sábado, 9 de mayo de 2015

Alegoría del tacto


José de Ribera. El escultor ciego o Alegoría del tacto.




 José de Ribera 
(1591-1652) 

El escultor ciego 
o Alegoría del tacto 
(1632)

Óleo sobre lienzo 98 x 125 cm
Museo del Prado, Madrid


El personaje representado en esta obra aparece de más de medio cuerpo, vestido oscuro y fondo oscuro. Es un escenario habitual en la pintura barroca, el claroscuro, que confiere a la obra un gran dramatismo. En este cuadro además, las tinieblas que se apoderan de la mayor parte de la composición nos recuerdan la falta de visión, la ceguera, que da nombre al cuadro: El escultor ciego. El personaje, en efecto, con la mirada perdida, está palpando una escultura clásica, presumiblemente una cabeza de Apolo. Aparece concentrado en su labor, como si quisiera captar los más mínimos detalles de esa cabeza marmórea. Se supone que Ribera quiso hacer una alegoría del sentido del tacto, ya que la representación de los sentidos era muy usual en aquel tiempo y era un tema que interesaba bastante al Españoleto. 

Durante el s. XVIII este cuadro se consideraba un retrato del escultor Giovanni Gomelli de Gambazzo, cosa muy difícil si tenemos en cuenta que en el momento en el que se pintó la obra Giovanni no había cumplido todavía los treinta años.

Según otras interpretaciones, representaría al filósofo Carneades, quien después de quedar ciego, aún pudo reconocer por el tacto un busto del dios Pan. Es probable que Ribera quisiera representar el sentido del tacto y ante la dificultad inherente a este tema, tomara como soporte narrativo la historia del filósofo. La representación de los sentidos era un motivo habitual en la época y asociar filósofos a estas alegorías era un recurso muy habitual en la época.  

Otro filósofo: Demócrito, de Ribera: 



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