las clases más modestas. Para la realización de este retablo Simone Martini recurrió a una narrativa muy simple,  prácticamente el estilo de un cuento popular, con una gama de colores en oro y rosados. 

Agostino se representa de pie ocupando el centro del retablo, con unas dimensiones claramente exageradas (su tamaño rebasa al de los árboles). Sostiene un libro en sus manos y parece escuchar atentamente lo que un ángel le susurra al oído. 
La escena completa de la mordedura del perro rabioso (a la izquierda).
Agostino, arriba, aparece volando. A la derecha, el niño, sano y salvo,
acompañado de sus familiares. 

A los lados, se representan los modestos milagros que se le atribuyeron tras su muerte. Tres de ellos representan caídas: un jinete cae del caballo, un niño que cae de la cuna. En otra escena, un niño cae de un balcón ante la mirada desesperada de su madre. En las tres escenas, Agostino sale de una nube e impide que los afectados sufran daño alguno. 

En la escena de la parte superior izquierda, otro niño es atacado por un perro rabioso (Algunos comentaristas creen ver a un lobo, aunque en nuestra opinión, la pintura representa más bien a un perro. Pero el lobo es siempre la representación del mal por antonomasia y podría explicar esta esta interpretación). El niño está tumbado en el suelo en un charco de sangre, a causa de las mordeduras del animal, que interesan a parte de la cara y a la órbita ocular izquierda, con desgarros y arrancamiento del globo ocular. La súbita y milagrosa aparición de Agostino (esta vez tras de una torre) hace que el niño cure de sus heridas al instante, como se representa en la parte derecha de la escena, en la que aparece a salvo y tranquilo, rodeado de sus familiares.  

Las mordeduras de animales, tanto si se trata de un lobo como de un perro, suponen importantes desgarros, con hemorragias intensas y pueden causar cicatrices deformantes. Generalmente además se sobreinfectan por las bacterias de la boca del animal, además de la transmisión de enfermedades graves como la rabia


Simone Martini:  



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